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Los vetos cruzados complican los pactos postelectorales en Barcelona

-«Si es verdad que usted defiende los pactos progresistas, por qué no pactó con el señor Maragall, que ganó las elecciones?».

-«Yo le invité».

-«Prefirió ser alcaldesa y aceptar los votos del señor Valls, cuando Maragall era el ganador del sector progresista. Señora Colau, un poco de sentido común, de rigor».

-«Qué cara más dura».

-«Lo que están diciendo ahora es muy fuerte».

Quien interpela a la alcaldesa es Jaume Collboni, que reconoció que había negociado con Manuel Valls la investidura de Colau para apartar a los republicanos y ofrecer a los Comuns un caramelo que evitara la tentación de un pacto con ERC. Después, Maragall y Xavier Trias responden ante la conversación entre los dos candidatos en el debate del 28-M de la cadena SER y El País. A la vez, Colau había jurado durante la campaña electoral que no aceptaría los votos de la derecha: «No me beneficiaré de ningún acuerdo de gobierno ni de nombramiento para quitar o poner gente. No haré alianzas con fuerzas de derechas, como claramente es Ciutadans y el señor Valls», decía hace cuatro años antes de ir a las urnas.

Como se sabe, ERC no tuvo la alcaldía, Colau fue investida con los votos de Manuel Valls y Collboni fue el número dos de un bipartito que ya había tenido un capítulo en mayo del 2016 en el mandato anterior, hasta que un año después las bases de los Comuns rompieran el acuerdo con el PSC por su apoyo a la aplicación del 155 en Cataluña después del 1-0.

El candidato de ERC, Ernest Maragall, en la Fiesta Republicana ERC
El candidato de ERC, Ernest Maragall, ganó las elecciones en 2019 ERC

No a Colau, no a los independentistas

Este ejemplo pone de manifiesto la complejidad de formar gobierno en un consistorio muy plural -ahora con 7 fuerzas con representación-, pero también la ligereza con la que algunos candidatos establecen vetos a otros candidatos en campaña, que posteriormente se deshacen si tienen que permitir llegar al poder. Y este 28-M, ya se conocen algunos vetos que, sobre el papel, tienen que condicionar las encuestas en la recta final y tienen que dar pistas sobre unas alianzas que en el caso de Barcelona serán imprescindibles para formar un nuevo ejecutivo. Como mínimo dos fuerzas, si no tres, tendrán que entenderse para investir a un alcalde o alcaldesa, y decidir si los apoyos son puntuales o si implican también el reparto de las áreas de gestión.

Desde la irrupción de Xavier Trias en campaña, los focos se pusieron sobre Ada Colau. Colau sí, Colau, no. Y a partir de aquí, con el veto inicial del candidato de Junts a la alcaldesa, los otros candidatos se vieron empujados a posicionarse prematuramente sobre los hipotéticos pactos. A estas alturas, todos los candidatos, salvo la CUP, han asegurado que no contribuirán a un tercer mandato de la candidata de los Comuns. El PP, Valents y Cs han sido muy radicales, pero también Xavier Trias, que justamente basa su campaña en la confrontación de modelos con Colau. Después se ha sumado Ernest Maragall, alegando que hay que cerrar un ciclo y ofrecer a la ciudad un nuevo modelo de futuro, y Collboni, que ha insistido en que no la hará alcaldesa. De hecho, Jaume Collboni dejó su cargo de primer teniente de alcalde de Barcelona para «tener libertad» para hacer campaña, a pesar de que dejó el PSC dentro del ejecutivo hasta el último minuto. En estas condiciones, Ada Colau no podría volver a recoger la vara de alcaldesa… ¿Pero y si es la fuerza más votada? PSC, ERC, Trias y otras fuerzas con representación intentarían un pacto alternativo para cumplir su promesa de no hacerla alcaldesa?

¿Y qué pasa con ERC? Pues también hay vetos. El primero, el de la derecha española. PP, Cs y Valents naturalmente descartan ceder sus votos a Ernest Maragall. Por el contrario, ni Jaume Collboni, ni Xavier Trias ni Ada Colau lo hacen, conscientes de que los republicanos, tanto si ganan las elecciones como si no, serán una pieza relevante en la aritmética y son también una posibilidad para los otros tres partidos de formar parte de un gobierno municipal bipartito o tripartito. De hecho, Colau insiste en la fórmula del tripartito Comuns-ERC-PSC como la mejor para la ciudad. Tampoco la CUP veta a ERC en un hipotético pacto, pero prefiere no entrar en el juego de las aritméticas.

Coláis y Trias, en la salida del restaurante | Juntos
Colau y Trias, a la salida del restaurante donde comieron juntos | Junts

Y Xavier Trias? Pues tiene el veto explícito de Ada Colau, pero no de Collboni o Maragall. Tampoco Cs y Valents han cerrado la puerta de forma totalmente explícita. Y el PP, a quien las encuestas dan representación e incluso podría tener la clave para decantar pactos, ha dejado la puerta abierta a un acuerdo para hacer alcalde a Xavier Trias o a Jaume Collboni, eso sí, con condiciones.

Los pactos posibles

Si tenemos en cuenta los vetos, las posibilidades de sumar una mayoría de como mínimo 21 regidores son pocas. Una de ellas sería la suma de PSC, Juntos-Trias y PP, este último, con el método Valls o entrando en el ejecutivo. Aquí también quien tenga la alcaldía marcará si el gobierno es en minoría o es un bipartito. Porque Xavier Trias ha asegurado que si no es alcalde renunciará a su acta de regidor. También Collboni ha dejado entrever que pasaría a la oposición si no es alcalde, pero esto no impide que los dos partidos formen gobierno. En esta aritmética no hay vetos cruzados. Otra posibilidad es la que defiende Colau, un tripartito ERC-PSC-Comunes, pero aquí es clave quién tenga la alcaldía, porque tanto Maragall como Collboni han asegurado que no harán alcaldesa a Ada Colau. Y aquí nuevamente podría pasar que hubiera un gobierno en minoría con apoyo externo.

¿Y la aritmética independentista? De entrada, diversas encuestas dejan fuera a la CUP, de forma que tanto ERC como Trias tendrían que obtener un muy buen resultado para poder sumar en solitario. ERC+Trias es una combinación a estas alturas sin vetos, pero compleja desde el punto de vista aritmético e incluso político.

Un momento del acto de presentación del candidato / ACN
Un momento del acto de presentación del candidato del PSC, Jaume Collboni / ACN

Sea como fuere, estas líneas rojas, como se ha demostrado, son muy finas. El baile empezará la noche del 28-M, cuando realmente se conocerán las combinaciones posibles. Y entonces se verá el grosor real de las líneas rojas. Después de todo, la lista más votada será la que oficialmente tome la iniciativa. Y si al final no hubiera acuerdo, gobernaría por ley la lista más votada.

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