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Calma tensa y reproches a la derecha: así vive el vecindario de la Bonanova el conflicto del Kubo

Son las cuatro y media de la tarde y un hombre se resiste a marchar de su mesa, a pesar de que los camareros lo echan de buenas maneras. Los Mossos d’Esquadra han obligado a retirar las terrazas de la plaza de la Bonanova. Forma parte del fuerte dispositivo que se pretende desplegar para evitar problemas de fuerza mayor ante los espacios ocupados del Kubo y la Ruina. Mientras tanto, van llegando algunos medios de comunicación cuando las vallas de la Urbana, agrupadas ante la iglesia de Santa Maria de la Bonanova, todavía no están desplegadas por la plaza y las calles siguen plenos de coches.

Justo delante hay el bar Panino Silvestre, donde las camareras miran la situación con resignación y explican al TOT Barcelona que la mañana ha estado del todo tranquilo. Unos metros más allá hay Carlos, portero de un edificio enganchado en la plaza de la Bonanova. Y todavía más cerca de los espacios ocupados del Kubo y la Ruina, a prácticamente 4 metros de hecho, encontramos un grupo de vecinos que toman un café totalmente despreocupados. Todos ellos plantean diferentes inquietudes, pero mantienen a la vez una conclusión conjunta: los problemas han llegado con la campaña electoral y con las concentraciones de la derecha y la extrema derecha.

Un camarero retira las tablas de la plaza con la Ruina de fondo | G.G
Un camarero retira las tablas de la plaza con la Ruina de fondo | G.G

Atienen a provocaciones

Las opiniones sobre el Kubo y la Ruina son diversas. Hay a quién no le gustan nada las ocupaciones y también quién pasa olímpicamente del tema. A pesar de todo, los vecinos consultados explican que se respira un ambiente extraño en el barrio, un ambiente nunca viste antes en los seis años que dura la ocupación. «Si hubierais venido hace un mes, nadie os diría que hay que echarlos. Quizás os habríais encontrado gente que os dice ‘estos son unos getas‘, pero nadie te hubiera pedido con insistencia un desalojo», explica la propietaria del negocio que hay justo junto a la Ruina –que prefiere mantener el anonimato–. Con todo, mantiene, como también lo hacen otros vecinos, que se está dando una imagen sesgada de la realidad. «A las 8 los niños van a la escuela y los comercios abren como siempre», explica la camarera al TOT. Insiste en que hay opiniones diversas sobre el estilo de vida de los ocupas, pero asegura que «nunca han sido conflictivos y que ahora responden a provocaciones».

Es exactamente el mismo que argumenta el portero del bloque de pisos de la calle de Mandri, que desde su portal ve el muro de protección que han creado los ocupas del Kubo. «Cuando los provocan se rebotan con violencia, pero antes no eran así», explica. «Los veías pasear, de casa al Mercadona y del Mercadona a casa. A veces hacían alguna fiesta, pero habían llegado a avisar y ningún problema»; una impresión que comparten otros vecinos entrevistados. Con todo, dice que la situación se ha ido de madre y recuerda que a su bloque vive gente mayor que ahora «tiene miedo».

Casas okupades: La Ruina y lo Kubo en la plaza Bonanova. Okupas vivienda
Una barricada en las casas okupades | Jordi Play

Indignación con la derecha

Ahora bien, como se ha llegado este punto? Algunos vecinos son bastante concretos en sus argumentaciones. «Todo empieza con la de Valientes [Eva Parera], que venía con una cámara unos minutos a provocar y generar mal ambiente», dicen desde el bar vecino. «En este bloque hay un chico, que Valientes ha apadrinado, que se compró una pistola de balines y empezó a dispararlos. Los ocupas se volvieron con un cohete. Es peligroso. Y si algún día se quema el edificio?», dice la camarera del local.

En la línea se pronuncian en el otro edificio. «Son chicos de 15 años quizás, menores de edad seguro, que vienen por la noche a echarlos piedras», explica Carlos al TOT. «Cuando pasen las elecciones, aquí no vendrá nadie. Hace 16 años que ocupo esta portería y nunca ha venido ningún político», exclama. «¿Por qué vienes ahora? ¿Por qué hay que generar esta situación de odio que se extiende por el barrio?», se pregunta poco antes de responder él mismo: «Para conseguir cuatro votos». Más allá de Valientes, que curiosamente ahora ha salido a pedir que no se haga campaña con esta problemática, representantes de Ciutadans han decidido ir cada martes. Hay que recordar que el partido naranja ha querido desmarcarse de las últimas acciones de Desokupa –próximo a la extrema derecha y en Vox–, defendiendo que pueden protestar de forma pacífica y, negando, eso sí, ningún tipo de responsabilidad en la escalada de tensión.

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