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El GPS de los candidatos calcula y recalcula

«Con este PSC no se puede pactar: es el partido del cual decidí marchar porque dejó de ser catalanista y socialista». Un misil a la línea de flotación de la campaña que lanzaba Ernest Maragall solo tres días después que arrancara la campaña. Sobre el papel, el candidato de ERC hacía, por primera vez de forma explícita, un portazo al tripartito «progresista» que la candidata de los Comunes ha pregonado durante cuatro años como la fórmula ideal para gobernar Barcelona. Un nuevo veto añadido de los republicanos, y encuestas que no acaban de dibujar un sol aspirando a ganar, obligan los partidos a recalcular nuevamente su hoja de ruta cuando somos al ecuador de campaña.

Todo ello, teniendo en cuenta que cada hora que pasa toma más importancia ser la fuerza más votada el 28-M más allá de los regidores obtenidos. Si ningún candidato no obtiene el voto de como mínimo 21 regidores, automáticamente se proclama alcalde o alcaldesa a la fuerza más votada. Y como el 2019, hay muchas posibilidades de una final de infarto la noche electoral con una onda expansiva que llegará a todo el país. Y es que los candidatos de Barcelona van a las urnas con el peso añadido que sus resultados tendrán un efecto dómino en los pactos municipales en el país y a las diputaciones y que las victorias o derrotas impactarán también en la imagen de sus líderes nacionales.

Ahora bien, no es la primera vez que el GPS de los partidos tiene que hacer uno «recalculando ruta». Ya lo hicieron la noche del 12 diciembre de 2022, cuando el exalcalde Xavier Trias anunciaba su voluntad de ser el candidato de JxCAT en Barcelona. El nuevo actor político irrumpía con la estrategia de polarizar el debate del 28MColáis, sí, Coláis, no, una opción que atrapaba ERC y el PSC en el sí y, sobre el papel, situaba los junters como la única alternativa viable en la Barcelona de Colau, teniendo en cuenta que la derecha española no podía aspirar aritméticamente a jugar este rol. Pocas semanas después, Jaume Collboni hacía el gran movimiento provocado por «el efecto Trias» y abandonaba el bipartito intentar salir de la ecuación planteada por Trias. A la vez, aparecía una nueva aritmética que nunca se había visto en Barcelona pero sí a la Diputación de Barcelona: la llamada sociovergència. Y Ada Colau recogía el guante de Trias para convertir el 28-M en un frente a frente, consciente que tiene mucho voto oculto y capacidad para movilizar cuando se la sitúa en el centro de los ataques. A ERC, la aparición de Trias los complicaba la existencia justamente para aparecer como alternativa a Colau, pero también para ser una opción fuerte para independentistas de la ciudad.

Los vetos cruzados y las encuestas encaminan a la ciudad a unas elecciones con menos combinaciones aritméticas de las inicialmente contadas PIXABAY

El inicio de la campaña electoral, pero, ha introducido nuevos factores que obligan los partidos a repensar su hoja de ruta hasta el 28-M y los días posteriores. En primer lugar, las encuestas. Si inicialmente Xavier Trias las lideraba de forma clara y Ada Colau se descolgaba como tercera fuerza, con un PSC que se fortalecía y una ERC que perdía pistonada, comenzada la campaña hay cambio de tendencia. La mayoría de encuestas recogen una recuperación de la alcaldesa hasta tener opciones potentes de ganar, con un fortalecimiento del PSC, capaz también de ganar, un Trias por Barcelona en descenso, pero fuerte, y una ERC que recupera pistonada pero no bastante para ganar las elecciones. Y justamente son las encuestas las que han hecho que algunos partidos muevan ficha y desencadenen el efecto dòmino en altas candidatos.

ERC afina a la izquierda

El movimiento de ERC de vetar el PSC de su aritmética es, según fuentes del partido, «pensado y consciente». Pero ciertamente, reduce las opciones de los republicanos de gobernar a un pacto con los Comunes. Un bipartito que difícilmente tendría mayoría absoluta y que dependería del hecho que el ganador de las elecciones fundido Coláis o Maragall. Si así fuera, Xavier Trias ya ha dejado claro que no hará «ninguna operación extraña» para impedir que ninguno de los dos candidatos sean alcaldes. Traducido, no se prestaría a una operación como la que justamente hicieron el PSC, Coláis y Valls para dejar fuera el ganador de las elecciones. Hay que recordar que Maragall también dijo que no haría alcaldesa Coláis «en ningún caso». Pero en política todo tiene letra pequeña. Compartir alcaldía con un sistema 2+2 y hacer geometría variable con el resto del consistory para salir adelante la gobernanza es una opción que no descartan ni republicanos ni comunes. De hecho, este 2+2 era la carta que tenía ERC el 2019, pero que Coláis nunca llegó a estudiar.

