Una costa sin playa. Esta es la realidad que viven los vecinos de Sant Adrià de Besòs desde hace más de dos años, cuando se detectó la presencia de altos niveles de sustancias cancerígenas en la arena de la principal zona de baño del municipio. La polémica clausura de la playa del Litoral -el Ayuntamiento decidió cerrarla unilateralmente once días después del hallazgo de metales pesados– ha obligado a los ciudadanos a cruzar a la otra orilla del río Besòs cada vez que quieren acercarse en el mar.
A finales del pasado mes de abril empezaron finalmente los esperados trabajos de descontaminación de la playa. La actuación -que tiene un presupuesto total de casi 1,2 millones de euros financiados íntegramente por el Ministerio de Transición Ecológica del gobierno español- arrancó con meses de retraso y, a pesar de que, inicialmente, se aseguró que el espacio estaría disponible para el inicio de la temporada de baño, el municipio se quedará buena parte del verano sin playa por tercer año consecutivo.
Fuentes municipales consultadas por el TOT Barcelona confirman que ya se ha acabado la reposición de las cerca de 14.893 toneladas de arena contaminada extraída y apuntan que ahora es el turno de la Agencia de Residuos de Cataluña (ARCO), que realizará varias pruebas para determinar si los trabajos se han hecho correctamente. Todo ello podría alargar la reapertura de la playa del Litoral hasta finales de agosto, prácticamente con la temporada estival acabada. Aun así, hay una preocupación latente entre los vecinos que va más allá de la recuperación del acceso a la principal zona de baño de la ciudad: el posible afloramiento de más sustancias tóxicas en las zonas de la playa, donde la arena no se ha sustituido.

Una actuación selectiva
Según figura en el proyecto de descontaminación encargado por el gobierno español a la empresa Emgrisa, los trabajos de saneamiento y retirada de la arena contaminada se han centrado únicamente en cinco puntos concretos de la playa, comprendiendo una superficie total que equivale aproximadamente a una cuarta parte de los casi 30.000 metros cuadrados que tiene esta franja del litoral. Esto supone que tres cuartas partes de la playa adrianenca no han sido descontaminadas al considerar que los niveles de sustancias cancerígenas no eran lo bastante elevados.
Los técnicos de la compañía encargada justifican esta decisión basándose en las casi setenta muestras de arena analizadas en diferentes puntos del espacio. Para la realización de estas pruebas, los especialistas determinaron dos zonas diferenciadas de actuación: una que comprende la mayoría de la playa, donde se preveía encontrar metales pesados, y otra formada por arena añadida de manera artificial. En ambas también se contemplaba el posible hallazgo de hasta 3.000 toneladas de escorias resultantes de la quema de materiales. Las prospecciones se hicieron a diferentes profundidades, pero en algunos de los puntos se optó por tomar muestras a solo un metro de la superficie. Según denuncian varias entidades ecologistas, esta es precisamente la clave que explicaría el porqué las pruebas no detectaron la presencia de altos niveles de contaminantes.
Contaminantes que resisten enterrados
«Que no encuentres sustancias tóxicas en un metro de profundidad no quiere decir que no las haya más abajo. Presentamos una instancia a la ARC preguntando por este tema, pero tenemos claro que lo más responsable sería descontaminar toda la playa», señala Silvina Frucella, miembro de la plataforma Airenet. De la mano de otras entidades locales como la Marea Verde, esta agrupación ecologista ha probado de fiscalizar los trabajos para garantizar que el espacio abre con todas las garantías para la salud de sus usuarios. Su lucha no es fútil. Un informe del Consorcio del Besòs ya alertaba en 2020 que, a pesar de no detectarse niveles de contaminantes en la capa superficial de la arena que implicaran un riesgo para la salud, esta situación podría cambiar en caso de que se produjeran movimientos de tierra o a causa del paso de temporales como el recordado Gloria.
