La masificación del ‘Turó de la Rovira‘ ha acabado con la paciencia de los vecinos de la zona, que han pasado a la acción con varias acciones reivindicativas dirigidas directamente a los turistas. Si hace pocos días entraban al autobús con megáfonos y mensajes en inglés, este sábado han bloqueado durante unos minutos dos entradas al Park Güell. Los vecinos de Vallcarca, La Salut y el Carmel han criticado, tal como recoge la ACN, que «se está haciendo mobbing a los vecinos para que nos marchemos y no lo permitiremos». Los afectados reclaman medidas urgentes contra el auge desbocado de turismo en esta zona, que ha llevado estos barrios a tener un clima «insoportable», y critican que la nueva valla que precinta los búnkeres del Carmel está desplazando el turismo de borrachera a otras áreas de la montaña.
Las tres columnas que han salido esta mañana desde diferentes puntos se han agrupado en la entrada del Park Güell para transmitir su descontento a los mismos turistas, que desde la cola miraban con incredulidad la situación. Los vecinos han gritado consignas como ‘turista atrás, esto no es casa tuya’, ‘no nos robaréis una montaña más’ o ‘Bastante incivismo en nuestros barrios’.
Reclaman medidas urgentes
La última protesta, dentro de los buses del barrio, no es arbitraria. Los afectados han vuelto a recordar este sábado que la masificación turística de la zona provoca de forma reiterada el colapso del transporte público. Al mismo tiempo, denuncian que circular con vehículos privados es cada vez más difícil por la cantidad de buses turísticos o taxis que circulan por el barrio. Por eso piden que se habilite una parada de taxis única para el Park Güell y el ‘Turó de la Rovira‘ con el objetivo de concentrar estos servicios en puntos concretos del barrio.
Las medidas del Ayuntamiento en estos barrios no gustan a este grupo de vecinos. No solo se critica la gestión de los búnkeres del Carmel, sino también la del mítico parque diseñado por Antonio Gaudí. Los vecinos consideran que la situación no ha mejorado desde que el recinto es de pago e insisten en que la única solución pasa por un decrecimiento turístico que haga «más habitable» la ciudad.
