La suspensión de licencias de actividad y de obras en la Rambla, aprobada por el Ayuntamiento de Barcelona a principios del pasado mes de julio, impide la apertura de numerosos establecimientos que están vacíos y en desuso. Lo denuncia la entidad Amics de la Rambla, formada por comerciantes y vecinos. Su presidente Pau Bosch muestra su «preocupación», ya que la paralización «frena cualquier nueva actividad en la Rambla» y afecta a comercios y proyectos culturales singulares. La suspensión es por un año prorrogable a un segundo y coincide con la reforma integral del paseo más internacional de Barcelona, que debe terminar en 2027.

La nueva limitación fue aprobada en comisión de gobierno el 4 de julio y establece que se suspenden «todos los epígrafes contemplados en la ordenanza municipal de actividades e intervención integral de la Administración municipal». También veta «la concesión de licencias de obras y la admisión de las comunicaciones previas destinadas a la instalación de estas actividades, ampliación o reforma si suponen un aumento de aforo». El texto establece algunas excepciones que escapan de la suspensión: las licencias de obras o actividad solicitadas con anterioridad a esta, y aquellas que «hayan obtenido el informe de compatibilidad con el plan de usos o el informe de idoneidad previo a la tramitación de cualquier permiso de obras, siempre que el plazo de vigencia de este no se haya agotado», dice entre otros supuestos.
El mantenimiento de los edificios vacíos se complica
Desde Amics de la Rambla, se defiende que en la Rambla haya una oferta amplia y de calidad. Creen que la suspensión puede servir para limitar «usos no deseados», pero advierten que pueden verse afectados proyectos culturales y comerciales que podrían suponer una mejora para el territorio, expresaron en un comunicado el 6 de julio. La entidad pide que se acelere la redacción de un nuevo plan específico de usos para la Rambla, que garantice la implementación de actividades «positivas» para la ciudad, y «para evitar que la actividad económica se degrade en un momento especialmente sensible», como son las obras de reforma del paseo, ya que se hace muy difícil «económicamente el mantenimiento de locales vacíos por su alto valor patrimonial».
En la entrega de los galardones de los Ramblistes d’Honor esta semana, Bosch recordó al alcalde que es necesario reabrir como equipamientos culturales la Antiga Foneria dels Canons, el Teatre Cultural y el Club Capitol, y mencionó otros espacios ahora cerrados en la Rambla y sus alrededores, como los bajos del Palau Moja, algunos puestos de la Boqueria, la mayor parte del edificio de los almacenes Sepu y la tienda El Ingenio, propiedad del Ayuntamiento y que ahora está abandonada y degradada. El presidente de Amics de la Rambla también pidió la recuperación de la antigua escuela Massana, ahora ocupada, y la reforma y nuevos usos para la plaça de la Gardunya, un proyecto que el Ayuntamiento ya contempla, junto con la remodelación del mercado de la Boqueria. Bosch aprovechó el acto para plantear el levantamiento de la suspensión para las actividades y usos que pueden dar calidad a la Rambla. Fuentes municipales han asegurado al TOT Barcelona que no se hará.
La suspensión, una herramienta de control, según Collboni
En su intervención en los citados galardones, Collboni dijo que en los dos años venideros, en la Rambla, se deberán tomar compromisos no sobre el continente sino sobre el contenido. El alcalde, sin entrar en detalles, subrayó que el paseo debe preservar su esencia, los usos culturales y hacer el centro atractivo a la ciudadanía de Barcelona. Sobre la suspensión de licencias, destacó que es la forma que el consistorio tiene «para controlar el comercio que queremos en una zona que está sometida a mucha presión y en transformación». Collboni añadió que desde el Ayuntamiento quieren incidir en el comercio que sí se desea en la Rambla. «Vamos en esta dirección». Y concluyó que algunos de los espacios cerrados son de privados y es un tema que se deberá gestionar.

