Las miradas en Madrid se dirigen a la Moncloa. Hace cinco años que el PP no ocupa el palacio presidencial español y el candidato actual, Alberto Núñez Feijóo, está más cerca que nunca, según todas las encuestas, menos el CIS. Mientras tanto, el candidato socialista, Pedro Sánchez, apura sus opciones de remontada, frustradas muchas de ellas después del polémico cara a cara celebrado en Atresmedia. En todo caso, a pesar de que en Madrid estas elecciones se presentan como una batalla bipartidista y presidencial en clave de Estado, la pluralidad de opciones políticas también deja programas electorales con algunas propuestas centradas en territorios concretos. En este sentido, ¿qué dicen los partidos sobre Barcelona?
El dibujo general no sorprende en absoluto, con los partidos nacionalistas e independentistas intentando conseguir mejoras para su territorio y las fuerzas españolas centradas en ámbitos de carácter general. El PP no denomina la capital catalana en su programa, en los documentos de PSOE y Sumar aparece de forma tímida y en las filas de ERC, PDeCAT y Junts lo hace para reclamar más inversión y competencias. En el otro extremo encontramos a la CUP, que plantea un programa sin propuestas concretas de forma completamente deliberada. «Consideramos que en Madrid tenemos que ir a defender derechos fundamentales y la autodeterminación, no a hacer una política que creemos que se tiene que hacer desde Cataluña», apuntan fuentes del partido en este diario. Con los programas en la mano, el TOT Barcelona compara cuatro ámbitos que han marcado el debate en Barcelona y cercanías en los últimos meses: la vivienda, el aeropuerto del Prat, la gestión de Rodalies o el uso de la comisaría de la Vía Leitana.

Comisaría de la vía Laietana
Este espacio ha vuelto a centrar las miradas de los grupos políticos durante el último mandato municipal. Sobre todo los de izquierda, que piden que se convierta en un espacio de memoria antifranquista. La comisaría de la vía Laietana, ahora sede de la Policía Nacional española, es considerada para muchos como un emblema de la represión de la dictadura y, incluso, de épocas posteriores. ERC, Junts y Sumar son los más claros en su programa electoral. Los republicanos piden la «transferencia en la Generalitat de la Comisaría de la vía Laietana y del resto de espacios que tienen un significado en la memoria represiva del régimen». Una acción idéntica a la que pide Junts, que también quiere el traspaso del cuartel del Bruc –ahora en manos del ejército español– al Ayuntamiento de Barcelona. El PDeCat, en cambio, pedirá la «descalificación de ciertos archivos militares» y «localizar fundiciones comunes», pero no detalla los planes que tiene de cara a la comisaría. Convertirla en un espacio de memoria es una de las batallas históricas de la CUP, aunque no se explica en su programa electoral.
Mientras tanto, en el lado español, solo el partido de Yolanda Díaz cita directamente la comisaría dentro de un programa general que convertiría ciertos espacios en «centros de interpretación con su correspondiente función conmemorativa, de homenaje, didáctica y reparadora». Ni PP ni PSOE hacen ninguna mención a la sede de la Policía Nacional. Los socialistas, eso sí, detallan que desarrollarán «en su integridad» la ley de memoria democrática y, sin citar el caso de vía Laietana, apuntan que declararán «nuevos lugares de memoria democrática; retirando símbolos y elementos contrarios a la democracia que todavía permanecen en España». El PSOE ya votó en contra el pasado febrero a una iniciativa del Congreso alegando que los tiempos de «represión» en vía Laietana «están superados».

Aeropuerto del Prat
El caso del principal aeropuerto catalán es todavía más mediático. PDeCAT, Junts y ERC reclaman la «cesión de la titularidad» a la administración catalana. Pero mientras esto no pase, los dos primeros exigen «mejores dotaciones para la licitación de contratos de servicios como los de control, seguridad y de personal». El ampliación del aeropuerto pasa de puntillas en casi todos los programas. Los republicanos son los más críticos, apuntando que PSOE y AENA hayan planificado una ampliación «sin escuchar ni en el Gobierno de la Generalitat ni en los Ayuntamientos afectados ni a entidades ecologistas locales». Y sobre la Ricarda, apuntan que «incluso la misma Unión Europea obliga a la protección del espacio que AENA quería trinchar para ampliar, tanto sí como no, la pista aeroportuaria». Eso sí, ninguna propuesta concreta. Por su parte, Junts no cita la tercera pista, pero sí que pide «potenciar los vuelos continentales e intercontinentales».
En el otro extremo, unanimidad entre PSOE y PP. Mientras los socialistas proponen «inversiones para desarrollar la conectividad intercontinental del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat», los populares quieren crear «infraestructuras logísticas vecinas que transformen estos aeropuertos [Barajas y el Prat] en hubs de movilidad de referencia mundial y estratégicas en el desarrollo de la industria turística y de la Marca España». Sumar, en cambio, habla de los aeropuertos en general, de «reducir el impacto medioambiental» y de incentivar «el tren nocturno». De hecho, Yolanda Díaz ha propuesto últimamente eliminar todos los vuelos intraestatales de menos de tres horas si hay una alternativa en transporte ferroviario.

