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Vint anys del socavón del Carmel, la tragedia que cambió la obra pública en Cataluña

A primera hora de la mañana del 27 de enero de 2005, ahora hace veinte años, el suelo del barrio del Carmel cedió y engulló en un santiamén un edificio y un garaje en la confluencia de las calles de Conca de Tremp, Sigüenza y el pasaje de Calafell. El agujero fue de treinta metros de profundidad y el diámetro de unos veinte. La causa fue un movimiento de tierras en las obras de ampliación de la L5 del metro. No hubo muertos, tampoco heridos. Pero aquella tragedia cambió para siempre la forma de entender la obra pública en Cataluña, ya que desde entonces se realizan muchos más controles y sirvió para poner el foco sobre el cobro de comisiones ilegales. De hecho, el socavón abrió una crisis política sin precedentes en Cataluña cuando el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall acusó a Artur Mas del cobro de comisiones ilegales. «Ustedes tienen un problema y este problema se llama 3%».

Estas palabras del presidente se pronunciaron en el Parlamento de Cataluña el 24 de febrero de 2005. Mas le pidió que las retirara con la amenaza de que si no lo hacía se acababa la legislatura, en clara referencia a la tramitación del nuevo Estatuto, el proyecto principal del Gobierno tripartito de la Generalitat. Maragall se levantó y pidió disculpas. Pero social y judicialmente, lo que dijo fue premonitorio y, años después, en 2018, la antigua Convergencia fue condenada por el cobro de comisiones ilegales a través del Palau de la Música, el conocido como caso Palau. La sentencia concluyó que CDC recibió comisiones ilegales por valor de 6,6 millones.

Un técnico trabaja frente a un edificio derrumbado a principios de febrero de 2005 en el Carmel / EFE/Albert Bertrán/POOL

Cerca de 1.300 personas desalojadas

El 25 de enero de 2005, dos días antes del derrumbe, el subsuelo del Carmel avisó. De hecho, hacía semanas que algunos vecinos se quejaban de la aparición de grietas. La finca del pasaje de Calafell, 10, con una docena de familias, fue desalojada. No se vio un problema estructural y se intentó estabilizar la zona con la inyección de hormigón, pero no sirvió para nada. El 27 de enero, a las 09:15 horas, el suelo engulló el garaje y el inmueble. Unos segundos antes, el ingeniero jefe del Ayuntamiento, Albert Vilalta, salvó su vida al salir del túnel de maniobras del metro que terminó hundiéndose. El primer día se desalojaron unas 800 personas. Al final fueron 1.289. En total se vaciaron 84 edificios -580 pisos-, 230 comercios y empresas tuvieron que cerrar durante meses y algunos vecinos tardaron hasta dos años en poder volver a casa. Pocos días después del derrumbe, a más de 300 personas se les permitió entrar a sus viviendas, pero un nuevo movimiento de tierras, el 3 de febrero, levantó de nuevo las alarmas. La catástrofe no terminó aquí y la Generalitat se vio obligada a derribar cuatro fincas más por su mal estado. Si bien las obras las ejecutaba la Generalitat, el Ayuntamiento tuvo que asumir buena parte de la gestión y se convirtió en la peor crisis que Joan Clos afrontó como alcalde.

Una “pesadilla”

Veinte años después, el vecino Juan Selfa recuerda aquellos días como una «pesadilla». Él y su esposa se habían comprado un piso en la calle de Conca de Tremp, «a menos de 10 metros del socavón», ha explicado a la Agencia EFE. Estuvo meses fuera de casa, vivió en dos hoteles diferentes. Recuerda que costaba mucho pasar página porque en los hoteles se hablaba todo el día del derrumbe y cree que la situación fue especialmente «traumática» para los niños, como su hija, que tuvo que abandonar la escuela del barrio. De hecho, a consecuencia del accidente cerraron dos centros educativos del Carmel, con unos 400 alumnos. En medio de todo esto, los periodistas vivieron su propia pesadilla cuando el secretario de Comunicación de la Generalitat, Enric Marín, intentó que los medios no entraran a las reuniones que los vecinos hacían en los hoteles o a tomar imágenes en la zona del socavón. De poco o nada sirvió, porque los vecinos continuaron narrando su día a día. De hecho, muchos de ellos tuvieron que recibir apoyo psicológico.

