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La eterna lucha de los esplais barceloneses: «Exigimos unos locales dignos»

“Exigimos un local digno para todos los esplais”. Esta es la reclamación que encabeza la manifestación convocada este próximo sábado 6 de mayo a las 18:00 horas a plaza de Universidad, en Barcelona. La manifestación es el fruto de la iniciativa Deslocalizadas que impulsa desde hace años la asociación de esplais laicos catalanes, Esplac, y a la cual se han adherido otras entidades de asociacionismo educativo como Acció Escolta, Minyons Escoltes y Guies de Cataluña, Escoltes Catalanes, Moviment d’Esplais Cristians de Cataluña (MCECC) y Casals de Jóvenes. Una acción conjunta que pretende poner sobre la mesa la problemática que viven muchos esparcimientos con los locales.

La educación extracurricular ha estado desde siempre una de las opciones preferidas por las familias que escogen que sus hijos continúen aprendiendo fuera de la escuela. Pero continúa siendo un sector muy precarizado. Actualmente, según datos de Esplac, un 65% de los esparcimientos afiliados a la asociación no disponen de local propio, o solo tienen acceso a un “espacio en malas o justas condiciones de sanidad y seguridad”.

Para poder suplir sus necesidades más básicas y ejercer su actividad con la máxima normalidad posible, muchos de estos esplais de la capital catalana han tenido que “buscarse la vida” porque el calor o la lluvia no les supongan un impedimento y puedan ofrecer las actividades esperadas por todos los niños cada sábado. Este es el caso del esplai Movi de Sarriá. “Desde que nos escindimos de la iglesia no hemos podido volver a tener un local propio”, explican desde el esplai.

“Alguna vez hemos tenido que anular las actividades de sábado porque llovía y no podíamos ir en ninguna parte, o porque hacía demasiado calor para estar en la calle”, afirma Clara Dueñas, que hace 5 años que es monitora del Movi de Sarriá. En estos momentos, el Movi, que ya hace sesenta años que empezó su actividad de ocio, no dispone de un local propio. Aprovechan los espacios que les cede el centro cívico de la Casa Orlandai, en el número 23 de la calle Jaume Piquet, pero están “completamente condicionados” a los horarios del centro. “No podemos usar siempre que necesitamos las salas de la Orlandai porque muchas veces están ocupadas por las otras actividades”, explica Dueñas -no como crítica en el centro cívico que los cede algunos espacios, sino en referencia en el Ayuntamiento de Barcelona-. “Nos vemos obligados a ir a hacer las reuniones para prepararlo todo a bares y, entonces, comprar algo porque si no, no nos dejan ser”, añade Clara que recuerda que “el esplai es una acción de voluntariado”, es decir, que los monitores no reciben ninguna retribución económica a cambio.

Imagen de las reclamaciones de los esplais pintadas en el suelo / Joanna Chich en Twitter

La realidad del Movi es muy similar a la que vive el esplai Espurna de Gracia. También perdieron su local al dejar de formar parte de MCECC para adherirse a Esplac, y hoy en día todavía no han conseguido uno de nuevo para ellos solos. 

La precarización de los espacios

“El 31 de agosto de 2020 el distrito de Gracia nos dejó sin local a nosotros y al esplai Matinada-Pòrtics”, explica en Marc, que actualmente es monitor de la Espurna de Gracia. En aquel momento el Ayuntamiento los echó del local en el cual se encontraban, en la calle de Jaén, y los recolocó al Casal Popular de Tres Lirios, al número 17 de la calle de Nil Fabra: el local de un proyecto completamente independiente a la actividad habitual de estos dos esplais. 

Actualmente, ya no se encuentran al Casal, sino que comparten espacio en el Casal Jove de la Fontana, lugar en el cual también dependen de la disponibilidad de salas del espacio y de sus horarios. Un local que, como alerta Marc, “no cumple los mínimos necesarios”: “Todos los locales que nos ofrecían desde el distrito eran precarios, con unas estructuras completamente deficientes para poder hacer esplai con normalidad”, lamenta Marc. 

Manifestación en defensa de la educación de los esplais / Joanna Chich en Twitter

Este problema también lo viven desde MCECC, pero con un enfoque diferente. “La gran mayoría de los locales que tienen nuestros esparcimientos no son nada dignos”, explica el vicepresidente del Moviment d’Esplais Cristians de Cataluña, Joan Morte. En este momento MCECC cuenta con 44 esplais en Barcelona, la inmensa mayoría de ellos repartidos en locales de parroquias y escuelas concertadas de la ciudad. Ahora bien, a pesar de tener un espacio donde hacer las actividades, también dependen completamente de los horarios de los rectores de cada parroquia o de la dirección de las escuelas, cosa que tampoco les permite ser libres. 

Once condiciones por un espacio digno

El Consejo de Juventud de Barcelona (CJB) ha elaborado un documento en el cual quedan recogidas las once necesidades básicas, según las aportaciones que han hecho el centenar de esparcimientos que ha participado, que tiene que cumplir un local para que los diferentes espacios y madrigueras -independientemente de sus características específicas- puedan hacer sus actividades sin inconvenientes. 

Para que estos espacios sean dignos hace falta que tengan un “acceso independiente”, es decir, que las entidades puedan hacer uso siempre que los sea necesario, dispongan de espacio “para hacer las actividades de los sábados” y espacio para “hacer reuniones fuera del horario de esplai”, que permita crear una “identidad propia”, es decir, decorarlo libremente, y que dispongan de espacio “de almacenamiento del material de la entidad”. También es importante que estos locales cumplan con los básicos de habitabilidad, es decir, una buena ventilación, paredes, tierra, lavabos, etc.

A pesar de que se trate de unas condiciones bastante obvias, algunos esparcimientos denuncian que las ofertas de locales que han recibido no las cumplían. “El local que nos ofrecieron solo cumplía 3 de los 11 requisitos”, explica Marc. Ellos, pero, se vieron obligados a aceptar el local por no quedarse en la calle. Ahora mismo comparten sede con el esplai Matinada-Pòrtics, una cosa que, a pesar de la buena relación que tienen, no gusta al Espurna porque sienten que la administración de la ciudad les ha tratado siempre “como si fueran uno una sola entidad”, aunque ellos alegan que “tienen necesidades totalmente diferentes”: “Quieren matar dos pájaros de un solo tiro y esto no es positivo por nadie”, sentencia en Marco.

Necesitamos más subvenciones de la Generalitat para poder hacer nuestra tarea en condiciones”, afirman desde los esplais de Esplac. Una idea que Morte también comparte, puesto que alerta que las subvenciones que reciben como MCECC “han disminuido bastante” los últimos años: “A pesar de que interactuamos con la iglesia y centros privados, nosotros ofrecemos un servicio público”, reclama el vicepresidente, que recuerda que ellos destinen el dinero a ayudar los esparcimientos y no a financiar la iglesia.

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