La Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra impusieron durante 2024 más de 97.000 multas por incumplimientos de la Ordenanza de civismo, según datos facilitados por el Ayuntamiento de Barcelona este viernes por la tarde. Concretamente, fueron 97.003. La cifra supone un crecimiento respecto a 2023 de un 2,6%, cuando se denunciaron 94.516.
El gobierno de Jaume Collboni ha dado a conocer los datos mientras negocia con la oposición la revisión de la Ordenanza de civismo. La actual se aprobó hace dos décadas y ha quedado desfasada. Tal como ya ha informado el TOT Barcelona, el alcalde prepara un endurecimiento de la normativa, con más multas y más conductas que se perseguirán. Una de las principales novedades del texto, si acaba aprobándose, es que los grafiteros deberán pagar el costo de limpiar las pintadas.
Un 50% de las sanciones no se cobran
Si la modificación de la ordenanza sigue adelante, una de las asignaturas pendientes a resolver es garantizar que las sanciones se cobren. Hace unas semanas, la comisionada de Convivencia, Montserrat Surroca, dijo a los medios que los impagos varían mucho en función de la conducta, pero hay algunos que superan el 50%. Solo en el año 2018, el gobierno de Ada Colau dejó de ingresar unos 18 millones de euros, denunció entonces el presidente del grupo municipal del PP Alberto Fernández Díaz. Para lograr revertir la situación, el Ayuntamiento acelerará el proceso de cobro a las personas que viven fuera del Estado español e intentará que las multas se paguen en el momento que la Guardia Urbana las notifique a pie de calle, sobre todo a los extranjeros, entre los cuales están los turistas.

Las multas por hacer necesidades fisiológicas en la calle, al alza
Sobre el balance de las 97.003 denuncias, 42.049 fueron por venta ambulante de diferentes artículos, un 4,8% por debajo que en 2003. En cambio, las multas por consumo de alcohol en la calle subieron un 10,3%, con un total de 38.065. También aumentaron, en este caso un 26,8%, las sanciones por hacer necesidades fisiológicas en la vía pública, con 6.352.
Por el número de multas impuestas, la tercera infracción más habitual el año pasado en Barcelona fue el ruido, con 8.105 denuncias, aunque estas se redujeron un 11% respecto a hace dos años.
Menos llamadas al 112
El Ayuntamiento presume de que el año pasado disminuyeron las llamadas al 112 por consumo de alcohol en la calle y contaminación acústica. El gobierno de Collboni considera que esto es, en parte, fruto de la mayor presión policial.
Del total de denuncias interpuestas, la gran mayoría son de la Guardia Urbana. De las 97.003, 96.731 son de la policía local barcelonesa, mientras que solo 272 son de los Mossos d’Esquadra. Corresponde a la Guardia Urbana la aplicación de la Ordenanza de civismo, ya que es una normativa municipal.