La Comisión de Gobierno del Ayuntamiento ha aprobado inicialmente el plan urbanístico para impulsar la regulación de 31 nuevos depósitos pluviales en la ciudad, de forma que se prevé la reserva de espacios en subsuelo para la ubicación futura de los depósitos que tienen que permitir mejorar el drenaje de la ciudad y para hacer frente a los retos que plantea la actual situación de emergencia climática. Así lo ha informado el consistorio en un comunicado, en el que se explica que para la construcción de los depósitos propuestos se tendrán en cuenta aspectos como los condicionantes urbanísticos, el verde urbano, el de patrimonio arquitectónico y arqueológico, las servidumbres de infraestructuras y servicios, u otros aspectos ambientales. Se estima que el coste aproximado será de 300.284.625 euros.
31 depósitos nuevos más 3 de planificados
Hay que tener en cuenta que ya hay tres depósitos planificados: el depósito de la calle Motors, situado en el barrio de la Marina del Prat Vermell; el depósito de Bac de Roda, situado en el frente Litoral y el depósito de la avenida Delgado, entre Ronda Sant Martí y la calle Santander. Actualmente, hay en la ciudad un total de 12 depósitos, con un volumen disponible de 447.020 m³, que permiten gestionar el agua excedente del sistema de alcantarillado durante los episodios de lluvia torrencial, protegiendo algunos sectores inundables de la ciudad.
El plan marca como objetivo lograr una reducción de como mínimo el 50% los riesgos derivados de inundaciones por lluvias extremadas que tengan un periodo de retorno igual o inferior a 500 años.
Sequía de récord en Barcelona
En el contexto de emergencia climática generalizada, en Barcelona hemos cerrado un mes de marzo de récord en cuanto a la sequía. El marzo del 2023 pasa a la historia como el segundo menos lluvioso desde que el Observatorio Fabra va empieza a recoger datos el 1914. “Nunca había llovido tan poco en un periodo de 12 meses. Esta cantidad significa un 41% del que tendría que haber llovido y solo hace que agraviar todavía más la sequía de los últimos dos años y la dramática situación de los bosques de Collserola”, apuntan desde el Observatorio.
