El domingo está marcado en rojo en la agenda de la afición del Europa y el Sant Andreu. No se sabe cómo, el derbi de Barcelona, la villa contra el pueblo, se ha convertido en una vorágine pasional, identitaria, que une dos barrios por un largo rato de fútbol. Una vorágine a veces incomprendida en otros puntos de la ciudad, pero que resalta en una Barcelona dominada con mano de hierro por el Barça. El derbi movilizará a 4.000 personas, 800 desplazadas desde Sant Andreu; agrupará lo mejor de las instituciones en el palco y reunirá a una cincuentena de periodistas acreditados. Estarán todos, desde Betevé hasta Catalunya Ràdio, pasando por medios españoles y tres alemanes. Todo un éxito, destacan desde el club escapulado, el anfitrión del partido, que está acostumbrado a validar una decena de periodistas, si acaso. La ausencia de fútbol de élite esta semana, detenido por los compromisos internacionales de selecciones, ha ayudado.
La envergadura del derbi se nota sobre todo en las calles de Gràcia y Sant Andreu, pero hay píldoras anecdóticas que escapan de los barrios y del fútbol. Los Amics de les Arts y els Tyets, dos grupos de primer orden en la escena musical catalana, han publicado un videoclip conjunto grabado en el Narcís Sala, el estadio del Sant Andreu, con camisetas andreuencas. Y se ha publicado el viernes, para calentar el ambiente. Todo ello en medio de una bomba mediática sin precedentes en Sant Andreu, la compra del club por parte del empresario japonés Taito Suzuki. A su manera, el grupo de historia Ramon Verges, establecido en Gràcia, también ha despertado a los graciencs con su previa particular, una recopilación de datos o anécdotas históricas que publicaron el jueves. En el caso escapulado, la previa, más solemne, ha estado marcada por la muerte hace unos días de Pep Rovira, histórico del club.
Sea como sea, nada comparado con lo que se vivía hace veinte años. De hecho, nada se puede comparar con lo que se vivió hace tan solo cuatro o cinco. En Gabriel Pérez, periodista del digital l’Altaveu d’Andorra, retransmite los partidos del Sant Andreu en Ràdio Trinijove desde 1998. Baja cada fin de semana y todavía se sorprende con lo que ve. «Siempre ha sido un partido que se esperaba con ganas, era el partido de la temporada, pero con una diferencia, antes como mucho había 1.000 personas, el domingo seremos 4.000, y en el Narcís Sala, en la vuelta, más de 6.000″, explica el periodista al TOT Barcelona. Es lo mismo que pasa con la prensa. «Los equipos de comunicación de los dos clubes se han acostumbrado a preparar un dispositivo para miles de personas y decenas de periodistas», remarca. Pérez considera que los dos clubes «han hecho bien las cosas, sobre todo en el área social» y, además, se han «sabido vender comunicativamente».

Si hace no hace, es lo mismo que expresa el Àngel Garreta, jefe de prensa del Europa durante 23 años. «Hace nueve años, un equipo japonés, donde jugaba el balón de oro del momento, escogió nuestro estadio para hacer un stage de pretemporada. Se montó un todo revuelto; no vino ningún medio local, pero sí 34 japoneses. Aquello, en 2015, fue un récord. Recuerdo decir ‘no sé si habrá nunca más tanta gente’, y ahora fíjate, se supera con creces la cifra de acreditados para un partido de cuarta categoría», explica Garreta, convencido de que si el Nou Sardenya o el Narcís Sala tuvieran capacidad para 9.000 personas «también se llenarían».
Revisando imágenes antiguas, Garreta asegura que se puede contar «una veintena de aficionados del Sant Andreu en el Nou Sardenya«, nada comparado con lo que se vivirá el domingo, «que serán 800 en la zona visitante», insiste para mostrar la evolución. Se han sabido hacer bien las cosas, remarcaba antes Gabriel. Àngel lo aterriza: «Yo he ido a buscar homólogos míos del Sant Andreu para hacernos fotos, proyectos conjuntos. Aparecimos juntos en la revista Panenka, por ejemplo, mostrando brazaletes con la bandera LGTBI. Se ha buscado cualquier excusa para tener un marco deportivo y social que acerque a la gente a los clubes«.
La irrupción mediática
Historiadores de ambos barrios explicaban el año pasado al TOT que la rivalidad entre el Sant Andreu y el Europa es relativamente nueva. No es de aquellas históricas para recurrir a la hemeroteca, sino que es, más bien, algo artificial, un enfrentamiento que iniciaron los grupos de animación de los dos equipos en internet, en un momento en que Europa y Sant Andreu se disputaban ser el tercer club de la ciudad, por detrás del Barça y el Espanyol. El derbi del domingo será el octavo que retransmitirá el ahora jefe de deportes de Betevé, Jordi Montalbo. «El partido se ha hecho grande sobre todo en los últimos tres años. Es un crecimiento ligado a la exclusión social que han vivido los dos clubes», explica el periodista al TOT Barcelona.
Los últimos derbis han llegado a reunir a 100.000 personas en la pantalla, una cifra que multiplica por ocho o nueve la audiencia de otras retransmisiones deportivas de la televisión pública de Barcelona, que este año cumple 30 años en antena. «El derbi trasciende las aficiones de los dos clubes, es un partido que siguen muchos otros aficionados al fútbol, gente que sigue la categoría. Interesa a un público generalista, es el partidazo del fútbol catalán. Y más ahora, que cada vez hay más gente desenganchada del fútbol moderno», detalla Montablo.

Una victoria del fútbol catalán
Sant Andreu y Europa son dos clubes que nada tienen que ver con las contradicciones que despierta un transatlántico empresarial como el Barça –y a pesar de ser más pequeño, también el Espanyol– que tiene como lema estrella el «más que un club». «Se habla mucho de este lema, y Europa y Sant Andreu lo representamos realmente bien», apunta el periodista. «Son dos aficiones con mucha rivalidad, pero muy similares en el fondo; defienden una sociedad antirracista, antifeminista y en contra de la violencia LGTBI».
«Europa y Sant Andreu han conseguido asomar la cabeza en un mercado que se lo lleva todo el Barça. Si le cuesta al Espanyol, que está en primera división y tiene la masa social que tiene, imagínate al resto. Que se hable del derbi, que el partido haya ganado tanta notoriedad, es todo un éxito para los dos clubes», comenta Montablo, que ve el derbi como «la gran victoria del fútbol catalán, del auténtico, el de barrio».
Queda por ver si el impacto mediático que ha alcanzado el derbi cambia o no algunas cosas, para bien o para mal. Este año, por ejemplo, ya se ha notado cierto run-run en Gràcia al ver que algunas empresas de preventa o de reventa anunciaban entradas del derbi antes de que salieran a la venta. Ya pasó el año pasado en el Narcís Sala, un hecho que motivó una protesta de los Desperdicis, el grupo de animación andreuenc. Es quizá el gran reto; tapar cualquier fisura que pueda convertir la vorágine de un derbi modesto en un dolor de cabeza. Y queda por ver, también, si cambia la situación de los clubes para bien en un escenario marcado por la poca entente con las instituciones. Cosas de una Barcelona indomable, con cientos de miles de entidades pidiendo cita para ser atendidas en Sant Jaume.