El servicio de Renfe-Rodalies
Si los partidos independentistas reclaman el traspaso del aeropuerto, el de Rodalies podríamos decir que es su petición estrella. «Basta de tomarnos el pelo con Rodalies», se puede leer en el programa de Junts, que reclama al Estado que invierta en función del PIB catalán (alrededor el 20%). En la línea de sus compañeros independentistas, ERC sitúa el «imprescindible traspaso completo del servicio en la Generalitat» entre sus cinco peticiones más importantes. En cambio, el PDeCAT no exige el traspaso de las competencias de la red de trenes. Aun así, pide «asegurar la ejecución del nuevo Plan de Rodalies 2020-30 que prevé una inversión de 6.346 millones de euros hasta el 2030». Los nacionalistas dicen que serán «beligerantes» con estos compromisos para «evitar nuevos incumplimientos».
Eñ PSOE se compromete, dice, a «mejorar la red de trenes convencional» y hace una propuesta concreta para todo el Estado: «Aumentaremos el número de trenes que prestarán los servicios ferroviarios declarados como obligaciones de servicio público y, de manera especial, a Cercanías y Rodalies, de forma que se reduzcan las incidencias por errores al material rodante». En el programa del PP no aparece la palabra Rodalies. Sí Cercanías. En todo caso, los populares se limitan a prometer un «plan de choque» para «todas las comunidades autónomas» que no acaban de concretar. Por último, Sumar, que tampoco cita el caso de Cataluña, promete «redirigir las inversiones de la alta velocidad a Cercanías». A pesar de no aparecer en su programa electoral, la candidata de los Comunes, Aina Vidal, ha propuesto que el traspaso de Rodalies sea uno de los temas de la Mesa de Diálogo.

Vivienda
La vivienda es, de todos, el tema que menos se puede encarar desde un punto de vista barcelonés. Las competencias son de las comunidades autónomas y la ley de la vivienda en vigor es de ámbito estatal. En todo caso, es uno de los temas que marcó la anterior campaña municipal y es una de las diez primeras preocupaciones de los barceloneses, según el barómetro del Ayuntamiento. En este punto, las contradicciones a las filas socialistas ganan peso respecto a las otras candidaturas. Mientras que en Barcelona Jaume Collboni abre la puerta –como mínimo durante la campaña– a eliminar la reserva obligatoria del 30% que tienen que destinar las nuevas construcciones a vivienda social, el programa electoral del PSOE para el 23J expone lo siguiente: «Aseguraremos que las reservas obligatorias de suelo para vivienda de protección oficial en los nuevos desarrollos urbanísticos destinen, al menos, el 50% a la construcción de viviendas en régimen de alquiler social y alquiler asequible». Ni Sumar, que propone la misma política, pero con una reserva del 30%, es tan ambicioso.
Mientras tanto, el partido de Núñez Feijóo asegura que derogará la ley de vivienda aprobada por el gobierno de coalición español alegando que «ha creado inseguridad jurídica» y propone «un pacto de estado con la participación de las comunidades autónomas». Y en el lado catalán, las opiniones también son dispares: ERC saca pecho de la ley aprobada en el Congreso durante la última legislatura. En cambio, el PDeCAT la quiere derogar por «invasión competencial» y por «suponer un ataque frontal a la propiedad privada». También sobre la ley, Junts, que pide más competencias, subraya que hay que «blindar contra posibles recursos de inconstitucionalidad de las leyes y decretos leyes del Parlament de Catalunya relativas a la protección del derecho a la vivienda». Y, por cierto, a diferencia del que pasa con otras cuestiones, la CUP sí que se pronuncia en materia de vivienda, aunque lo hace sin propuestas concretas y para denunciar que «las pequeñas mejoras de la ley no esconden que es un instrumento incapaz ni siquiera de frenar la especulación y la gentrificación allá donde la presión es más fuerte».