El primero de estos supuestos fue concretamente el que destapó la presencia de estas sustancias cancerígenas en mayo del 2021. Las obras para instalar en la playa del Litoral la infraestructura de la primera estación internacional de cables submarinos de fibra óptica de todo el territorio catalán obligaron a remover la arena, revelando de este modo los contaminantes que hasta ahora habían quedado sepultados y que con toda probabilidad provienen de las antiguas fábricas que ocuparon esta parte del litoral durante el siglo pasado.

Después de la publicación del polémico informe elaborado por la compañía Tecsòl, el Ayuntamiento de Sant Adrià impulsó una comisión para investigar el origen concreto de estos metales pesados tóxicos y ahora estaría estudiando la posibilidad de imponer una sanción millonaria a la empresa catalana AFR-IX Telecom, responsable de la instalación de los cables, al considerar que no actuó de manera diligente ni tomó las precauciones necesarias para evitar que las sustancias pudieran aflorar. Este diagnóstico no es compartido por la compañía acusada, que mantiene que los trabajos tenían la autorización tanto de la Demarcación de Costas como del consistorio adrianenc y asegura que no tuvo conocimiento de los informes previos donde se alertaba de la posible presencia sepultada de contaminantes hasta una vez empezada la actuación.
Vertedero ilegal y derrames tóxicos
Los adrianencs, pero, nunca han sido ajenos a este legado industrial del municipio en forma de contaminación. Muchos vecinos todavía recuerdan como esta fachada marítima se utilizó durante muchos años para deshacerse de runa de construcciones próximas y residuos de todo tipo. «Aquí la gente tiraba todo lo que podía y más. Espacios como estos se convirtieron en verdaderos vertederos«, explica Antoni Pons, presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Joan Baptista, el núcleo de población más próximo a la playa. Pons -que ha ido siguiendo las obras de bien cerca- considera que los trabajos se han acelerado para poder cumplir con los plazos acordados. «Mi intuición me dice que no era práctico descontaminar toda la playa, por eso se ha hecho de este modo», lamenta y apunta que prácticamente todo Sant Adrià se erigió sobre restos potencialmente contaminados.
En la misma línea se pronuncia Pedro Gusi. Este técnico ambiental y vecino del municipio se muestra convencido que todavía quedan sustancias tóxicas en los tramos de la playa del Litoral donde no se ha sustituido la arena. «Lamentablemente, tenemos otras experiencias previas donde los trabajos solo se han hecho para cumplir con el expediente. Que se haga deprisa nos hace sospechar», señala. Gusi no solo atribuye la contaminación detectada a estos vertederos ilegales que había en la zona, sino que también pone la mira en los derrames tóxicos que las industrias hacían al río Besòs, puesto que con las dinámicas marinas acababan en muchas ocasiones volviendo a la costa adrianenca.
Un verano sin zonas de baño fiables
Con la clausura de la playa del Litoral hasta finales de agosto, los vecinos de este municipio solo tienen a su disposición este verano la playa del Fòrum, ubicada a la otra orilla del Besòs, al límite con Barcelona. Como ya hizo en las dos temporadas anteriores, el Ayuntamiento ha puesto a disposición de la ciudadanía un servicio de buses lanzadora para facilitar el acceso. Aun así, el buen estado de este tramo del litoral también está en discusión. La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) pidió su cierre por la mala calidad del agua, puesto que considera que al menos desde el 2019 no cumple los mínimos que marca la normativa vigente.
La petición de las autoridades europeas contrasta con la valoración que hace del espacio la Agencia Catalana del Agua (ACA), que calificó la calidad de agua de esta playa de excelente en el último informe hecho público este mismo mes de julio. Con este contraste de valoraciones, las piscinas municipales podrían parecer aparentemente las opciones más sensatas para los adrianencs que se quieran refrescar este verano. Aun así, según denuncian varias entidades vecinales, actualmente todas están «inutilizadas» por varias deficiencias.


