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El DAFO de un exalcalde que quiere ser alcalde

Solo ha pasado una vez en Barcelona. Solo hay una persona que después de ser alcalde se ha alejado un tiempo del mundo de la política y, años después, ha vuelto a presentarse a unas elecciones para estar de nuevo en la plaza de Sant Jaume. Se trata del candidato de Junts, Xavier Tries, que se presenta a las elecciones del próximo 28 de mayo bajo la candidatura Trias per Barcelona. Lo hace bajo un perfil propio en el cual no aparecen las siglas de Junts y con un equipo que aglutina personas de diferentes sensibilidades políticas -Juntos, PDeCAT, MEScat y Demócratas- que quieren un cambio por Barcelona.

Pide el voto a los barceloneses recordando, entre otros, que fue alcalde entre el 2011 y el 2015 y que aquella gestión lo avala. Quiere encarnar el voto seguro y de la buena gestión, aferrándose a qué estuvo cuatro años al frente de la ciudad. Por ejemplo, durante la campaña ha puesto sobre la mesa que desde la alcaldía mejoró una situación económica difícil, ya que cuando el 2011 llegó al Ayuntamiento el paro era del 22% a la capital catalana. También recuerda que cuando marchó del consistorio la inseguridad era la principal preocupación del 3% de los barceloneses y que ahora es la del 19%. Estos datos son positivos para Trias, ¿pero es este pasado un punto fuerte o un punto débil? ¿Conseguirá catapultarlo al consistorio o enviarlo otra vez a casa?

Una persona con experiencia

Desde el punto de vista del catedrático de Ciencia Política de la Universitat de Barcelona (UB) Jordi Matas, el panorama es más positivo que negativo en estos momentos. Tal como explica al TOT Barcelona, uno de los principales beneficios es el contexto actual. «Después de dos mandatos de la alcaldesa Ada Colau, está mejor vista una persona con experiencia que una sin o con poca». También considera que los ocho años que ha estado fuera del consistorio también le dan puntos positivos. «La gente ha podido reflexionar y analizar las cosas con distancia. Además, el hecho que una persona tenga ganas de volver a ser alcalde después de ocho años también tiene un valor añadido», señala.

Coláis y Trias, en la salida del restaurante | Juntos
Coláis y Trias el día que comieron plegados hace unos meses / Juntos

Por su parte, el profesor de Ciencia Política de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Gabriel Colomé indica al TOT que, por mucho que Trias haya escondido algunos de sus signos de identidad -PDeCAT y Junts- y él sea su propia marca, «no puede escapar de su pasado», hecho que puede atraer a algunos votantes. Ahora bien, también cree que habrá votantes que lo recordarán por haber estado cuatro años en el gobierno municipal, un hecho que podría hacerle ganar votos. «Puede dar seguridad a las personas que duden a quién votar», destaca.

Para abordar otro beneficio, hay que viajar hasta la campaña electoral del 2015. Allí, recuerda Matas, fue víctima de una campaña «sucia» de las cloacas del Estado. Se le acusó de tener una cuenta bancaria en Suiza. Finalmente, pero, no se llegó a probar su existencia y, más tarde, el excomisario José Manuel Villarejo admitió que la acusación era falsa. Esto, según Matas, también podría animar algunas personas a confiarle su voto. «Si su equipo saca el tema en campaña es porque sus asesores le han dicho que puede ir bien», argumenta.

Puntos en contra

Más allá de los puntos a favor que puede suponer su trayectoria, también puede tener negativos. Matas reconoce que muchos barceloneses, en función de cuáles sean sus necesidades e historias de vida, pueden no ver con buenos ojos la alcaldía de Trias y pensar que fue «un desastre». Esta posibilidad también lo ha dejado entrever Colomé al opinar que tener un pasado público se puede traducir al ser blanco de reproches. Así lo ha hecho durante esta campaña, por ejemplo, la alcaldesa y candidata de BComú, Ada Colau, que le ha acusado de dar «barra libre» al turismo, entre otros.

Colomé también recuerda otro hecho del cual Trias no es responsable, pero que le podría salpicar: el caso de Toni Vives, que fue concejal de Urbanismo durante su mandato y se le acusó de cometer irregularidades. Concretamente, de contratar irregularmente un alcalde de Convergència i Unió (CiU) por un trabajo en la empresa pública Barcelona Regional que ya existía, razón por la cual el enero del 2021 aceptó dos años de prisión e inhabilitación. Además, el mismo Ayuntamiento de Barcelona recordó el pasado mes de abril que Vives está pendiente de juicio por el caso del 3%. «Tiene un pequeño problema con su exconcejal. Le podrían sacar algo sobro el tema», apunta Colomé.

Trias reconoce que si no llega al Ayuntamiento, se retirará y volverá a casa / Jordi Play
Trias reconoce que si no llega al Ayuntamiento, se retirará y volverá a casa / Jordi Play

En esta campaña, Trias, no habla de independencia, sino de los problemas de ciudad que considera más importantes (seguridad, decrecimiento económico, movilidad o limpieza). También subraya el profesor de la UB que se presenta como una persona que representa el espíritu de la antigua Convergència, alejada del independentismo. Esto, pero, podría no salirle cómo desea. «Le pueden recordar que fue a Waterloo a ver Carles Puigdemont antes de proclamarse candidato de Junts y que, además, hace tiempo se posicionó como independentista», insiste.

Ante este complejo panorama y las posibilidades de que se saque el polvo a diferentes cajones de las vidas anteriores del candidato, ha optado por ser discreto esta campaña. Colomé habla, concretamente, de tener un perfil bajo, no ponerse con líos y no hablar más de la cuenta. «Intenta transmitir que su opción es nueva, cuando en verdad ya ha existido», recuerda.

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