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La llegada de capital extranjero acelera la «profesionalización» del Sant Andreu

Los 2.000 seguidores del Sant Andreu que se desplazaron a Sabadell son solo la punta del iceberg. El club cuadribarrado certificó a finales de febrero el desplazamiento de aficionados más grande de los últimos cincuenta años. Un partido que, en el plano deportivo, no tiene más historia que los tres puntos que se consiguieron con una nueva goleada. 0-4. El mismo resultado que una semana antes contra el Cornellà y prácticamente el mismo que una semana después contra el Olot (3-0). La UE Sant Andreu es ahora líder y acapara noticias e interacciones en las redes. Sobre todo por su afición, que encadena varios logros que eclipsan los cambios que también están sucediendo en los despachos. El empresario japonés Taito Suzuki, propietario de la multinacional Taica, ha comprado la mayoría de acciones del club y lidera un cambio de era a 14.000 kilómetros del Narcís Sala. Quiere modernizar las instalaciones, apuntalar la estructura del club y, lo más llamativo, conducir al club al fútbol profesional. De hecho, la entrada de dinero extranjero ya se nota con la primera ventana de oportunidad que ha habido desde su llegada, el mercado de fichajes invernal.

“Ha venido un señor delantero, Mendes, y toda una sorpresa, Aliaga”, explica al TOT Barcelona el presidente de la federación de peñas del Sant Andreu, Xavier Miralles. Mendes es un delantero experimentado que tenía pocos minutos en la Primera RFEF –una categoría por encima que el Sant Andreu– pero que lo hizo bastante bien el año pasado en segunda. Y Aliaga es el morbo. Tampoco tenía muchos minutos en el Logroñés, su último equipo, pero lo más relevante es la huella que dejó en su paso por el Europa, el gran rival. “Tenía fijado en Twitter el gol que nos marcó cuando jugaba allí”, recuerda Miralles. Son los dos movimientos más sonados de un mercado que ha terminado con cinco incorporaciones y dos renovaciones estratégicas: la de un jovencísimo y prometedor centrocampista, Dani Torrices, y la de un joven talento local, Sergi Serrano, que enamoró a los comentaristas de Movistar en el partido de Copa del Rey contra el Betis. 

El nuevo propietario del Sant Andreu, Taito Suzuki, con los aficionados | Jordi Play

Los nombres que han llegado suben el nivel de la plantilla y hacen al Sant Andreu aún más favorito para el ascenso. Pero desde el club rebajan la euforia, desbordada en el Narcís Sala. “El del Sant Andreu no es de esos proyectos que quieren subir sí o sí en dos o tres años al fútbol profesional. Lo intentaremos y cuanto antes llegue mejor, pero se debe ir paso a paso y primero hay que profesionalizar muchos estamentos del club”, comenta José Manuel Pérez, consejero del club y quien hizo de intermediario en la venta. Justamente en esta línea van las nuevas incorporaciones. “Vienen de dinámicas profesionales y eso ayudará a hacer crecer al resto de la plantilla”, desglosa el entrenador, Xavi Molist, que también ha renovado.  

Los cambios van más allá de nombres concretos: la próxima temporada, el primer equipo masculino entrenará por la mañana. “Somos de los pocos equipos de la categoría que lo hacemos por la tarde. Ahora hay jugadores que se levantan a las seis para ir a trabajar ocho horas seguidas, y eso, nosotros, por la tarde, tenemos que tenerlo presente, porque algunos vienen con la comida aún en la garganta. Si tú vienes, entrenas y luego te marchas, el cuerpo técnico ya no tiene que tener en cuenta aspectos extra deportivos, podemos controlar mejor las cargas”, destaca Molist. Los fichajes ilusionan a la grada, pero esta “profesionalización” es lo que enamora puertas adentro. “La línea debe ser crecer poco a poco, ser cada vez más profesionales y así hasta donde lleguemos. No sabemos dónde será, pero con los recursos del nuevo presidente será un poco más fácil”, celebra el míster. 

Manuel Camino sigue en la dirección del club, a pesar de no ser el propietario | Gabriel González

Aumenta el presupuesto

La nueva dirección ha incrementado un 25% el presupuesto deportivo en solo tres meses. “Que la gente no se imagine que ahora tenemos un presupuesto de categorías superiores”, matiza Pérez, que reconoce, en todo caso, que ahora pueden competir “de tú a tú” con las economías más altas de la liga. “Si antes éramos de los que teníamos menos recursos de la liga, ahora estaremos próximos a los niveles de Sabadell, Terrassa o Atlètic Balears”, comenta. El director deportivo del club, David Mordillo, el hombre encargado de negociar y fichar a los jugadores, también cree que el ámbito deportivo es la “gran prioridad”. No la única, porque el club ha iniciado pequeñas reformas en el estadio y cambios técnicos, pero sí la carpeta más importante. “Teníamos controladas categorías superiores, pero no podíamos licitar por determinados jugadores que ahora, en diciembre, sí que hemos conseguido”, dice Mordillo.

