A veces los casos reales superan la ficción. Una operación conjunta de Mossos d’Esquadra y Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal internacional que fabricaba y distribuía billetes falsos de 100 euros. A pesar de parecer la sinopsis de una nueva película, la situación es bien real. Los 14 detenidos estaban repartidos entre Barcelona, Roma y Nápoles y habían creado una imprenta clandestina donde hacían copias idénticas de los billetes que posteriormente introducían al mercado. La precisión de las falsificaciones era tan buena que había llegado a «engañar» muchas máquinas. En total, los criminales habrían conseguido poner en circulación un total de un millón de euros falsos.
El operativo que los ha detenido empezó su investigación a finales del año pasado después de detectar la circulación de una gran cantidad de billetes falsos de 100 euros en comercios de la capital catalana. Los investigadores consiguieron identificar los miembros de una célula que operaba desde Barcelona y se encargaba de la distribución y colocación de las falsificaciones en España. En otras palabras, los criminales barceloneses eran el puente de entrada para la circulación de los billetes. Pero la historia no acaba aquí, en un momento de coordinación con la Europol, los Mossos contactaron con la policía italiana y descubrieron que había una investigación abierta desde 2023 contra una organización criminal asentada en Nápoles y Roma, que fabricaba y distribuía estos mismos billetes de 100 euros. Gracias a la colaboración de los dos países, se ha hecho posible la detención de parte de la banda criminal, entre ellos, el responsable del todo.

El Eixample, el punto de salida del dinero falso
La organización criminal estaba formada por diferentes células operativas independientes en los diferentes países donde operaba y cada una con diferentes tareas. La célula de distribución se encargaba de llevar grandes cantidades de billetes falsos a las diferentes células itinerantes de colocación, entre las cuales se encontraban la célula detectada en Barcelona y que residía a dos domicilios del barrio del Eixample. De este modo, el Eixample se convirtió en el punto de encuentro del dinero que se tenían que distribuir por el estado español. Además, esta célula de colocación detectada en Barcelona actuaba por toda la capital catalana realizando pequeñas compras a establecimientos que tenían máquinas electrónicas para pagar: una vez introducida el billete falso, se hacían con el cambio que las máquinas los libraban y con el producto adquirido.