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La venta de la Ruïna amenaza parte de la historia de la Bonanova

La noticia surgía esta semana. La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) confirmaba que el derribo del edificio de la Bonanova conocido como el Kubo es «inminente». Un año después de su polémico desalojo, que se reactivó durante la pasada campaña electoral y que se pudo hacer efectivo gracias a un espectacular dispositivo de los Mossos d’Esquadra, este antiguo bloque de oficinas parece agotar sus últimos días en pie después de que los propietarios mayoritarios hayan conseguido la licencia para demolerlo.

En paralelo al derribo, las negociaciones entre los titulares y el Ayuntamiento de Barcelona continúan para cerrar una expropiación que permitiría que el terreno pasara a ser de propiedad municipal, tal como informa la ACN. El planeamiento urbano prevé que este solar se convierta en una zona verde, una opción que no acaba de convencer a la Asociación de Vecinos de Sant Gervasi de Cassoles, que opta por destinar el espacio a la instalación de un futuro Centro de Atención Primaria (CAP). Mientras se resuelve este cambio de titularidad y el futuro del solar, el anuncio de la demolición ha traído otro colateral que parece haber pasado desapercibido. La Sareb ha puesto en venta la Ruïna, el edificio contiguo desalojado junto con el Kubo. A diferencia de su compañero, que no destaca especialmente por su belleza y complejidad arquitectónica, esta segunda finca de trayectoria centenaria sí forma parte del paisaje histórico de la plaza de la Bonanova y tiene una historia rocambolesca especialmente vinculada a una familia barcelonesa.

Una fotografía de 1920 donde se puede ver una parte de la plaza de la Bonanova con la Ruïna ya en pie / Cedida
Una fotografía de 1920 donde se puede ver una parte de la plaza de la Bonanova con la Ruïna ya en pie / Cedida

Según el anuncio publicado en la plataforma Servihabitat, que no precisa un precio de comercialización, el espacio que actualmente ocupa este edificio singular se publicita como un terreno urbano para construir e invertir con una superficie de 117 metros cuadrados y una edificabilidad máxima desarrollable de 243 metros cuadrados. En los detalles de la oferta, se indica que en estos momentos hay un inmueble unifamiliar erigido en la parcela y que el uso residencial es el predominante. Todos estos indicios apuntan en la dirección de otro posible derribo, con la particularidad de que esta vez el consistorio no parece interesado en expropiar la finca y que con la demolición se estaría perdiendo un inmueble que sí tiene una trayectoria que al menos invitaría a replantearse la conservación.

Los Òdena, Rodoreda y los negocios fallidos

La historia del edificio ahora conocido como la Ruïna se remonta a principios del siglo XX. Establecer la fecha exacta por ahora es imposible, pero la información recabada por la historiadora del arte Beli Artigas y las fotografías antiguas de la época conservadas nos permiten prácticamente afirmar que se trata de un inmueble centenario. La casa fue construida con toda probabilidad por Felipa Ódena que había heredado los terrenos familiares- y Joaquim Fochs. El hijo mayor de esta pareja aparece como responsable de los terrenos desde 1907 y al menos hasta 1927, de manera que podríamos bautizar el inmueble como Casa Ódena Fochs.

En este punto se pierde el rastro hasta 1956, cuando aparece como titular de la finca en cuestión Elena Fochs Guzmán. La memoria histórica nos permite ubicar en el edificio la residencia temporal de la escritora Mercè Rodoreda a finales de los años sesenta, cuando el inmueble ya había cambiado de manos y era propiedad de su hijo, Jordi Gurguí i Rodoreda, que después de la muerte de su padre y exmarido de la autora lo convirtió en la Guardería Flipper, una pequeña escuela infantil que estuvo en funcionamiento casi hasta los ochenta. El edificio pasaría después a manos de Antoni Castella Rocaspana, que convirtió el inmueble primero en una sede de la Caixa Catalonia de Crédito y después en un establecimiento de comida rápida. Esta es la última actividad conocida en la Casa Ódena Fochs antes de pasar a manos de la Sareb y de convertirse propiamente en la Ruïna.

El edificio ahora conocido como la Ruïna a finales del siglo XX cuando era una sede de la Caixa Catalonia de Crédito / Cedida
El edificio ahora conocido como la Ruïna a finales del siglo XX cuando era una sede de la Caixa Catalonia de Crédito / Cedida

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