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Los trabajadores de las obras de la supermanza pagan las prisas electorales

El 16 de agosto del 2022 empezaban las obras de la supermanzana del Eixample. Los trabajos para implementar simultáneamente estos cuatro ejes verdes arrancaban entre mucha incertidumbre por parte de vecinos y comerciantes y con el objetivo claro de poder culminar el grueso de esta transformación urbanística antes de las elecciones del 28M. Esta carrera a contrarreloj con más de una decena de empresas trabajando en paralelo y centenares de empleados implicados ha dejado en estos meses situaciones especialmente preocupantes. Muchas de las personas contratadas se han visto obligadas a trabajar en unas condiciones muy precarias y algunos incluso han hecho jornadas laborales enteras en sábado sin cobrar.

Según ha podido saber el TOT Barcelona, esta sería la situación de algunos de los empleados que desde mayo trabajan en el despliegue de estos ejes verdes wn la zona de la Esquerra del Eixample. En concreto, los afectados serían todos aquellos operarios que no tienen un sueldo fijo, sino que cobran en función de las horas trabajadas. Buena parte de las empresas encargadas de estas obras de la supermanzana tienen otras compañías más pequeñas subcontratadas que son las que les proporcionan la mano de obra. En esta parte concreta del Eixample, la gran mayoría de los trabajadores son ciudadanos de origen marroquí con un conocimiento muy limitado o prácticamente nulo del castellano o el catalán, hecho que ha dificultado la comunicación entre los diferentes equipos. Algunos de los empleados incluso se ven forzados a malvivir en la calle o en condiciones muy precarias, puesto que no tienen todavía su situación legal regularizada.

El escenario no es mejor en cuanto a las condiciones laborales. Varios empleados consultados por este medio denuncian que durante los primeros cinco o seis meses de obras no han tenido acceso en un espacio de taquillas para poder cambiarse y guardar sus efectos personales y han tenido que compartir un lavabo entre casi unas veinte personas. Tampoco disponían de unas instalaciones donde poder almorzar ni comer, de forma que la imagen de operarios comiendo sentados sobre el pavimento levantado o en cualquier punto del espacio en obras ha sido una constante desde agosto del 2022. Durante el periodo del ramadán, los trabajadores musulmanes mantuvieron el mismo horario y también era frecuente verlos aprovechar la hora de comida para dormir en medio de la zona de obras.

Las obras de la superilla del Eixample han arrancado este martes / A.R.
Un operario trabajando en las obras de la superilla del Eixample durante agosto del 2022 / A.R.

Unos trabajos condicionados por las elecciones

Todas estas deficiencias se han ido corrigiendo poco a poco con el paso de los meses y a medida que los trabajos dejaban más espacio liberado para poder colocar módulos. De hecho, el responsable de las obras en uno de los tramos de esta parte del Eixample -que prefiere mantener el anonimato- explica que la naturaleza del proyecto ha sido uno de los grandes hándicaps a la hora de poder proporcionar todos estos servicios mínimos al personal, puesto que hacer actuaciones de pacificación por tramos y aceras permite mantener una parte de la movilidad, pero supone reducir considerablemente la superficie de la cual pueden disponer las empresas para instalar tanto los lavabos como los espacios de taquillas.

Estas dificultades sobrevenidas y las condiciones en las cuales se han visto forzados a trabajar los operarios durante estos meses cogieron por sorpresa tanto a los nuevos empleados como a los miembros más veteranos de la plantilla, que no esperaban encontrarse en estas condiciones y que son conscientes de que la inminente llegada de las elecciones municipales del 28M jugó un papel clave en la aceleración de todo el proceso de transformación urbanística de esta parte de la capital catalana. De hecho, desde casi el inicio de los trabajos, la plantilla incorporó el sábado como una jornada laboral ordinaria más para poder acabar las obras en el tramo concreto antes de los comicios, tal como tenían acordado.

Superilla para uso de peatones al c/Conde Borrell / Provenza. pacificación del tráfico
Una imagen de archivo del tramo de la superilla Eixample que se encuentra entre las calles de Conde Borrell y de Provenza / Jordi Play

Recta final y derechos laborales

Actualmente, solo en los trabajos para implementar uno de los cuatro ejes verdes pueden trabajar hasta unos sesenta trabajadores, que dependen directamente de diferentes empresas subcontratadas por la compañía matriz, la encargada de gestionar la actuación en la zona y la responsable oficial de las obras de pacificación. Esto explica el trasiego constante de operarios de un lado a otro y también el baile de nombres que se puede ver en el dorso de los chalecos reflectantes que llevan los empleados.

La mayoría de los esfuerzos se están concentrando en estos momentos en las nuevas plazas verdes, que estarán ubicadas en el cruce entre la calle del Consell de Cent y los de Rocafort, Comte Borrell, Enric Granados i Girona. En algunas zonas ya se está procediendo a plantar el arbolado y los diferentes elementos de infraestructura verde que configurarán estos espacios. Según las previsiones con las cuales trabajan las empresas responsables, el proyecto podría estar completamente terminado de aquí a cuatro o seis semanas como mucho si no hay ningún contratiempo que atrase las actuaciones. Ante la posibilidad de volver a trabajar en un futuro en transformaciones urbanísticas de este calibre en Barcelona, los trabajadores consultados coinciden en apuntar la necesidad de que las administraciones prioricen las condiciones laborales de los operarios por encima de cualquier interés partidista o electoral.

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