Son las once y media de la mañana. Estación del metro del Paralelo. Cuatro jóvenes empiezan el ascenso a Montjuic, a la espera de recibir el pelotón de ciclistas que concluían este domingo La Vuelta a Cataluña con seis subidas en la montaña olímpica. Hablan sobre todo de Pogacar, el Messi del ciclismo, y rememoran los mejores momentos de la carrera, una de las «más buenas» de los últimos años. Algunos de los ciclistas de talla mundial que no estaban a La Vuelta –una de las tres grandes carreras junto con lo Giro y el Tour– sí quién estarán hoy en Montjuic para la carrera catalana. Los jóvenes aficionados no son de los más puntuales, pero tampoco temen quedarse sin lugar. Tienen experiencia viendo La Volta en Montjuic, dicen.
La afición por el ciclismo es una pasión que solo entiende quien la vive. Para el resto de mortales es aquel deporte que ayuda a hacer la siesta, pero para ellos es un cálculo de tempos, estrategias y energías que, habitualmente, te resignas a vivir en la televisión. Por eso había miles de personas este domingo en Montjuic. Un público muy variado que va desde auténticos fanáticos a familias, gente que «pasaba por allá» y ciclistas amateurs, que a la práctica se han convertido en teloneros de lujo de los verdaderos protagonistas. El panorama es el que se ve en la televisión: cámaras de fotos,


De Berga en Montjuic para ver el final de La Volta
Entre el público hay tres chicos y una chica con mallot y bicis de 3.000 euros como mínimo. «Venimos de Berga. Fuimos ayer con la bici porque pasaban por allá. Si ayer estábamos en Berga, como no teníamos que estar hoy en Montjuic», explica al TOT Barcelona Joan, un chico de unos treinta años que asegura no hacer siestas cuando ve las carreras. Unos metros más allá la gente se queja de la poca cobertura. No quieren llamar a nadie, pero se los para el Esport3 y no pueden seguir la carrera. Joan es de los que ha cambiado a Eurosport, otro canal que ofrece La Volta, para probar más suerte. Mira fugazmente el cielo –está nublado y el año pasado La Vuelta, que también subió a Montjuic, fue pasada por agua– y rápidamente se vuelve a lo importante. «El

Ir in situ a ver ciclismo es sinónimo de esperar, esperar y esperar. Entre el público, también hay algún curioso que va por «la fiesta» y va preguntando «cuánto queda». «Una media hora», explica Ignacio, que vive en Gracia y ha subido sin bici, cuando ve las motos de la Guardia Urbana pasar con las sirenas en marcha y a una velocidad, por cierto, digna de las mejores carreras de MotoGP. La Volta llegaba a Montjuic casi sentenciada, con un Pogacar inmenso que, por si no fuera suficiente, también ha ganado hoy en Barcelona. Es la estrella y se nota. Ha ganado cuatro de las siete etapas de este año y en la carretera todo el mundo especulaba en qué momento atacaría. «Siendo el último día, supongo que será a falta de dos vueltas», pronosticaban entre el público. Finalmente, no ha habido escapada, que siempre gusta, y la victoria se ha decidido al esprint.
Sea como fuere, hay vida más allá de Pogacar. Sobre todo para los colombianos, que abarrotan las curvas de banderas cafeteras a la espera de Nairo Quintana o Egan Bernal. También hay quien anima los de Euskaltel, club del País Vasco que sonríe a su paso a los que llevan la ikurriña, y quien prefiere el equipo de Movistar, uno de los más populares gracias a la serie

María Cristina, el paseo de la fama de la carrera catalana
Solo queda el capítulo final. Mientras las autoridades y la Grossa de Fin de año –patrocinadora de la carrera– iban subiendo al podio para entregar premios y recibir reconocimientos, los
Otras protagonistas en María Cristina han sido los ciclistas Marc Soler, que después de las fotos ha subido a un Porsche para marcharse hacia casa, y Egan Bernal, el primer ciclista sudamericano en ganar un Tour de Francia y, con 22 años, el más joven en conseguirlo. El colombiano es una de las grandes promesas del ciclismo y la esperanza de la comunidad colombiana, una de las más grandes en Barcelona. Él ha sido el protagonista del último gran momento de euforia de la carrera. Prácticamente una hora más tarde de acabar, como quien no quiere la cosa, como si no fuera una estrella, Bernal se ha retirado hacia el autobús entre la multitud de María Cristiana, seguramente, sin calcular los centenares de colombianos que había hoy en Montjuic. Deprisa por María Cristiana, ansiosos de conseguir una fotografía, el público cafetero ha conseguido rodearlo. Ríete tú del fenómeno Taylor Swift. Eso sí, Bernal desfilaba sin seguridad, tranquilo por la avenida con una bici de unos 18.000 euros. Era ya al final, cuando los ciclistas amateurs desfilaban hacia casa para ducharse y el resto al restaurante.
