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El calvario de convivir con 33 pisos turísticos en el Bloc Tarragona: «No puedo dormir»

David Madueño llegó el 2021 a la finca situada en el número 84 de la calle de Tarragona, ahora conocida como Bloc Tarragona. Si en aquel momento hubiera conocido los planes de la propiedad, la inmobiliaria Gallardo, de convertir sus 120 viviendas en pisos turísticos, nunca habría entrado a vivir aquí. “Pagamos 1.000 euros en el mes. Nosotros queremos que nos renueven el contrato. ¿Dónde encontraríamos algo por este precio?”, se pregunta en conversación con el TOT. A su lado se encuentra otro vecino afectado, Enric Núñez, que llegó en 2000, cuando el alquiler no llegaba a los 400 euros. Tenía plaza de parking incluida. A pesar de que ahora paga 1.160 euros al mes, marcharse tampoco es una opción. “Cuando se me acabe el contrato tendré 86 años. ¿Si no me lo renuevan, donde iré?», dice a este periódico.

El calvario de estos vecinos del barrio del Esquerra del Eixample empezó el abril del 2023, cuando se enteraron de que, gracias a una brecha judicial, un juez había dado permiso a la inmobiliaria Gallardo para abrir los 120 pisos turísticos. Más tarde, el Ayuntamiento consiguió suspender 78 licencias y, por lo tanto, quedaron 42 para usos turísticos. Albert Freixa, un integrante del Sindicat d’Habitatge de la Esquerra del Eixample, que apoya a los vecinos afectados, explica al TOT que entre estas licencias, en estos momentos hay 33 pisos turísticos activos, tres en obras y seis más en un estado que desconocen. Según los vecinos, los pisos turísticos los están alquilando por 3.000 euros la semana. “Con los turistas ganan 12 veces más del que ganan con nosotros”, avisa Madueño. 

Silencio administrativo

En cuanto a la suspensión de las 78 licencias, estos vecinos también indican que de momento no supone ninguna garantía y que sus mismas viviendas también podrían acabar destinadas a usos turísticos. La inmobiliaria Gallardo ha presentado un recurso para tumbar la suspensión y, por su parte, el Ayuntamiento solo les está ofreciendo silencio desde que el gobierno de Jaume Collboni llegó al consistorio el pasado mes de julio. “Nos estamos dirigiendo al Ayuntamiento como vecinos y Sindicat d’Habitatge del Esquerra del Eixample, y no tenemos respuesta. Que no digan que Barcelona es para los ciudadanos cuando no hacen nada para garantizarlo. Si quieren gobernar para los empresarios, que lo digan”, denuncia Freixa.

Un juez dio permiso a la inmobiliaria Gallardo para abrir 120 pisos turísticos el pasado mas de abril / Jordi Play
Un juez dio permiso a la inmobiliaria Gallardo para abrir 120 pisos turísticos el pasado mas de abril / Jordi Play

Independientemente de cuál acabe siendo la decisión judicial, el objetivo del sindicato y de estos vecinos es conseguir que la propiedad les renueve los contratos y puedan quedarse en sus casas. Mientras tanto, están pagando un alquiler para que les “torturen” cada día. En la escalera donde vive Madueño hay tres pisos turísticos en obras, una circunstancia que lo obliga a convivir con un ruido “constante” desde las 8 hasta las 18 horas. “Yo teletrabajo y mi hijo estudia. Solo queremos vivir tranquilos en nuestro piso”. También sufre las fiestas y el ruido que muchos turistas hacen por las noches. Todo este cóctel explosivo le ha obligado a tomar psicofármacos. “No puedo dormir ni concentrarme en el trabajo”, lamenta.

En hablar de la convivencia difícil entre la vida de un turista y la de un vecino, a Madueño le vienen a la cabeza un montón de ejemplos. Dice que los ascensores se han estropeado varias veces por las continuas riadas de turistas que suben y bajan con maletas. También recuerda la pelea que se produjo el octubre pasado en un piso turístico. Un hombre estaba amenazando una chica con un cuchillo en un balcón y el portero avisó los Mossos d’Esquadra. Por su parte, Núñez también comparte algunos ejemplos, entre los cuales destacan fiestas nocturnas, olor de marihuana impregnando la escala y la vomitera de un turista que cayó en su balcón. “En verano, con las ventanas abiertas, la situación se agravará mucho más. Yo no tengo aire acondicionado y, entre los ruidos de los turistas y el calor de los aires acondicionados de los inmuebles donde se alojan, dormiremos todavía peor”, añade Madueño. 

El quebradero de cabeza de las obras

El otro quebradero de cabeza constante de los últimos meses han sido las obras, que empezaron el abril pasado en 30 pisos al mismo tiempo. Núñez explica que esto lo han sufrido con el hecho de tener que esperar el ascensor más de media hora porque estaba ocupado, con la caída del contrapeso de uno de los ascensores para cargar demasiado material de obras y con trozos de escombro cayendo en el interior de su piso. El dormitorio de Madueño, incluso, acabó con un agujero a la pared provocado por las obras del inmueble del lado. 

En el Bloc Tarragona hay servicio de lavandería y gimnasio / Jordi Play
En el Bloc Tarragona hay servicio de lavandería y taquillas / Jordi Play

Los dos denuncian que, ante estas molestias, la empresa constructora y la inmobiliaria Gallardo no se han esforzado mucho para paliar sus efectos. “Se trata de un caso de mobbing inmobiliario flagrante. Este caso lo conocemos porque los vecinos lo están denunciando, ¿pero cuántos vecinos más pueden estar en una situación similar en Barcelona?”, se pregunta Freixa. “¿Quieren hacer de su vida un infierno mientras vivan aquí porque cuando se acaben los contratos les hagan marcharse?”, señala, dejando claro que esta lucha conjunta no desistirá hasta que se asegure a los vecinos que se pueden quedar en sus casas.

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