Uno de los espacios que se está transformando es la ‘Antiga Foneria dels Canons, en el número 2 de la Rambla, donde la Generalitat quiere abrir un centro de cultura digital el año 2027. Ahora mismo, se está haciendo la restauración de la fachada y de la cubierta, ya que la licencia de obras se otorgó antes de la suspensión. La intención del departamento de Cultura es comenzar el año próximo la reforma interior. Una vez terminadas todas las mejoras, el nuevo equipamiento necesitará una licencia de actividad y habrá que ver cuando quiera abrir en qué momento se encuentra la suspensión de la Rambla. El TOT se ha dirigido al departamento de Cultura para conocer esta posible afectación sin haber obtenido respuesta.
La FNAC esquiva la suspensión de licencias
Por otro lado, junto a la antigua zapatería Casas, en el número 131 de la Rambla está el edificio que durante 132 años fue la sastrería histórica Modelo. El inmueble albergó posteriormente la firma de ropa H&M y ahora está en obras para que se instale la FNAC, una vez cierre la tienda que la cadena francesa tiene en el centro comercial de El Triangle de la plaza de Catalunya. Tal como informó el TOT, en la finca ya se realizaban trabajos de demolición este pasado verano. Fuentes vinculadas al proyecto han confirmado a este medio que se ha podido esquivar la suspensión decretada por el Ayuntamiento. Desde la Rambla, fuentes conocedoras de la operación apuntan que esta transformación dispone de un informe previo urbanístico favorable, lo cual permite que el proyecto siga adelante.

En el ámbito cultural, la recuperación del Teatre Principal, cerrado desde 2017, debe ser uno de los ejes vertebradores de la Rambla cuando la reforma del paseo haya terminado. Aunque se ha insistido mucho a lo largo de este año en el área de Urbanismo del Ayuntamiento sobre el estado de las licencias, la última información oficial de que dispone el TOT es de diciembre del año pasado. Entonces, el Ayuntamiento informó que el Teatre Principal tenía una licencia del año 2020 para una reparación puntual de la fachada y dos licencias más en trámite, una para estabilizar la fachada y otra para rehabilitar el edificio. Cuando comiencen, se prevé que las obras duren dos años y el presupuesto será de unos 25 millones de euros, si no se ha encarecido.
El Teatre Principal, con años de retrasos
La idea del empresario hotelero José María Trénor, impulsor de un proyecto que suma años de retrasos, es que el Principal se convierta en un espacio cultural centrado en el ámbito audiovisual y el arte inmersivo. Según los últimos datos hechos públicos, el teatro, con más de 11.000 m², mantendrá la fachada y su carácter patrimonial -tiene un nivel B de protección- y dispondrá de seis salas que tendrán una capacidad para más de 2.500 personas. Las salas serán el Teatre Principal, el Teatre Latino, la Cúpula Venus, el Espai Rambles, el antiguo frontón Jai Alai y el Espai Lancaster-Petit Frontó. Todas las salas se comunicarán a través de un espacio interior que hará de pasaje abierto y unirá la Rambla con la calle de Lancaster.

Una inmobiliaria de Madrid compró el Club Capitol
El Club Capitol es otro equipamiento cultural cerrado, desde hace cuatro años, y todo apunta que deberá esperar al levantamiento de la suspensión de licencias para reformarse, a menos que el permiso se hubiera solicitado con anterioridad o el edificio pudiera acogerse a una de las excepciones. Como informó en primicia el TOT, toda la finca fue comprada por una inmobiliaria de Madrid, Torcalena. Según explicó el Ayuntamiento hace un año, no constaba en el distrito de Ciutat Vella ningún comunicado de actividad ni ningún informe previo de actividad. Sí se había hecho en diciembre de 2022 una consulta de viabilidad de obras para un local comercial, que ocuparía planta baja, sótano y principal, en Rambla 138 y Santa Anna 7-9, que se corresponde con el Club Capitol. Aunque la sala ha sido cine y teatro durante casi un siglo, el Pla General Metropolità (PGM) permite usos muy variados para la Rambla 138, como vivienda, diferentes tipos de equipamientos (cultural, religioso, sanitario, deportivo, recreativo), oficinas y comercio.

