Una de las primeras cosas que el activista vecinal Manuel Vital hizo cuando el mayo del 1978 ‘secuestró’ un autobús de la Línea 47 fue avisar a su mujer, Carmen. “¿Qué has hecho?”, le preguntó ella. “El autobús ya está aquí, en Torre Baró”, contestó. Este recuerdo lo comparte en declaraciones al TOT Barcelona un vecino de este barrio del distrito de Nou Barris José Manuel Roper, quien entonces solo tenía 14 años. Recuerda que estaba jugando con sus amigos a pelota en la calle cuando, de repente, presenciaron una insólita imagen: un autobús circulando por la parte superior del barrio, concretamente por la zona del Castell de Torre Baró. No estaba solo, lo acompañaba una multitud de vecinos que coreaban: “¡Queremos autobús, queremos autobús!”.
Tal como explicó el pasado mes de julio a este diario el socio fundador del Archivo Histórico Nou Barris, Arnaldo Gil, el motivo que había detrás de la acción de Vital, quien también era conductor de autobús, fue que el servicio no llegaba a aquella zona de Torre Baró. La compañía de autobuses se negaba a dar cobertura porque, según decía, los vehículos no podían circular por calles con tanta pendiente, algunas de las cuales estaban sin pavimentar. Vital demostró que sí que podían. “Por lo que me han contado, resulta que Vital lo había pedido antes en el Ayuntamiento y se rieron de su propuesta. Con el cabreo que le cogió, lo llevó hasta el barrio”, asegura Roper, de ahora 60 años.
Vecinos haciendo de vecinos
Esta historia, que pervive en el recuerdo de muchos barceloneses a pesar del paso de las décadas, está de actualidad porque tendrá película propia. Se llama ‘El 47’, es del director barcelonés Marcel Barcena y se rodó el pasado mes de julio con la previsión de estrenarse en los cines el próximo mes de setiembre. Lo más importante para el barrio es que algunos de los vecinos hacen de figurantes interpretando los vecinos de la época. Entre los que participaron, hay que, incluso, vivieron los hechos, como Roper. Otros, como José Antonio Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Torre Baró, los han conocido desde la distancia que dan los años a través del recuerdo de sus familias. “Es importante que se reviva la historia. Si las historias no se explican a las grandes pantallas, es como si no existieran. Y aquí existimos y resistimos”, insiste.

Aunque Martínez no vivió el ‘secuestro’, dice que es una anécdota instalada en el imaginario colectivo del barrio que todo el mundo escucha en casa desde que es pequeño. Su padre le explicó que cuando el autobús llegó, él, junto con otros vecinos, se pusieron delante para escoltarlo. Por su parte, la Dolores Múñoz, otra vecina que entonces tenía 30 años, indica al TOT que cuando ella y su familia estaban a punto de comer pasó el autobús, lo cual les hizo cambiar de planes y ayudarle a continuar su trayecto. “En ciertos puntos, los hombres empujaban el vehículo y las mujeres sacábamos tierra de la calle para hacerlo más fácil”, señala esta vecina, de ahora 80 años.
En su caso, Roper subió con su familia. Dice que el recorrido no finalizó hasta que llegó al barrio vecino de Ciutat Meridiana, donde la acción acabó abruptamente con la aparición de los grises. Su abuela se llevó a Roper del lugar de los hechos porque no le pasara nada, pero su madre se quedó y acabó detenida por el ‘secuestro’, del mismo modo que Vital y otros vecinos. En la comisaría donde fueron, también estuvo Muñoz. Lo que más recuerda es que un vecino llevó a ella y su familia unos bocadillos porque no habían comido nada y que su hija gastó una broma a una mujer que, al pasar por delante, preguntó qué pasaba. “Nada, que hemos secuestrado un elefante del parque”, afirma entre risas. Paralelamente, Roper destaca que para salir de comisaría, su madre tuvo que pagar una multa de 10.000 pesetas de las antiguas. La suerte de Vital fue todavía peor: lo despidieron. “Con motivo de esto, el vecindario se manifestó cada domingo en la avenida Meridiana. Después de unas cuantas protestas, lo acabaron readmitiendo”, celebra.
Un barrio en lucha constante
Esta acción reivindicativa es solo una de las muchas luchas que los vecinos de Torre Baró han protagonizado con el paso de los años. Martínez afirma que también han luchado por otros derechos básicos como los servicios de electricidad, agua y —otra vez— de autobuses. El mayo del 2022, 44 años después del ‘secuestro’, un grupo de vecinos volvió a movilizarse contra el servicio de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) protagonizando cada viernes cortes de calles para pedir mejoras en el servicio, ya que sufría retrasos de manera habitual. Casi dos años después, Martínez asegura que todavía está lejos de ser óptimo. “Uno de los problemas es que hay usuarios que han llegado a esperar entre 45 y 60 minutos. Un día, incluso, el retraso llegó a los 80 minutos”, denuncia.

Esta lucha, que en parte empezó con el ‘secuestro’ de Vital, está retratada, según Martínez, con fidelidad a la película ‘El 47’. Para conseguir que los escenarios se parecieran al máximo al Torre Baró de los años setenta, sus responsables se reunieron con el Archivo Histórico Nou Barris y la Asociación de Vecinos de Torre Baró, entre otros, recorrieron el barrio de arriba abajo para encontrar las localizaciones adecuadas y recuperaron momentos históricos a partir de testigos y fotografías. “Han hecho lo que no hacen los políticos, y esto es una maravilla porque han captado la esencia del barrio”. Esto se denotó durante la escena de la llegada del autobús ‘secuestrado’, cuando algunos vecinos lloraron de emoción. Una de ellas fue Muñoz. “Me emocioné porque gracias al ‘secuestro’ tenemos autobús. Espero que Vital, esté donde esté, descanse en paz y gloria”, concluye.




