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La reliquia del Liceo en llamas que se salvó del derribo
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El 31 de enero del 1994 todavía pervive en la memoria de muchos barceloneses. Las imágenes espectaculares del Gran Teatro del Liceo en llamas quedaron grabadas en la retina tanto de los testigos que presenciaron la escena de primera mano como de aquellos que lo vieron a través de la televisión. Los hechos tuvieron lugar entre dos y las once menos cuarto de la mañana, cuando los chispazos del soplete que estaban utilizando dos operarios, que trabajaban en la reparación del telón de acero del teatro, el mecanismo que precisamente tenía que impedir que el fuego pasara del escenario a la sala en caso de incendio, prendieron los pliegues de la guardamalleta.

El resto es historia. Las llamas calcinaron completamente la sala, que acabó convertida en un gran esqueleto de piedra agujereado. El que habían estado en su origen las vigas de hierro que vertebraban el recinto, se había transformado en una especie de raíces completamente deformados que se reunían en el suelo del teatro. Las llamas las habían modelado a su gusto, como si se tratara de chocolate caliente, tiñéndolas de un color cobrizo característico y contribuyendo a enaltecer esta apariencia fantasmagórica que presentaban las instalaciones ubicadas en la Rambla.

El estado en el cual quedó en Liceo después del incendio / Museo de Historia de Cataluña
El estado en el cual quedó en Liceo después del incendio / Museo de Historia de Cataluña

La pieza estrella de un museo improvisado

La tragedia del Liceo -el segundo incendio que sufría el teatro después del ocurrido el 1861– sacudió la sociedad civil y política barcelonesa, que unieron fuerzas para afrontar la difícil empresa que suponía reconstruirlo. Antes de su desmontaje y escombro, un paso necesario para poder volver a erigir el recinto, los efectivos de los Bomberos de Barcelona pidieron poder llevarse una parte de la estructura de hierro que había quedado calcinada. En concreto, los miembros del cuerpo se llevaron una de las impresionantes vigas del viejo teatro, que había quedado completamente deformada.

Esta reliquia se llevó entonces a el cuartel de los Bomberos de la calle de Provenza, donde junto con una columna de hierro deformada en forma de cruz que sobrevivió a el incendio de Iberia Radio del 24 de noviembre del 1971, en el cual van morir tres efectivos sepultados, se utilizaban como muestra del poder que tienen las llamas y de cómo pueden afectar estructuras como estas. Con el inminente escombro del parque del Eixample, las dos piezas fueron trasladadas a otro emplazamiento para evitar que se pudieran perder con la demolición. En el caso de la cruz de hierro, este vestigio acabaría expuesto y formando parte del memorial que se puede encontrar en el antiguo Parque del Pueblo-seco, el más viejo del Estado construido expresamente con esta función, y ahora convertido en el Espacio Bomberos – Parco de la Prevención, un centro de divulgación tanto de la historia del cuerpo como de consejos para evitar situaciones de riesgo.

Piezas históricas que la Plataforma de Defensa del Patrimonio Histórico de los Bomberos de Barcelona conservan en el Parque de Bomberos del Valle de Hebrón. 18.09.2024, Barcelona foto: Jordi Play

En cuanto a la viga del Liceo, esta se trasladó a el Parque del Valle de Hebrón, donde con los años acabaría engrosando la colección magnífica de vehículos históricos y material antiguo que un grupo de bomberos jubilados, enfermeras y entusiastas del equipo de emergencias de la capital catalana ha ido recuperando y conservando desde el 2010. La pieza es, pues, uno de los reclamos estrella de este museo improvisado de la historia de los bomberos barceloneses, que se encuentra temporalmente ubicado en uno de los sótanos de estas instalaciones municipales y que solo se puede visitar de la mano de estos voluntarios o en jornadas de puertas abiertas. “La gente se sorprende mucho cuando enseñamos la viga de hierro deformada. Lo guardamos por eso, para demostrar cuál es el poder del fuego y porque no es una buena estructura para los edificios”, señala Pere González, bombero jubilado y alma mater de la Plataforma para la Defensa del Patrimonio Histórico de los Bomberos de Barcelona.

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