Una operación conjunta de la Guardia Urbana de Barcelona y el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) ha permitido desmantelar una cocina clandestina que estaba ubicada en un sótano del distrito de Ciutat Vella y donde se explotaba a una persona, que se veía obligada a vivir en el espacio en condiciones insalubres y a trabajar jornadas de hasta 18 horas diarias. El dispositivo se ha saldado con la detención de dos personas como presuntos autores de un delito de 
Los hechos se remontan al mes de diciembre del 2022, cuando una patrulla del cuerpo policial barcelonés que se encontraba patrullando por el barrio del Raval de la capital catalana fue parada por un hombre que aseguraba que lo tenían encerrado en un sótano donde no solo trabajaba en condiciones precarias cocinando productos que venía en la calle, sino dónde también se veía obligado a vivir. Con esta información, los agentes se pusieron en contacto con el Grupo de Tráfico y Explotación de Personas y con el CNP para realojar de urgencia a la presunta víctima y tomarle declaración.

En este momento, el hombre explica que los responsables de este negocio fraudulento contactaban con personas de su país de origen ofreciéndoles trabajar en una cocina durante 12 horas en el día por un sueldo diario de 33 euros con alojamiento y comida incluidos. Las personas que accedían a la oferta, una vez llegaban a Barcelona, eran dirigidas hasta la cocina clandestina, que estaba ubicada en un sótano del Raval, donde eran obligadas a dejar el pasaporte junto con el teléfono móvil, y donde quedaban cerradas con llave, sin poder salir.

Según pudieron comprobar los agentes, los trabajadores se veían obligados a hacer jornadas laborales de hasta 18 horas elaborando comida que después se repartía a domicilio o se vendía en comercios. Estos platos se preparaban en un espacio insalubre que no tenía medidas higiénicas de ningún tipo. Para evitar que denunciaran la situación, los responsables de la cocina clandestina amenazaban a los trabajadores con llevarlos ante las autoridades para denunciar su situación irregular.
Tres entradas y dos detenidos
Con la información recavada, los agentes prepararon un dispositivo que consistió en tres entradas tanto en el sótano donde había la cocina como en dos fruterías regentadas por los mismos responsables. Una vez dentro del sótano, los agentes no localizaron a ningún otro trabajador, pero pudieron comprobar las condiciones de falta de higiene del local así como indicios suficientes que probaban el relato de explotación laboral que había denunciado la víctima, de forma que detuvieron los dos responsables.

