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La música resiste en el subsuelo de Barcelona

Si la música no ha muerto en la red del metro de Barcelona es porque todavía quedan 35 músicos que resisten cada día en los pasillos del subsuelo barcelonés. En todo caso, las cifras quedan lejos de la octogésima de artistas que acogía antes de la pandemia. Las restricciones en un espacio poco ventilado cómo es el metro los echó medio año como mínimo –volvieron de forma escalonada–, demasiado tiempo para la gran mayoría de los músicos, que optaron por buscarse la vida en otros espacios. A este hecho hay que sumar cuatro años sin que Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) permitiera, guiado por la inestabilidad de la pandemia, hacer las pruebas que sirven para incorporar nuevos artistas a la Asociación de Músicos del Metro de Barcelona (AMUC), la entidad –sin ánimo de lucro– que gestiona la música que suena en los pasillos del transporte público de la capital.

Cuatro años más tarde, por fin, ha llegado el día. El pasado 17 de marzo, unos sesenta músicos se presentaron a las pruebas de idoneidad que organizan TMB y la AMUC en el vestíbulo de la parada de Universidad. Esta vez, un jurado formado por dos profesores de la Escuela de Músicos y JPC decidió, después de evaluar la calidad interpretativa, la variedad del repertorio, la originalidad y la diversidad cultural o estilística, que 45 personas son aptas para sumarse a los músicos del metro. «Estamos muy contentos, se los ve muy lanzados», explica al TOT Barcelona la presidenta de AMUC, Beatriz Fernández, que hace meses lamentaba ser «uno de los colectivos más golpeados por la pandemia a pesar de no salir en la televisión».

La nueva realidad de los musics al Metro despres de la pandemia de la Covid. @beatrizmusica actúa a los pasillos de Diagonal.
Beatriz actuante a los pasillos de Diagonal | Jordi Play

A pesar de todo, habrá que esperar a final de año para ver todas las nuevas incorporaciones. La logística que siguen en la AMUC para distribuirse los espacios, explica la presidenta, tiene su complejidad, motivo por el cual han decidido que entren «de forma escalonada». Beatriz reconoce que ha pedido al resto de músicos que «acompañen a las nuevas incorporaciones» y confía en el hecho de que sus aportaciones sean decisivas para la asociación. De momento, eso sí, los nuevos han preguntado cuestiones más bien técnicas. Tal como explica Beatriz, las preocupaciones pasan ahora por «qué normativa tienen que seguir» o «cómo funcionan los horarios».

Músicos del metro organizan los horarios a la asamblea | Gabriel González
Músicos del metro organizan los horarios en una asamblea | Gabriel González

La seguridad, el gran reclamo

Simone, que se ha estrenado en el intercambiador de Diagonal, es uno de los seis afortunados que ya tienen permiso para tocar al metro. «He sacado un nuevo proyecto, pero con el Covid hemos estado muy parados y cuesta ponerse en marcha; necesito promocionarme», explica un músico que, con todo, mantiene la ilusión de vivir algún día de sus canciones. En una situación similar están Mariana, Michelle Blue, Sergi Planas o Simonette. Los cuatro también empezaron su aventura al metro la semana pasada. Y lo han hecho con más ganas que miedo. «Hace tiempo que toco en la calle sin apoyo y tener el acompañamiento y la seguridad de la asociación, que está detrás, me ayudará», argumenta Mariana minutos después de acabar su primera asamblea.

La gran mayoría de compañeros se suman a sus explicaciones. Solo Michelle admite que en su caso sí que hay cierta preocupación por el hecho de ser una mujer trans. «Todavía hay un pensamiento social muy binario y a mí se me nota que tengo una expresión ‘masculina'», comenta. «Por eso siempre actúo con una compañera que no es trans», manifiesta. En todo caso, los más veteranos reconocen que el metro es un espacio más seguro que la calle, lugar donde la competencia es más grande y los colectivos que se buscan la vida o piden dinero son más numerosos.

Simone Biagiotti, nuevo músico al Metro. piano, concierto, música vive, en directo,
Simone Biagiotti, una de las nuevas incorporaciones | Jordi Play

Hacer crecer la asamblea

A partir de ahora, la asamblea sumará seis caras nuevas en cada encuentro y, despacio, irá recuperando la vitalidad que había antes de la pandemia. Beatriz, que reconoce la inestabilidad que supone vivir del metro, desea que «nadie baje del carro», a pesar de admitir que es una situación que «puede pasar» y que se aceptaría «con tristeza, pero sin rencor». En todo caso, la presidenta prefiere ser optimista y sueña con recuperar algunas de las sinergias «muy interesantes» que anteriormente se había creado en la asamblea. «De aquí han salido dúos o proyectos muy buenos», comenta una Beatriz que considera que las nuevas incorporaciones «enriquecerán la asociación».

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