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Rebelión vecinal y política contra el retorno de las fiestas privadas al Park Güell

La desfile de Louis Vuitton que se hará este jueves, 23 de mayo, en el Park Güell, ha encendido todas las alarmas. La privatización de un espacio público de Barcelona, que además es patrimonio de la Unesco, para llevar a cabo actos de empresas y fiestas para unos pocos ha iniciado una rebelión vecinal y política -por parte de Barcelona En Comú y ERC- en contra una iniciativa que el gobierno de Jaume Collboni dice que es de interés público porque se enmarca dentro del programa de la Copa América de Vela. Los destrozos provocados en un muro patrimonial han sido el toque de alerta y ahora la preocupación de vecinos y del partido de Ada Colau es que actos como este se repitan y se mecantilitze, todavía más el patrimonio, de la ciudad. El Park Güell es de pago desde el 2013 y los ingresos fueron el 2022 de 38,1 millones. El cierre del Park Güell, ahora hace 13 años, fue la privatización definitiva del espacio, pero desde muchos años antes, el monumento ya se alquilaba a privados para hacer fiestas y actos de todo tipo.

Fiestas desde antes del 2000

La vida de Gabriel Picart está muy ligada al Park Güell. Este pintor barcelonés de 61 años es el nieto de la portera que durante más de medio siglo guardó el acceso al maravilloso recinto proyectado por el arquitecto Antonio Gaudí y tuvo su primer estudio artístico en uno de los espacios de la llamada casa de la Creu, actualmente reconvertida en la librería de las instalaciones. Desde los 17 años vive en uno de los últimos edificios de la calle de Olot, a escasos metros de una de las entradas del parque. «Prácticamente me crie aquí. He visto el recinto convertirse de un paraíso para los vecinos a un verdadero infierno», asegura.

Una imagen de archivo de la entrada principal del Park Güell / Jordi Play
Una imagen de archivo de la entrada principal del Park Güell / Jordi Play

Picart recuerda perfectamente cuando empezó esta particular pesadilla. «La primera de las fiestas fue una boda privada poco antes del año 2000. Debía de tener mucho de éxito porque después montaron acontecimientos el Deutsche Bank o el Credit Suisse. Durante la alcaldía de Joan Clos, hubo una semana que estuvimos casi cuatro noches sin poder dormir», señala. Inicialmente, varias llamadas a la Guardia Urbana eran suficientes para conseguir rebajar el volumen o parar estos actos. Ahora bien, la cosa se fue complicando con el paso de los años, cuando los promotores de estas fiestas conseguían permisos extraordinarios por parte del Ayuntamiento para poder alargar las veladas más allá de las doce. «Se saltaban todas las ordenanzas municipales y esto no solo era terrible para los vecinos, sino también para la obra de Gaudí», remarca.

La movilización de algunos vecinos y las sospechas de tráfico de influencias entre los inversores privados y el Ayuntamiento consiguieron parar en seco los acontecimientos nocturnos alrededor del 2002. Desde entonces solo se habían celebrado algunos actos y conciertos públicos de manera puntual, una situación que había calmado los ánimos de los afectados, que ya tienen que convivir con los problemas del turismo masivo durante la mayoría de días del año. Ahora bien, la polémica suscitada con el desfile que Louis Vuitton prepara para este jueves en el recinto modernista ha puesto en alerta al vecindario de esta zona, que todavía tiene muy presente el recuerdo de estas fiestas privadas y que ahora teme que este acto pueda volver a abrir la veda 20 años después.

Otro ‘Bienvenido, Míster Marshall’

A pesar de que los estatutos del Park Güell solo prevén que se puedan organizar acontecimientos de divulgación científica o patrimonial, el gobierno de Collboni justifica el permiso para hacer el desfile en el hecho que se trata de un acto «de interés público». Fuentes municipales lo argumentan al TOT Barcelona apuntando que se trata de una actividad que se engloba dentro de la Copa América de Vela, que se hará en la ciudad entre el 22 de agosto y el 27 de octubre, y esta «ha sido declarada como acontecimiento excepcional de interés público». Según el Ayuntamiento, la autorización del desfile la ha tomado la Comisión Técnica de Acontecimientos del Park Güell, que “solo prevé autorizaciones excepcionales en casos de acontecimientos que se consideren de especial interés para la ciudad”. En la citada comisión hay representantes de la dirección del parque, del distrito de Gracia y del Instituto Municipal de Parques y Jardines, apuntan fuentes municipales. Pero, según ha podido saber este medio, la decisión se ha tomado exclusivamente desde el gobierno de la ciudad y actores vinculados al Park Güell no la ven con buenos ojos. Incluso, fuentes próximas a Collboni se aventuran a tildar el desfile de «otra muestra de Bienvenido, Míster Marshall«, parafraseando la película de Berlanga.

