Cuando estalló la pandemia aparecieron muchas dudas sobre la enfermedad y cómo había que gestionarla. Así que las autoridades sanitarias repitieron por activa y por pasiva las normas básicas de comportamiento durante aquella época. Todo el mundo recuerda, de hecho, el lema ‘Distancia, manos, mascarilla’ que aparecía en todas las ruedas de prensa de la consejera de Salud, Alba Vergés, y el doctor Argimon. Una de las acciones sobre las cuales se puso mucho de énfasis –más allá del uso de la mascarilla– es en la desinfección de los espacios.
En el caso del Bicing, la prioridad fue limpiar a fondo los asientos y los manillares. Un hecho que ha acabado convirtiéndose, a la larga, en un problema. El director de Servicios de Movilidad Urbana B:SM, Josep Maria Deulofeu, ha destacado que han tenido que cambiar los asientos de 4.000 bicicletas que se han acabado rompiendo fruto de un producto de limpieza demasiado agresivo. Es más, en declaraciones en el programa
El fenómeno de los QR rayados
Los asientos perjudicados no es a la vez el principal problema que se encuentran los usuarios del Bicing. Los ciclistas pueden desbloquear las bicicletas mediante una tarjeta o con una aplicación del móvil. Los que optan por este último sistema -la gran mayoría- tienen que escanear un QR o introducir el código que aparece al manillar. Pero no siempre podan. Hay quién se dedica a rayar o arrancar el QR donde aparece el código, hecho que imposibilita el desbloqueo de la bici.
Esta acción despierta de vez en cuando oleadas de críticas e indignación en las redes, y por eso muchos usuarios aconsejan «llevar la tarjeta física siempre». Pero también hay quién opta por el humor. En Twitter, de hecho, se ha podido leer tuits ayudando -irónicamente- el resto: «Por si alguien lo necesita, he estado un rato probando y los dos dígitos borrados son un 3«, leemos un tuit.