Maragall, durante el primer acto de la campaña electoral ERC
Maragall, durante el primer acto de la campaña electoral ERC / MARC PUIG

Coláis suaviza el frente Trias

De resultas del movimiento de ERC, Coláis también ha modificado su estrategia, aprovechando también las encuestas de cara. Sabe que ella sí que puede exhibir modelo de ciudad, que gusta más o menos, pero que es tangible. El defensa y redobla la apuesta anunciando en campaña 20 superilles más. Pero la alcaldesa y candidata de los Comunes ya ha sacado todo el zumo que podía de la confrontación casi exclusiva con Xavier Trias. Las encuestas ya no lo sitúan como ganador, y además, ERC ha cerrado la puerta al tripartito, de forma que Collboni es ahora también rival. De aquí que, sobre todo con las ocupaciones, Coláis haya decidido confrontar abiertamente también con el PSC y evitar hacer proclamas sobre las bondades de un tripartito en la ciudad que, si ERC no engaña, está muerto y enterrado. No obstante, el perfil de Colau a la campaña es más bien bajo, limitándose a gestionar los activos de su mandato y jugar la carta de representación de la izquierda real en la ciudad.

Todo ello, sabiendo que tiene un voto oculto muy claro que se sumará al que ya evidencian las encuestas. Ahora bien, sus rivales no descartan que Comunes y PSC -no tanto Collboni y Coláis- se puedan volver a entender si ganaran los socialistas. Para los Comunes, quedarse fuera del gobierno municipal sería su práctica desaparición institucional y tendría un impacto no solo en el sostenimiento de todas las estructuras del partido en Cataluña sino que perjudicaría claramente las opciones de Sumar y Yolanda Díaz en el Estado.

Ada Colau, candidata de los Comunes en Barcelona BARCELONA EN COMÚN
Ada Colau, candidata de los Comuns en Barcelona | BARCELONA EN COMÚ

Trias, protagonista todavía

En cuanto al candidato de Trias por Barcelona, insiste en la confrontación de modelos de ciudad con Ada Colau, a pesar de que la alcaldesa ya no entra tanto en el cuerpo a cuerpo. El candidato junter, que ha pasado el ecuador de la campaña sin hacer referencias al eje nacional, aparece como el segundo o tercero a las encuestas, de forma que el efecto Trias empieza a deshincharse, pero a la vez el candidato gana peso como una pieza que podría decantar una nueva y hasta ahora desconocida mayoría al consistorio. Collboni no ha cerrado la puerta a una ‘sociovergència’, consciente que si gana las elecciones tendría el apoyo de Trias para gobernar. Además, el PP se ha ofrecido como muleta. Pero para ser alcalde con los votos de Juntos y los partidos que aglutina, el PSC tiene que ganar las elecciones. Del mismo modo, si gana Xavier Trias podría tener fácilmente el apoyo del PSC, y de aquí se podrían derivar otros acuerdos en instituciones como la Diputación de Barcelona.

Xavier Trias, el día de su presentación | Blanca Blay (ACN)
Xavier Trias, el día de la presentación de su candidatura| Blanca Blay (ACN)

Collboni, nadar y guardar la ropa

El candidato del PSC es quien menos voto oculto tiene. Por lo tanto, las encuestas pueden afinar bastante su resultado. Sus opciones de ser alcalde pasan para ser la lista más votada y tener el apoyo de Trias. Cuenta a pescar voto tanto de Cs como de Valientes, pero también arañar voto de la antigua CiU en lo alto de Barcelona e incluso desencantados con Colau. Collboni va por libre, refiado de las encuestas y del desembarco masivo de una decena de ministras y del presidente del gobierno español en campaña. Pero se guarda bastante de cargar duramente contra el exbatlle, más encara cuando, según las encuestas, su rival directa será Coláis. Tampoco hace feos al PP. Ahora bien, Collboni sabe que tiene que combinar los mensajes de moderación para el establishment y el centroderecha con las consignas más progresistas por no desangrarse por un lado o el otro.

Alarcón, Collboni, Montero e isla al primer acto de campaña | PSC
Alarcón, Collboni, Montero e Illa en el primer acto de campaña | PSC

Todavía falta una semana de campaña. Y en política una semana puede ser una eternidad, por bien o por mal. Algunos candidatos, cada hora que pase perderán votos, altas los ganarán. Y mientras tanto, se puede producir otro «recalculando ruta» si las encuestas o el contagio de la política catalana y española así lo imponen.

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