Hay que recordar que la liebre se levantó la semana pasada durante los preparativos del desfile, cuando unos operarios destrozaron un muro patrimonial de las escaleras que dan acceso a la plaza de la Natura. El Park Güell es patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1984. El Ayuntamiento calificó el hecho «de un error humano». El estropicio se reparó rápidamente y el viernes 17 de mayo ya se había terminado. A pesar de la insistencia de este medio, el Ayuntamiento ha mantenido en este caso una política poco transparente y se ha negado a dar los costes de la reparación y del desfile alegando motivos de confidencialidad. «Una vez acabe el acontecimiento, la empresa organizadora liquidará la factura correspondiente, enmarcada en las cláusulas de confidencialidad del contrato firmado», se han limitado a decir al TOT fuentes municipales.

El muro destrozado del Park Güell / CONSELL VECINAL DEL CERRO DE LA ROVIRA

Fuentes del sector próximas al acontecimiento han explicado a este medio que toda la organización del desfile se está llevando con un especial hermetismo, hecho que hace que muchas de las empresas que colaboran tengan información con cuentagotas y no sepan ni siquiera qué funciones llevan a cabo las otras compañías involucradas. En cuanto al posible coste de todo el acto, las mismas voces precisan que un acontecimiento de estas características puede tener perfectamente un presupuesto de más de un millón de euros y confirman que varias personalidades internacionales tanto del sector de la moda como celebrities o artistas han sido invitados.

«Un acto de lujo extremo», según Colau

La desfile ha levantado polvareda en el ámbito político y buena parte de los grupos municipales han dicho la suya. La exalcaldessa Ada Colau envió el pasado viernes una carta a Collboni en la cual le recuerda «que se está incumpliendo la normativa para hacer un acto de lujo extremo, privatizando un espacio público por el beneficio de muy pocos». Colau tampoco le ve mucho sentido a justificar el acto con la Copa América de Vela cuando «nada tienen que ver». Según la líder de los Comuns, se está dando «una imagen impropia de la ciudad, de parque temático y no de ciudad de la arquitectura», y pide al gobierno socialista que rectifique lo que haga falta «para garantizar el derecho a la libre circulación de los vecinos y vecinas durante la celebración del acontecimiento, así como la conservación del patrimonio arquitectónico».
La regidora Janet Sanz y el regidor Pau González asistirán a la manifestación que se hará el jueves por la tarde contra el acto de Louis Vuitton.

También se ha posicionado en contra del desfile la presidenta de ERC Elisenda Alamany, que considera que «Barcelona se tiene que hacer respetar» y opina que «proteger la ciudad es no permitir que actividades comerciales destrocen el Park Güell». La regidora ha solicitado a Collboni que explique qué se ha hecho para supervisar el desfile y que se garantice que Louis Vuitton paga la factura de la reparación. Desde Trias per Barcelona, el concejal Jordi Marti Galbis ha dicho que el Ayuntamiento tiene que presentar una denuncia por los destrozos hechos, así como una reclamación de «responsabilidad patrimonial para resarcir los daños».


Los grupos municipales reclaman más información

De hecho, la mayoría de formaciones políticas han presentado ruegos o preguntas al gobierno sobre el desfile y los destrozos. Al distrito de Gracia, el PP trasladó al ejecutivo la necesidad dde que la empresa reparara el muro patrimonial. Y Comuns y ERC han entrado más en el fondo. El partido de Colau ha preguntado sobre la «naturaleza del contrato» que permite un acto privado en el Park Güell, el importe exacto de los beneficios del acontecimiento, en que se invertirá el dinero generado por el desfile, si se está respetando la normativa del Park Güell con esta actividad y si ha previsto o está negociando algún acontecimiento más de este tipo en el distrito de Gracia en los tres años próximos. Y los republicanos quieren saber los criterios que han llevado al Ayuntamiento de Barcelona y B:SM (la empresa municipal que gestiona el Park Güell) a otorgar el permiso para la realización de este desfile de moda, «un acontecimiento de carácter privado y lucrativo, que no está contemplado en la normativa vigente del Park Güell» y las condiciones del convenio entre B:SM y la marca de moda (incluido el importe del alquiler de la zona y el aforo previsto por el acontecimiento), y plantea que se «compense el impacto de este acontecimiento en el barrio, con un retorno social».

