Dos agentes de los Mossos d’Esquadra de la comisaría de Sant Martí protagonizan una trama de corrupción policial que bien podría haber salido de The Wire o Line of Duty. Fiscalía pide más de 18 años de prisión para dos policías acusados de colocar droga y armas en el coche de un estibador mientras estaba en el gimnasio, con el objetivo de que terminara encarcelado por narcotráfico.
Según ha adelantado El País, el trabajador portuario pasó un calvario judicial de tres años desde su detención el 15 de junio de 2016 hasta la exoneración en tribunales en mayo de 2019. Los dos funcionarios habrían usado la base de datos del cuerpo de policía para identificar su vehículo y habrían estudiado sus rutinas a través de seguimientos extraoficiales hechos por dos cómplices.
Así es como habrían encontrado el momento idóneo para poner en su coche un kilo de cocaína, hachís, una pistola semiautomática, un hacha y una navaja. Un tuit de los Mossos aún muestra las presuntas pruebas encontradas ese día, aunque la nota de prensa ya no está en línea. Según la información publicada entonces en la prensa, al día siguiente de la detención se registró el domicilio del hombre y se encontró abundante material con simbología nazi.
Gestiones desde comisaría
Después, los cómplices llamaron al teléfono de guardia de la comisaría haciéndose pasar por confidentes de un tercer agente, que no estaría al tanto de la trama y formaría parte de la unidad antidroga, para dar el chivatazo del contenido del coche del estibador. Uno de los dos policías presuntamente corruptos estaba de guardia ese día y pudo precipitar un dispositivo de registro y detención, según publica el mismo rotativo.
Pendientes de juicio
Los dos agentes acusados están en libertad actualmente pero apartados de su trabajo. Fueron atrapados por Asuntos Internos tras meses de escuchas e investigación. No se ha aclarado aún cuál sería la motivación para tenderle una trampa al estibador, ni si estaba orquestada por una organización ajena u otros individuos. Se sospecha, sin embargo, que podría haber como telón de fondo un conflicto entre estibadores relacionado con tráfico internacional de droga en el Puerto de Barcelona. El juicio está pendiente de fecha.