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Familias de escuelas barcelonesas temen que las aulas vuelvan a los 40 grados

Algunas aulas de la Escola La Farigola del Clot llegaron el verano pasado a temperaturas de 35 grados. Tal como explica al TOT Barcelona una integrante de la Asociación de Familias (AFA) del centro educativo, Gemma Atienza, los niveles de calor fueron tan altos que un día la directora de la escuela hizo un llamamiento a las familias para que llevaran ventiladores de casa. “No tiene sentido. No puedo entender que se pueda permitir que las criaturas de infantil o primaria estén a estas temperaturas. Las tratan como si fueran ciudadanos de segunda”, recrimina.

Estas palabras llegan después de que la Generalitat haya movido ficha para que este verano sea menos dramático que el anterior. Concretamente, la semana pasada anunció que instalaría aire acondicionado en 100 centros educativos de Catalunya, entre los cuales figuran 26 escuelas e institutos de Barcelona, algunos gestionados por el Departamento de Educación y otros por el Ayuntamiento. Las dos administraciones han financiado estas instalaciones. 

Un ventilador para una aula entera

Algunos de los centros que recibirán o han empezado a recibir aire acondicionado son la Escola Auró, Escola Concepción Arenal, Escola de la Concepció, Escola Diputació, Institut Doctor Puigvert, Institut Ernest Lluch i Institut Fort Pius, entre otros. La Escuela La Farigola del Clot es una de las que no figuran en esta lista y, por lo tanto, no tendrá aire acondicionado este verano. Solo los 38 ventiladores que recibió el pasado 11 de abril. Desde el punto de vista de Atienza, estos son “absolutamente insuficientes”. “Son ventiladores para enfriar viviendas, no para enfriar una aula entera donde hay 25 alumnos y un profesor”. Además, el estado del edificio hace que el panorama sea peor del que puede ser en otros centros. Tal como detalla, es del 1979 y no cuenta con ningún aislamiento térmico a la cubierta. “Es como un pequeño horno”, añade.  

La Escuela Arce, una de las que ha recibido aire acondicionado / Jordi Play
La Escuela Arce, una de las que ha recibido aire acondicionado / Jordi Play

La Escuela Carlit, situada en el barrio de la Dreta de l’Eixample, se encuentra en la misma situación: solo ha recibido ventiladores. Una miembro de la AFA, Xesca López, también insiste al TOT que la medida está lejos de ser satisfactoria. “Es un parche”. Por una parte, porque “solo remueven el aire” y, por la otra, porque la escuela ya contaba con varios ventiladores de techo el verano pasado, cuando las aulas también llegaron a temperaturas de 35 grados. “Cuando dejábamos a los niños en el colegio ya estaban sudando”, recuerda y añade: “Algunos días, incluso, se llegó a dar clase en el patio”. 

Ante esta situación, la AFA de la Escuela Carlit, junto con AFAs otras escuelas, como La Farigola i Auró, unieron sus fuerzas el octubre del 2022 bajo la plataforma Revuelta Escolar y enviaron un manifiesto al Consorcio de Educación pidiendo cambios “urgentes”. Ante la falta de respuesta, envió otro el pasado abril. Tampoco recibieron respuesta. Solo el envío de ventiladores del pasado abril y el anuncio de la instalación de aires acondicionados de este mes de mayo. La insatisfacción que les generaron estas medidas provocó, hace pocos días, que trasladaran otro comunicado. Allí no solo recriminaron al consorcio su “falta de respuesta”, también recordaron que hacen falta medidas más eficaces y que supongan cambios a largo plazo. Algunas propuestas fueron instalar sistemas de renovación de aire y reformar las aulas.

Aulas a temperaturas de 40 grados

Los aparatos de aire acondicionado sí que han llegado a la Escola Auró en el barrio del Esquerra de l’Eixample. Una integrante de la AFA de la escuela, Mariona Sanz, pero, detalla al TOT que la previsión es que se instalen en el comedor y que, en cambio, en las aulas se cuente solo con los ventiladores de techo que ya están colocados. “A las que se encuentran en el quinto piso, se llegó a los 40 grados. Se tendrían que aclimatar con aire acondicionado. Es la única manera”, recalca. 

En cuanto al verano pasado, Sanz también conserva un mal recuerdo. Cuando iba a buscar a sus hijos a la salida estaban mojados, “de arriba abajo”. Algunos días de septiembre se optó por hacer juegos de agua en el patio en vez de dar clase porque el calor era insoportable. “Fue horroroso”. “Esto supone que los maestros no paren y tengan que hacer tareas de enfermería recordando a los niños que se hidraten y que estos, además, no puedan hacer atender bien a clase”, indica y añade: “Algún día podría darse una desgracia”. 

Por su parte, Atienza también pone sobre la tabla que se puedan llegar a producir sustos. Le preocupan los más pequeños, ya que no siempre son capaces de «hacer señales de alerta» ante un golpe de calor. “Podemos tener un susto algún día”, dice y, a la vez, expresa la impotencia que le genera que en la ciudad y en el mundo entero haya espacios de primera y espacios de segunda. “Estoy convencida de que si esto pasara en alguna consellería, ya se habría solucionado. Seguro que el mismo conseller tiene aire en el despacho”, recuerda.

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