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El calvario de un edificio convertido en bloque turístico: «No puedo irme, tengo dos hijos»

Hace unos días se supo que un juez había dado permiso a un gran propietario, la inmobiliaria Gallardo, para abrir 120 pisos turísticos en Barcelona, tal como avanzaron RAC 1 y El Periódico. El escenario de esta operación es un edificio del número 84 de la calle de Tarragona y los afectados son los vecinos que lo consideran su casa. La previsión es que tengan que marcharse cuando se acaben los contratos de alquiler, aunque algunos podrían verse empujados a hacerlo antes. Las obras de reforma que se están haciendo en varios pisos vacíos para convertirlos en pisos turísticos han convertido el día a día de muchos vecinos en un auténtico calvario.

Eva Bosch (nombre ficticio), que vive en esta finca del barrio del Esquerra de l’Eixample desde hace cuatro años, reconoce al TOT Barcelona que tendrá que resistir porque no puede marchar hasta que se agote el contrato. “Tengo dos hijos”. Está convencida de que la apertura de los pisos turísticos responde al deseo de querer hacer más dinero del que se hace con los inquilinos actuales. “En un mes yo pago 1.000 euros y un turista del norte de Europa puede pagar casi la misma cantidad en cuatro días”, asegura.

Entre los vecinos afectados hay gente mayor

Los vecinos Antoni Duran i Pep Faixat (nombres ficticios) admiten al TOT que la situación es “una putada”. En su caso, no pueden decir todavía cuánto tiempo se quedarán en su piso, pero ante las molestias que generan las obras no descartan marcharse antes de la finalización del contrato. Otro vecino, David Madueño, también desconoce cuál será su destino, pero sí que sabe qué habría hecho en caso de conocer la situación antes de alquilar el piso el 2021. “No habría entrado nunca a vivir aquí si me hubieran dicho que querían hacer pisos turísticos”. A pesar de expresar la mala suerte que le ha tocado vivir, admite que hay vecinos que lo tienen todavía peor. Es el caso de un vecino al cual solo le quedan seis meses de contrato, y otros de edad avanzada, a los cuales los podría resultar más difícil mudarse. “A ver donde pueden marchar. Si buscas pisos de alquiler en Barcelona, está todo carísimo”. 

Reformas de pisos de lujo al c/ Tarragona, 84.
La previsión es que los vecinos tengan que marchar de casa suya cuando se los acabe el contrato / Jordi Play

El caso de la finca de la calle de Tarragona se produce en un contexto legal en el cual, en principio, no tendría que ser posible. ¿La razón? En Barcelona está prohibido conceder nuevas licencias de pisos turísticos. La inmobiliaria Gallardo, pero, ha conseguido el permiso gracias a una brecha judicial. Mientras el Ayuntamiento aprobó la prohibición el 2017, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) la anuló el 2019. Durante el tiempo que quedó suspendida, la inmobiliaria Gallardo aprovechó para pedir las licencias. La justicia le dio la razón y el verano pasado las concedió. En estos momentos, insiste Madueño, algunos inmuebles se están anunciando en portales inmobiliarios por un precio de aproximadamente 400 euros la noche.

Ante esta situación, decenas de inquilinos afectados han unido sus fuerzas con el objetivo de evitar que se dé el peor de los escenarios. A través de la Red de Vivienda de la Esquerra del Eixample están intentando negociar con la propiedad para que les dejen quedarse en sus casas. “No se puede vivir con la incertidumbre de desconocer si tendremos que marchar o no”, recalca Madueño.

Unas obras que generan fuertes molestias

El calvario de estos vecinos también tiene mucho que ver con las reformas que se están haciendo de manera simultánea en varios pisos. David Madueño afirma que se trata de más de 20 inmuebles que están repartidos por diferentes plantas del edificio. “Los ruidos provienen de todas direcciones: arriba, bajo, derecha e izquierda”. Y además, porque empiezan a las 8 y acaban a las 20 horas. Esto lo sufren, sobre todo, vecinos como Faixat, que trabaja por la noche y, por lo tanto, le resulta imposible dormir durante las horas que puede descansar. “Si esto continúa así, tendremos que marcharnos antes de tiempo”, lamenta.

Otro problema es la gran cantidad de polvo que generan las reformas. Esta no solo se cuela en el interior de las viviendas donde todavía hay inquilinos, también les impide abrir las ventanas y tender la ropa durante el día. “Además, los ascensores están muchas veces ocupados por el material de las obras”, explica Eva Bosch. Más allá del polvo, también se ha producido algún destrozo. Madueño afirma que unos golpes de martillo le destrozaron una parte de su piso. “Me lo arreglaron deprisa, pero no puedo estar pendiente de que puedan pasar cosas así”. 

Los vecinos denuncian que se están haciendo obras además de 20 pisos / Jordi Play
Los vecinos denuncian que se están haciendo obras además de 20 pisos / Jordi Play

Es evidente que esta situación ha marcado un antes y uno después en la vida de los vecinos de esta finca. Y todo ello, sin información adecuada. Según diferentes testigos con los cuales ha hablado el TOT, la comunicación ha sido nula por parte de la propiedad. Vila por ejemplo, asegura que se ha enterado de todo por los medios de comunicación. “Tendría que habernos informado de estas obras y que nos quiere echar”. Duran añade que lo supo a través de un folletín que los vecinos dejaron en diferentes pisos. Otro vecino que ha hablado con el TOT, Johnny Acevedo, no solo recrimina que no le ha llegado ninguna información, sino que cuando escribió un correo a la inmobiliaria quejándose de las molestias que generaban las obras, la respuesta fue que no era “su culpa”. 

Con todo esto, estos vecinos tienen mucho que perder. Es por eso que algunos sienten que no tienen otra opción que luchar para revertir esta situación. También que todavía hay esperanza para que la propiedad dé marcha atrás y les deje continuar con sus vidas al número 84 de la calle de Tarragona. En caso contrario, su caso podría marcar un mal precedente en Barcelona. David Madueño está convencido de ello. “En caso de que se acaben abriendo 120 pisos turísticos y nos expulsen, situaciones como esta se repetirán en otras fincas de la ciudad. Entonces, ¿dónde iremos a parar los barceloneses? Nos están atropellando”, sentencia.

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