Una oficina de cambio de moneda en la zapatería Casas
Otro local que está en plena transformación es el local de la antigua zapatería Casas, que cerró el pasado febrero. Tal como informó el TOT, la intención es abrir en estos bajos, situados en el número 125 de la arteria, una oficina de cambio de moneda, similar a la que hay en el número 129, donde antes estaba el comercio emblemático Musical Empòrium, y que es un negocio de nueva implantación enfocado claramente al turismo. Este verano, en la antigua zapatería se estaban haciendo obras y a mediados de septiembre sobre la fachada del edificio se anunciaba la apertura pronto del establecimiento de la firma Exact, un cartel que ahora ha desaparecido. El TOT se ha dirigido al Ayuntamiento para conocer el estado del espacio y si podrá abrir, sin haber obtenido respuesta sobre este comercio.
Una zapatería abre en los bajos del edificio del Sepu
Los almacenes Sepu fueron un establecimiento muy conocido de Barcelona que funcionó entre los años 1935 y 2000 en la Rambla, 120. Detrás de los Sepu (Sociedad Española de Precios Únicos), que también abrieron comercios en Madrid y Barcelona, había dos empresarios suizos de origen judío, Henry Reisembach y Edouard Worms. En la capital catalana, el Sepu abrió el 26 de marzo de 1935, según recoge el blog La Barcelona de antes, y bajó la persiana antes del cambio de siglo. Los almacenes se instalaron en un edificio modesto de planta baja y un piso en los terrenos de los jardines del Palau Moja, que los propietarios del palacio vendieron a los empresarios.

Aún hoy, el inmueble que albergó el Sepu está en pie en la Rambla, y ahora, en uno de los espacios a pie de calle, acaba de abrir una pop up de la multinacional de zapatos Bata, fundada en 1894 en la República Checa y presente en 72 países, con artículos de la nueva colección y outlet, y la semana próxima arrancará otro establecimiento al lado de calzado deportivo de la misma marca. En este caso, la suspensión de licencias no les ha afectado porque el negocio no ha supuesto un cambio de actividad y no se ha hecho ninguna reforma importante, explicó uno de los fundadores de la plataforma de establecimientos Emblemàtics Barcelona y expresidente de la asociación de restauradores y hoteleros de la rambla de Catalunya Alberto Mejías.
El Café NBA cerró en 2020, en plena pandemia
A lo largo de los últimos años, en el número 120 de la Rambla han funcionado diferentes negocios. Uno de los más populares fue el Café NBA, entre 2015 y 2020. Antes, había abierto el restaurante Attic, que ocupó el edificio varios años. Con una inversión de tres millones de euros, el NBA cerró definitivamente en plena pandemia, en un momento de mucha incertidumbre para el sector de la hostelería. En los bajos de este edificio, y coincidiendo con el café, también abrieron una tienda de Nike y la flagship de + Visión. El pasado junio, durante la celebración del Gran Premio de España de Fórmula 1 y la exhibición de estos vehículos en el centro de la ciudad, se instaló en el antiguo Sepu una fanzone de la marca Williams durante una semana.

Otra suspensión de licencias afecta a todo Ciutat Vella
Aparte de la suspensión de licencias específica de la Rambla, el gobierno de Jaume Collboni aprobó también a principios de julio una suspensión de licencias en todo Ciutat Vella que prohíbe la apertura de establecimientos para el cultivo de cannabis y productos relacionados, locales de carcasas, fundas y complementos para móviles y salones de manicura o pedicura. También en este caso, la restricción afecta a las licencias de actividades y de obras y el período de vigencia es de un año prorrogable a un segundo. Según el Ayuntamiento, la limitación responde a intentar «evitar el monocultivo de actividad económica enfocada al visitante, que pone en riesgo la singularidad del comercio local de proximidad y por tanto la actividad económica propia de Barcelona». Desde Amics de la Rambla valoraron el pasado julio esta normativa como positiva, «ya que impide la proliferación de negocios que empobrecen la variedad y el equilibrio del tejido comercial de la ciudad».