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Inversiones y luchas pendientes de un barrio que se niega a seguir olvidado

En los Jardines de Ignacio Urenda, en el barrio del Turó de la Peira (distrito de Nou Barris), hay cuatro colonias de gatos. Están repartidas por diferentes puntos del parque, ocupando sus respectivos territorios. No pueden atravesar los límites que los conducirían a territorios ajenos. Pero hay una excepción. Un gato de color negro que puede hacer lo que quiere: cambiar de territorio e ir con todas las colonias. De hecho, podría ser un tipo de líder omnipresente de todos los gatos de este parque. Un día asistió a un encuentro entre dos de colonias diferentes. Habían quedado para pelearse, y él se los quedó mirando atentamente, como si fuese el testigo clave de un conflicto que solo podía solucionarse a base de zarpazos. 

Esta es una de las muchas escenas que Inés Navarro, vecina de este barrio obrero desde el 1954, ha visto fumando un cigarro desde el balcón de su casa. Lo acaba de relatar al TOT Barcelona mientras camina por el barrio que intenta mejorar como presidenta de la Asociación de Vecinos. Lo hace de la mano de la vicepresidenta y la vocal de la entidad vecinal: Teresa Viladoms; y Esther Andino. Tienen 71, 68 y 58 años, respectivamente, pero el peso de los años no les impide que les sobren las energías y ganas de cambio.

5 años sin pediatra en el barrio

Hablar de cambio en el Turó de la Peira supone hablar de muchas luchas vecinales, inversiones pendientes y deficiencias que consideran que castigan al barrio. Un ejemplo es el servicio de pediatría del CAP del Turó de la Peira. Tal como recuerda Viladoms, desde que el Departamento de Salud lo sacó hace, aproximadamente, cinco años, la opción más cercana que tienen los vecinos para ir al pediatra es el CAP de Rio de Janeiro, situado en el barrio vecino de Porta. “Hemos luchado para recuperarlo, pero nos dicen que no hay suficientes médicos”, dice Viladoms y, a continuación, añade Andino: “Imagínate que tienes una urgencia. Según el punto del barrio donde te encuentres, puedes tardar 30 minutos andando”. 

El tono de voz de sus palabras expresan indignación. Pero esto les impide, al mismo tiempo, bromear sobre el tema. Tal como dice Inés: “Yo no llegaría ni en 30 minutos. Tendría que parar a merendar”. Otro hecho que también les hace reír porque consideran que es surrealista tiene que ver con el autobús de barrio, la Línea 122. Tal como subraya Navarro, no tiene rampas que faciliten el acceso a personas con movilidad reducida. A pesar de que, según asegura Andino, su inicio y final es muy cerca del CAP del Turó de la Peira. “La gente mayor no puede subir si va con silla de ruedas o muletas”, avisa. 

Los vecinos que quieren ir al pediatra han ir al JEFE de Río de Janeiro, en el barrio de Puerta / Jordi Play
Los vecinos que quieren ir al pediatra han ir al CABO de Río de Janeiro, en el barrio de Puerta / Jordi Play

Otro de los temas estrella, como lo es en otros muchos barrios de Barcelona, es la limpieza. Navarro recalca que hay algunos puntos negros, como parte del passeig Fabra i Puig y las calles de Cadí y Montsant, donde se ven bolsas en los alrededores de los contenedores. “La causa es el incivismo de algunas personas, pero después, cuando pasan los camiones de limpieza, solo vacían los contenedores y no recogen las bolsas del suelo. En algunos casos pueden, además, quedar aplastados por los contenedores”, explica sobre una situación que, minutos después, el TOT ve, en solo 15 minutos, con sus propios ojos en tres puntos diferentes del barrio. En este sentido, Navarro asegura que hace unas semanas había ratas a «por todas partes», pero que los trabajos de desratización del Ayuntamiento han enmendado la situación. «Ya no se ven», reconoce Andino.

Lo que no se ve directamente, pero, gracias a las descripciones de Andino se imagina a la perfección, es el estado de los camiones eléctricos: “Se les acaba la batería antes de que finalice la jornada. Para que les aguante tienen que ir más lentos, lo cual hace que el vehículo limpie con menos eficiencia”. Esto no es todo. Navarro añade que, hay otro camión, “el que es más grande”, que no es capaz de aspirar cierta basura, como botellas de plástico. “Los servicios de este barrio se cuidan menos que los de otros, como por ejemplo, los del Eixample”, subrayan. Es inevitable no fijarse en su expresión, que denota el malestar que puede provocar que haya dos barcelonas, más o menos bonitas, más o menos cuidadas, en función de sus zonas.

Mientras Viladoms, Andino y Navarro continúan paseando por el barrio señalan otra deficiencia que puede hacer que las calles parezcan más solitarias o se perciban inseguras en ciertos momentos: la falta de alumbrado. Un punto que enseñan es, otra vez, en el passeig Fabra i Puig. “Las farolas que iluminan bien dan a la calzada, cuando los coches ya tienen luces, y tendrían que iluminar a las personas que vamos andando”, asegura Navarro.

Sin árboles a los Jardines de Ignacio Urenda

Otra parte esencial de este punto de Nou Barris por la cual pasan, es la que se ha descrito al principio de este reportaje: los Jardines de Ignacio Urenda. No se ve rastro de aquello que tendría que definir cualquier parque: árboles. Sin árboles, insiste Navarro, los niños no pueden jugar bajo el asfixiante sol del verano, pero la marquesina que el Ayuntamiento se comprometió a instalar, todavía no ha llegado. “Los planos no se los cuesta gentes hacerlos, pero ejecutar proyectos sí”, recrimina Viladoms. 

El hogar es una de las patas más importantes de la vida de cualquier persona, y en el Turó de la Peira algunas tienen cicatrices. Tal como explicaron algunas vecinas afectadas al TOT el pasado mes de septiembre, hay varias viviendas, sobre todo ubicadas en el passeig Fabra y Puig, que tienen grietas y otras afectaciones provocadas por las vibraciones de la Línea 5 del metro. Una vez desaparecieron, después de que el pasado verano se renovaran las vías y las fijaciones; los vecinos, liderados por la Asociación de Vecinos, empezaron una lucha que persigue un objetivo muy claro: que Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) y el Distrito de Nou Barris arreglen estos desperfectos.

Barrio del Cerro de la Peira al distrito de nuevo Barrios.
Desde la entidad vecinal, quieren que TMB arregle las grietas a viviendas que, según días, provocaron las vibraciones de la L5 del metro / Jordi Play

Ya han pasado más de seis meses desde entonces, pero la situación continúa siendo la misma. TMB no se les ha dicho nada más del que ya dijo en aquel momento: los daños de las viviendas no son culpa de las vibraciones. “Qué casualidad que, justamente, los afectados son los pisos que se encuentran sobre el L5 de metro”, bromea Navarro.

En este punto de la conversación, después de haber escuchado a estas vecinas hablar de tantas carencias, es inevitable no pensar en la capacidad de condicionar vidas que tienen los códigos postales. Según cuál sea el del domicilio donde se ha nacido o se vive, será más o menos el tiempo que se tendrá que invertir luchando para que las cosas vayan a mejor. Está claro que Navarro, Andino y Viladoms son de las que no han tenido otra opción que hartar-se a luchar. Afortunadamente, se encontraron hace tiempo y, juntas, podrían conseguir tantas victorias como la cifra que suman sus edades: 197. 

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