Los vecinos de la Nova Esquerra de l’Eixample viven inmersos en una especie de tormenta perfecta de obras. Los trabajos para ampliar la línea L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) están causando estragos en diferentes puntos de este barrio de la capital catalana, obligando a sus habitantes a convivir con el ruido, el polvo y las vallas que delimitan la zona donde se llevan a cabo las actuaciones. Uno de los puntos más afectados es sin duda el parque Joan Miró, que acoge la zona logística de explotación de la tuneladora que se abre camino por debajo de esta parte del Eixample.
En una superficie de unos 5.300 metros cuadrados de esta zona verde se acumularán las tierras excavadas en los casi cuatro kilómetros de recorrido que separan la plaza de España y la Vila de Gràcia. Este uso ha obligado a convertir esta parte del parque en un terreno completamente yermo, afectando a casi un centenar de árboles que han terminado en su gran mayoría talados. La afectación, sin embargo, podría haber sido mucho más importante. De hecho, la cifra de ejemplares afectados por estas obras era inicialmente de 178 y la superficie del parque ocupada por los operarios llegaba a superar el 12% del total de la zona verde. La ofensiva vecinal logró reducir esta afectación significativamente, pero no pudo evitar que los trabajos se comieran una parte del parque, ya que las administraciones afectadas descartaron las opciones alternativas que la plataforma Salvem el Parc Joan Miró puso sobre la mesa, como la posibilidad de usar el Pabellón número 2 de la Fira de Barcelona.

Un depósito excavado a tres metros de profundidad
Con este sabor agridulce entre el vecindario comenzaron las obras en la zona verde. La valla perimetral de cerca de 80 metros de largo -llena de pancartas y pintadas– que delimita la superficie de actuación de las máquinas es el testimonio de este descontento del barrio, molesto con la pérdida de parte de uno de los pocos espacios verdes de la Nova Esquerra de l’Eixample. Ahora bien, la situación, lejos de estabilizarse, ha empeorado debido al solapamiento de obras que se está produciendo en estos momentos en el parque Joan Miró. Más allá de acoger esta zona logística, el espacio también es uno de los escenarios de los trabajos de ampliación de la red de agua freática que está impulsando desde el pasado verano el Ayuntamiento. Esta actuación -enmarcada en las intervenciones de mantenimiento integral contempladas en el Pla Endreça, que tienen una dotación total de 14,4 millones de euros- prevé la construcción de un nuevo depósito en uno de los extremos del parque, en la esquina entre la calle de la Diputación y la de Vilamarí.
Según ha podido comprobar TOT Barcelona, las obras llevan unas semanas en marcha y han obligado a colocar una valla perimetral de cerca de una treintena de metros de ancho y de casi setenta de largo. En el interior, tres máquinas excavadoras trabajan retirando tierras para hacer lugar al nuevo depósito, que se ubicará a unos tres metros de profundidad. La espectacularidad de la actuación ha puesto en alerta al vecindario, que, si bien estaba informado de que se realizarían unas obras, no esperaba que fueran de esta magnitud y ocuparan tanto espacio. Los trabajos están afectando una superficie de más de 2.275 metros cuadrados, de modo que, si sumamos toda la parte del parque que actualmente está inhabilitada ya sea por estas dos intervenciones en sí o por los servicios que estas requieren (vehículos, zona de seguridad…), nos da que la zona verde ha perdido casi una cuarta parte de su extensión.

Desde la Asociación de Vecinos de l’Esquerra de l’Eixample y la plataforma Salvem el Parc Joan Miró reconocen que estas obras de ampliación de la red freática no han afectado a ningún árbol del espacio, como sí lo hacían las de la L8 de los FGC, pero lamentan que todo esto los obliga a convivir con aún más ruido y polvo. De hecho, en algunas fincas se están notando las vibraciones por la actuación de las máquinas. La previsión es que esta segunda actuación se prolongue un máximo de ocho meses, de modo que antes del verano debería estar completamente finalizada. Sin embargo, esto supone que durante todo el curso escolar, tanto los alumnos de las diferentes escuelas próximas al parque como los vecinos tendrán que convivir con un escenario de obras aún más agravado, que conlleva también molestias por el paso de camiones y convierte la zona en un espacio poco agradecido tanto para pasear como para hacer vida cotidiana.
La renovación del entorno de la biblioteca, en el aire
Los trabajos de ampliación de la red de agua freática han tomado un poco por sorpresa a la comunidad educativa tanto de la Escuela Joan Miró como del Instituto Ernest Lluch, los dos centros más próximos a la zona del parque afectada. Si las obras de la línea L8 de los FGC ya obligaron a detener el proyecto de reforma del entorno de la Biblioteca Joan Miró, que hacía tiempo que estaba sobre la mesa del consistorio, esta segunda actuación ha dinamitado por completo la iniciativa, ya que justo se está llevando a cabo sobre parte de los terrenos que se querían adecuar sin que se haya consensuado un planeamiento. «Cuando nos presentaron las obras de la tuneladora en ningún momento se habló de las del depósito. El proyecto de reforma del entorno de la biblioteca quedó abierto, así que no sabemos cómo dejarán el espacio cuando terminen los trabajos», señala Marta Miguel, una de las portavoces del AMPA de la Escuela Joan Miró.
Miguel lamenta que no se les haya informado aún sobre las intenciones municipales respecto a esta parte del parque, aunque reconoce que, si se cumple con los plazos previstos, es mejor que se produzca este solapamiento de obras. «Si realmente han de ser ocho meses, mejor terminémoslo todo de golpe», remarca, pero apunta que están a la espera de reunirse con el consistorio para poder conocer los planes de futuro que tienen para este espacio, que con toda probabilidad volverá a llenarse de una capa superficial de cemento como hasta ahora. La principal preocupación de las comunidades educativas de ambos centros, sin embargo, sigue siendo el posible paso de los camiones de gran tonelaje de las obras de la L8 por delante de los equipamientos, con la consecuente contaminación tanto acústica como ambiental.

Una ampliación de 3,5 millones de euros
Fuentes municipales consultadas por este medio indican que este nuevo depósito del parque Joan Miró forma parte del proyecto de ampliación de la red de agua freática del Eixample, un planeamiento que también prevé la conexión del depósito de la Canòpia, en Glòries, con la calle de Consell de Cent y que tiene un presupuesto total de 3,5 millones de euros. Si no hay contratiempos, la previsión es que los trabajos concluyan a finales del segundo trimestre del 2025, aproximadamente unos ocho meses después del inicio de estos.