Anuncio de la construcción de 15 viviendas en el pasaje de Calafell, la ‘zona 0’, del Carmel / ACN-Jordi Bataller

Dos décadas después, la crisis que aquel accidente generó está muy presente en el Carmel. De hecho, en la zona cero donde se produjo el socavón todavía se está construyendo el edificio de viviendas de alquiler que impulsa el Instituto Catalán del Suelo (Incasol) de la Generalitat. Se empezó a levantar en otoño de 2023, tal como avanzó el TOT Barcelona, 17 años de retraso desde que se había anunciado en 2006. Este lunes, ningún acto ha recordado la efeméride del derrumbe y la zona cero sigue sin nombre.

Unos costos millonarios

El derrumbe del Carmel llegó a los tribunales. La conclusión principal es que el socavón se produjo por una falla de terreno que no se detectó, aunque el caso terminó archivándose después de que los afectados cobraran sus indemnizaciones. El sobrecosto que generó el accidente fue millonario. Las obras de ampliación de la línea L5 pasaron de los 94 millones previstos a los 320 finales. Tal como se informó en 2006, las constructoras y la Generalitat acordaron pagar 66 millones por los gastos derivados del derrumbe, aunque finalmente fueron unos 78. Las indemnizaciones a los afectados se elevaron hasta los 10 millones de euros, con 30.000 euros por daños morales incluidos. Las personas que perdieron su vivienda fueron realojadas en pisos nuevos, como en un bloque que se había construido en la calle de Llobregós. El resto de inmuebles afectados se repararon y en una veintena de fincas se instalaron ascensores. Para tapar el socavón y garantizar la seguridad en la zona se inyectaron 15.000 m³ de hormigón.

Un cartel del AVE por el Litoral en una fachada de Barcelona / Wikipedia-Meldor

Del AVE por el Litoral a la llegada del metro al Carmel

El derrumbe del Carmel levantó las alarmas en toda Barcelona. Desde entonces, cualquier obra pública que se hace se examina con lupa y se realizan mediciones y controles para evitar movimientos en edificios. Tras el socavón del Carmel, el foco se puso en la construcción del túnel del AVE por el centro de Barcelona, que debía unir las estaciones de Sants y la Sagrera-. En febrero de 2005 se fundó una plataforma, AVE por el Litoral, que adquirió cierta relevancia política y mediática y que reclamaba realizar las obras de conexión por el frente marítimo para evitar posibles daños a la Sagrada Familia. Incluso, en 2007, la plataforma publicó un vídeo que simulaba el derrumbe de la basílica. Finalmente, las obras se realizaron por el centro de Barcelona, como estaba previsto, sin ningún contratiempo importante.

El metro llegó al Carmel el 30 de julio de 2010, unos cinco años y medio después del derrumbe. Hasta entonces, la L5 terminaba en Horta y con la ampliación se ganaron tres nuevas estaciones -el Carmel, el Coll-la Teixonera y Vall d’Hebron-, lo que garantizó la conexión de estos barrios con el centro de Barcelona y con puntos de vital importancia como el Hospital del Vall d’Hebron. Según ha dicho a Efe el concejal de Horta Guinardó Lluís Rabell, la próxima década, el Carmel vivirá una transformación «potente» con mejoras en la rambla del Carmel y la recuperación del proyecto de los Tres Turons. Todo ello, para transformar este parque de Barcelona en un gran pulmón verde, que espera desde hace décadas -con algún pequeño avance- dentro de los cajones municipales.

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