Cerca de 32 millones de ingresos el 2022

El Park Güell ya tiene ingresos millonarios anualmente fruto del cierre de la zona monumental -llevado a cabo en 2013, en tiempo del alcalde Xavier Trias– y dado que para visitarla hay que pagar 10 euros (entrada general). Según los datos de B:SM a los cuales ha tenido acceso el TOT Barcelona, los ingresos del 2022 subieron hasta los 31,8 millones de euros y multiplicaron por tres los conseguidos en 2021, que fueron de más de 11,4 millones. En número de visitantes, visitaron el Park Güell 4.255.904 personas, lo cual representa un 84,7% de ocupación respecto al aforo disponible. El 2021, los visitantes fueron 1.506.456, y el 2020, el año de la pandemia, 593.206. El número de visitantes del 2022 es el más alto desde que el Park Güell es de pago y a la espera de conocer los visitantes e ingresos del 2023, y supera a los del 2019, cuando fueron 3.153.973, en un momento en que todavía no se había llevado a cabo la ampliación del área regulada.

Un aviso para navegantes en los Tres Turons

La gran polvareda levantada por este acontecimiento privado de Louis Vuitton ha conseguido la movilización de vecinos de los cerros de la Creueta del Coll, la Rovira y el Carmel. Este es un hecho con pocos precedentes en una zona históricamente bastante desmembrada, pero donde el caso del Park Güell se ve como un aviso para navegantes de la suerte que podrían correr otros espacios como los mal llamados búnkeres del Carmel. De hecho, el vecindario del Carmel ya levantó la voz el año pasado para alertar de que la instalación de vallas para clausurar las baterías antiaéreas durante la noche podía ser un movimiento para reactivar el polémico proyecto del parque de los Tres Turons. La iniciativa -que se puso por primera vez sobre la mesa del consistorio en el Plan General Metropolitano (PGM) del 1976- prevé unificar estas tres zonas elevadas a través de un grande parque verde de 123 hectáreas y supondría el derribo de cerca de 300 viviendas, expulsando así a los últimos supervivientes de el pasado barraquista de la zona. En este sentido, fuentes del PSC ya apuntaron durante el mandato pasado que si los problemas de incivismo y las botellades no se resolvían con las vallas, el siguiente paso podría ser hacer pagar para entrar a los búnkers, una posibilidad que, de momento, el ejecutivo de Collboni ha dejado en un cajón.

Cartel de la manifestación que tendrá lugar el jueves 23 de mayo en contra del desfile de Louis Vuitton al Park Güell / Cedida
Cartel de la manifestación que tendrá lugar el jueves 23 de mayo en contra del desfile de Louis Vuitton al Park Güell / Cedida

Después de una primera movilización vecinal conjunta durante la primera década de los 2000, que permitió evitar que se demolieran algunas fincas para convertir los accesos al Park Güell en una especie recinto con restaurantes y comercios enfocados al turismo, la polémica con el desfile ha conseguido que vecinos de los Tres Turons vuelvan a unir esfuerzos para evitar que este acontecimiento abra la veda a una nueva hornada de fiestas y, en definitiva, a la privatización de un espacio que reclaman para el vecindario. Precisamente, este jueves hay convocada una gran manifestación en la rambla de Mercedes y el martes un grupo de manifestantes ya se concentró delante la tienda de Louis Vuitton del paseo de Gracia. Picart será una de las personas que participarán de esta última protesta, convencido que solo la movilización vecinal es capaz de parar la gentrificación de una zona con una movilidad caótica y ya prácticamente arrasada por el monocultivo de las tiendas de souvenirs. «Con todos los problemas que tenemos, solo nos faltaba ahora no poder dormir. Esto es una mina de oro y parece que los vecinos molestamos«, sentencia.

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