Ahora bien, el responsable deportivo niega que la llegada de capital extranjero cambie el modus operandi del club, aunque hay cambios evidentes. A inicios de temporada, en un reportaje de este mismo medio, Mordillo reconocía que el mercado del Sant Andreu se limitaba a jugadores catalanes con casa o familia en el área metropolitana de Barcelona. La crisis de la vivienda también afecta -o afectaba- a clubes como el Sant Andreu y el Europa, sin capacidad de acceder a futbolistas extranjeros. Esto ahora también ha cambiado. “Continuaremos rastreando el mercado de jugadores locales, porque queremos que se identifiquen con los valores del club, que sepan realmente a dónde vienen. Pero es verdad que, si no encontramos el perfil que buscamos en alguien de estas características, ahora tendremos capacidad para traer a alguien de fuera y ayudarlo”, concluye Mordillo. 

Los jugadores de la UE Sant Andreu celebran con la afición un gol en el Narcís Sala | Álvaro Martín – UE Sant Andreu

Los cambios también se notarán en el día a día de los entrenamientos. Ahora hay un gimnasio más equipado y también la posibilidad de entrenar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, con campos de césped natural. El impulso económico permite ahora alquilar, durante unas horas las semanas que el equipo visita estadios grandes, el campo de césped natural del CAR, un hecho relevante teniendo en cuenta que el Narcís Sala aún tiene césped artificial. “Pequeños detalles, pero muy significativos”, defiende Pérez. El club también tiene previsto mejorar con cámaras la seguridad del Narcís Sala, ha contratado una empresa de limpieza y ha cambiado los ordenadores de las oficinas, que tenían trece años. Y con el Ayuntamiento ya piensan en mejorar las instalaciones. “Antes tenías pocos recursos y, al ser un equipo de fútbol, invertir en una empresa de limpieza, por ejemplo, quizá te limitaba la capacidad de invertir en el primer equipo. Estas cosas también se notan”, comenta el directivo.

Las contradicciones de ser un club grande

La afición encara con optimismo la nueva etapa, a pesar de que no esconde en ningún caso el “peligro” que supone crecer a pasos acelerados. En Xavi Miralles recuerda que el aficionado cuadribarrado “siempre ha luchado contra el fútbol moderno” y que continuarán “defendiendo el fútbol popular y los valores del club”. En resumen, advierte: “Preferimos no crecer y tener principios”. En todo caso, y a pesar del aviso, los primeros pasos del presidente han gustado. Quiso reunirse, a iniciativa propia, con las peñas del club, una iniciativa que Miralles celebra. “Ha mostrado respeto desde el primer minuto y ha prometido no cambiar nada de aquello que nos representa”. Las peñas, dice el aficionado, le han transmitido que tener una multinacional detrás “no es nuestro modelo de club preferido”, pero el señor Suzuki “lo ha entendido”. El hecho de que los directivos del club que gestionan el día a día sigan siendo los mismos que había antes también “tranquiliza”. 

“Hay un vínculo con el pueblo histórico de Sant Andreu de Palomar y con las cuatro barras y el país. Esto no se puede perder de vista. Tampoco que somos un barrio obrero. Debía saber que somos una afición antifascista, obrera y catalanista, y no dejaremos que se crezca a costa de perder las raíces”, concluye Miralles. Desde el club admiten que, llegar al fútbol profesional, en caso de que se llegue, podría generar “contradicciones” con determinados aspectos que ahora son clave. Hay algunos que están asegurados: el contrato de venta no permite trasladar el club fuera de Sant Andreu o eliminar la senyera como identidad. En todo caso, Pérez reconoce que “hay aspectos que no dependerían de nosotros”. Desplazamientos como los de Sabadell serían difíciles de repetir en categorías más altas, “por las limitaciones que hay”, los horarios podrían no ser tan accesibles e incluso los precios podrían ser más altos. En las entrañas del club saben que crecer conllevaría renuncias, pero insisten en que se trabajará para “compaginar los éxitos deportivos con la idiosincrasia del club”.

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