Dicen que la materia ni se crea ni se destruye, se transforma, y esto es el que pasará con un local histórico del Gótico, el bar Brusi, en la calle de la Llibreteria, que cerró el pasado mes de abril. Ahora, pero, renacerá muy alejado de su clásico leitmotiv de comer y servicio, que se caracterizaba por la cocina casera y tradicional, que durante año se convirtió en un emblema y bastión de un centro de la ciudad, cada vez más alejado de estos tipos de restaurantes.

Como ha avanzado El Periódico, el Brusi se convertirá en una nueva heladería en la capital catalana. Nueve meses ha esperado el histórico local para volver a tener actividad después de que la familia Sans Sabadell abandonara su actividad comercial, y tal como reza un cartel en la entrada del histórico local. Según avanza El Periódico, quien ocupará el lugar del Brusi será una heladería italiana muy próxima al histórico comercio, el Elisa que, de momento, todavía está ubicada en la esquina con el número 15 de la plaza de Sant Jaume.
Un cierre sin hacer ruido
La bajada de persiana del Brusi fue un adiós silencioso, sin aspavientos, sin anunciar su cierre y sin fiesta de despedida a un comercio emblemático del Gótico. El histórico local abrió las puertas en los sesenta, después de que la primera generación de la familia regentara un bar en la Rambla de Barcelona, y las tuvo que cerrar cuando se hizo casi incompatible adaptarse a las normativas sanitarias. La pérdida del Brusi representó, también, el adiós a una forma de entender la restauración en una ciudad, y sus barrios, cada vez más encaminada a un tipo de restauración más alejada del estilo casero y tradicional que representaba el bar Brusi para el Gótico.
