Tot Barcelona | Notícies i Informació d'actualitat a Barcelona
Un símbolo del naturalismo y el catalanismo de finales del siglo XIX sobrevive en el Zoo

Es probable que hayan visitado el Zoo de Barcelona en más de una ocasión, pero que hayan pasado de largo por delante de una espectacular reproducción de la montaña más apreciada de Cataluña. La réplica de la montaña de Montserrat, donde ahora descansan un grupo de cabras montesas en extinción, buitres y también tortugas -ahora invernando-, se inauguró el 21 de diciembre de 1895 como expresión de una corriente naturalista emergente a Europa. Se materializaba uno de los deseos del arquitecto Josep Fontserè, que había hecho el proyecto inicial del parque de la Ciutadella para convertirlo en un jardín abierto de culto a la ciencia y la naturaleza. El arquitecto solo había pensado en una montaña de 20 metros de altura, pero a finales del XIX la simbiosis entre naturalismo y catalanismo, con el trasfondo del modernismo, ya es total. Montserrat es la construcción geológica idónea para materializar esta corriente de pensamiento. Una creación que atrae a miles de barceloneses y de ciudadanos de todo el país, de diferentes estatus sociales que, andando o en tartana, llegan a este enclave del parque de la Ciutadella para hacer pícnics, pasear o hacerse fotos. También atrajo al pintor Pablo Picasso, que pintó esta falsa montaña en hasta tres ocasiones.

La réplica de las montañas de Montserrat mientras todavía se está trabajando en su entorno Font: Fernando Rus, sin datar.
La réplica de las montañas de Montserrat mientras todavía se está trabajando en su entorno Fuente: Fernando Rus, sin datar.

«Fontserè hizo en los años 70 del siglo XIX el proyecto original de la Ciutadella, impregnado de las ideas de salubridad que ya corren por Europa y con el afán de convertir el parque en el primer gran pulmón verde de Barcelona. Apostó desde el primer momento por la recuperación paisajística natural como eje de su planificación urbanística, pensando en el museo Martorell de Geología -el museo más antiguo de la ciudad, inaugurado en 1882- y en el Zoo. Y todo ello, marcado por el catalanismo. De hecho, quería hacer un panteón de prohombres catalanes que nunca se hizo», explica al TOT Barcelona el director del Zoo, Sito Alarcón. Desde la cumbre de la montaña, este biólogo nos hace ver que podemos observar la colonia urbana del pájaro martín pescador (ardea cinerea) más importante de Europa. Un detalle que probablemente los visitantes que escalan la montaña artificial también desconocen. Las vistas actuales no tienen nada que ver con las de hace más de un siglo. Entonces todo era mucho más plano, con pocos árboles y con una vista al mar y la montaña mucho más nítida que el actual, donde el urbanismo se ha comido buena parte del paisaje. Y la Sagrada Familia, ahora ya totalmente silueteada, solo hacía 13 años que había empezado a construirse cuando se inauguró la falsa montaña de Montserrat.

La réplica está construida con una estructura de muros y ladrillo, reforzada con vigas y jácenas de hierro, pero por dentro es vacía para evitar un peso excesivo. Una malla de alambre proyecta el hormigón, y los cantos rodados incrustados simulan la estructura geológica de la montaña original, y se accede hasta la parte superior mediante un circuito de escaleras y rampas.

Sito Alarcón, director del Zoo de Barcelona.
Sito Alarcón, director del Zoo de Barcelona. foto: Jordi Play

Una reproducción pionera en Europa

El director del Zoo insiste en que estamos ante algo más que un simple elemento decorativo, ahora integrado dentro de las instalaciones del Zoo. Fecha del 1895, y, por tanto, es anterior a la primera roca-montaña artificial de gran escala que se construyó en un zoológico suizo y de la cual se tenía referencia, el 1902. «Nuestra reproducción es anterior a la revolución que hará en el concepto de zoo el director del zoo de Hamburgo, Carl Hagenbeck, que cambió el paradigma de las jaulas por la integración en reproducciones geológicas de paisajes. Aquí la ciencia y el culto a la natura se fusionan con el modernismo y el catalanismo, y el resultado es esta reproducción pionera a Europa. También tenemos a la mamut del parque de la Ciutadella, al lado del Parlament, que representa la exaltación del pirineísmo y el higienismo”, detalla Sito Alarcón. Todo ello unos años antes del nacimiento de la Junta de Ciencias Naturales, una organización creada en 1906 también pionera que pretendía gestionar todo el patrimonio científico catalán.

Réplica de las montañas de Montserrat en el Zoo de Barcelona, donde hay instalados buitres. JORDI PLAY

Una montaña sin animales

La reproducción de la montaña se cerró a los visitantes del Zoo de forma abrupta en los setenta, pero desde hace bastantes años vuelve a estar abierta. ¿Pero qué futuro le espera en la Montserrat barcelonesa? El director del Zoo confirma al TOT Barcelona que «seguirá formando parte del Zoo». Ahora bien, detalla que «el nuevo modelo de Zoo aprobado el 2019, que potencia la fauna muy amenazada y los animales en extinción, prevé que casi todos los animales que ahora están en la base de la montaña, que son mediterráneos, vayan a la zona del Mediterráneo, de forma que a la larga vaciaremos la montaña y quedará sin ningún animal, como era al principio», dice Sito Alarcón.

Sea como fuere, la reproducción de Montserrat continuará siendo un pilar esencial del encanto del parco de la Ciutadella, el gran parque público de Barcelona -no llegó a ser el pulmón verde que planeaba Josep Fontserè, desplazado por la transformación de Montjuic con ocasión de la Exposición Internacional de Barcelona el 1929 – que mantiene vivas las tendencias urbanísticas, sociales y paisajísticas que recorrieron la Europa de finales del XIX y principios del siglo XX.

Réplica de las montañas de Montserrat al Zoo de Barcelona. Muflones del Atlas. animales
En la réplica de las montañas de Montserrat al Zoo de Barcelona también hay Muflones del Atlas. JORDI PLAY
Més notícies

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa