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Los recuperadores de establecimientos emblemáticos

«¿Que por qué el Mundial Bar? Una casualidad». Cosa del destino o una coincidencia fortuita, los caminos de Lito Baldovinos (Grupo Confiteria) y de este establecimiento mítico del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera se cruzaron indisolublemente hace casi tres años. Un amigo del padre de este empresario barcelonés le avisó de la salida a subasta de un bar histórico en esta zona de la capital catalana. Cuando supo que se trataba del Mundial, no lo dudó dos veces. «Lo conocíamos porque veníamos después de la universidad por su jaleo y los postres en bandeja. Para nosotros era el bar de barrio de la familia Tort, cuando eso significaba algo más que solo un negocio», explica. El establecimiento había bajado la persiana en el año 2021, coincidiendo con la pandemia del coronavirus, y después de una trayectoria casi centenaria truncada por un traspaso sin mucho éxito. Junto con su amigo de la infancia y socio en el Grupo Confiteria, Enric Rebordosa, Baldovinos decidió comprarlo y dar continuidad a lo que había sido durante décadas una marisquería con precios populares y toda una institución en el barrio.

Exterior del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
Exterior del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

Lo que podría parecer una apuesta arriesgada movida más por el sentimiento que por una perspectiva económica se ha convertido en el principal modelo de negocio de este entramado empresarial fundado en 2014. Un modelo, cabe decir, de éxito. El recorrido iniciado por este dúo de empresarios hace más de una década con La Confiteria (1912) —una joya modernista reconvertida en coctelería— los ha situado en un tiempo récord como uno de los grandes grupos restauradores de la ciudad. Actualmente, tienen en cartera 27 establecimientos, todos en la capital catalana, entre los cuales destacan varios emblemáticos como el Cafè del Centre (1873), el Cèntric (1940), el Molina (1950), el Muy Buenas (1928) o el recientemente abierto de la Font del Gat (1925). «No tenemos una hoja de ruta establecida. Lo hacemos [recuperar locales históricos] para divertirnos y porque mola mucho más tomar este riesgo. El objetivo no es hacernos de oro, sino que funcione y al menos no perder dinero», señala Baldovinos. Lejos de levantar el pie del acelerador, el ritmo frenético de aperturas que lleva el grupo -ha sumado tres negocios en los últimos meses- continuará al menos hasta principios de 2026 con dos nuevas incorporaciones en el centro de la ciudad: un establecimiento del 1940 renovado y uno posterior reformado imitando la estética de los bares típicos de mediados y finales del siglo pasado. «Un poco como lo que era el Brusi antes de convertirse en una heladería», puntualiza el empresario sobre su última adquisición.

Interior del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
Interior del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

Boxeo, Duralex y marisco

Cualquier persona que se deje caer a partir de este miércoles -día oficial de la reapertura- por la plaza de Sant Agustí Vell podrá comprobar que lo que predica este dúo empresarial no son palabras vacías. El primer gesto con la trayectoria centenaria del Mundial Bar lo encontramos en la fachada, donde se ha instalado una réplica del rótulo original que presidía el establecimiento durante su particular época dorada a mediados del siglo XX. Entonces, el negocio era el punto de encuentro de una peña de boxeo y uno de los espacios que frecuentaban personalidades del calibre de Gabriel García Márquez o grandes nombres de la política de izquierdas del momento como Antoni Gutiérrez Díaz o Santiago Carrillo. La misma barra de mármol de siempre con la vitrina se extiende a lo largo del margen izquierdo del local, donde hay un grifo con el vino de la casa. Flanqueando la barra, unas estanterías abarrotadas de botellas y de pequeños detalles que rememoran aquella afición por el deporte de contacto.

Interior del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
Interior del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

El boxeo es el gran protagonista precisamente del margen derecho del bar, donde los nuevos propietarios han buscado reproducir lo más fielmente posible el mural de seis metros de largo que ocupaba buena parte de este muro. Lo han hecho utilizando fotografías antiguas, una estrategia que también les ha permitido reubicar los numerosos cuadros que antaño llenaban las paredes y que encontraron reunidos en un almacén del primer piso, que fue la residencia familiar durante las primeras décadas de vida del establecimiento. «Nos han contado que el velatorio del abuelo –Miquel Tort Robiralta– se hizo aquí en el bar y que no se podía salir por la puerta de la gente que había. Se ve que era un buen personaje y de ahí viene también el mito del Mundial», asegura Baldovinos.

Imatge antiga del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
Imagen antigua del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

El respeto por la trayectoria del negocio lo encontramos también en las mesas originales de mármol y hierro o en los vasos pequeños de vidrio y los platos verdes de la marca Duralex. Incluso la carta mantiene buena parte de los platos originales, siempre con el mar como gran protagonista, y completándola con algunas variaciones y novedades que buscan no romper con el relato de marisquería de barrio. Todo bajo la batuta culinaria de la chef Cristina Pérez, que ya ha trabajado con el grupo en la Font del Gat.

La xef Cristina Pérez, al capdavant del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
La chef Cristina Pérez, al frente del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

El reto de mantener la esencia

A pesar de su probada trayectoria en el sector, Baldovinos reconoce que hacerse cargo de un emblemático es cada vez una carrera de obstáculos. En el caso del Mundial Bar, que no está catalogado como patrimonio protegido por parte del Ayuntamiento, antes de poder comenzar las obras de adecuación y reforma, tuvieron que superar dos años de burocracia administrativa y legal. «Todo es más complicado con un emblemático», lamenta. Desde el grupo son conscientes de que tomar las riendas de negocios clásicos como estos les limita mucho la propuesta a desarrollar o aspectos como la decoración. Sin embargo, lo más doloroso quizá es la falta de ayudas por parte de las administraciones, que en muchos casos precipitan el cierre de estos históricos y en dificultan la reapertura, convirtiendo los escaparates en meros decorados descontextualizados a merced de grandes franquicias. Tenemos múltiples ejemplos, como el mismo Brusi, el Schilling o la antigua farmacia de la Estrella.

Interior del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
Interior del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

Con el Mundial, los nuevos propietarios no estaban obligados legalmente a mantener la esencia del local. Sin embargo, apostaron por hacerlo, poniendo una atención al detalle extraordinaria y reconociendo el papel de los responsables históricos, que tienen una placa dedicada presidiendo el pasillo central del establecimiento. «Hemos hablado con la familia en todo momento e incluso vino la madre de 93 años al local… Nosotros no estaríamos aquí si no fuera por ellos, que mantuvieron abierta la persiana durante más de noventa años. La intención es seguir este camino. No hay muchos bares así cutres -sí, entendido como un halago- donde puedas tomar unas almejas y unas navajas en un plato Duralex», remarca Baldovinos. De momento, la apuesta parece haber caído en gracia en un barrio acostumbrado a despedirse de los comercios de toda la vida. En los días previos a la reapertura, varios vecinos se han acercado para intentar reservar mesa o curiosear en el interior del local. «Aquí había la nevera, aquí […] Qué ilusión, nos encanta ver cómo un lugar así resurge», afirmaba el martes una vecina curiosa.

Imatge antiga del Mundial Bar, un establiment centenari del barri de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reobert després de quatre anys tancat / Grup Confiteria
Imagen antigua del Mundial Bar, un establecimiento centenario del barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera que ha reabierto después de cuatro años cerrado / Grupo Confiteria

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