Barcelona se ha despertado este jueves con una espectacular albada rojiza que hacía tiempo que no se veía en la ciudad. Esta salida del sol llena de tonos diferentes que van del amarillo hasta el rojo panado por el naranja supone la inauguración no oficiosa de la temporada de otoño-invierno de este tipo de postales, bastante frecuentes en este momento del año.
El impresionante panorama se ha podido ver con diferente intensidad desde varios puntos de la capital catalana, pero sobre todo se ha apreciado con todo su esplendor desde las zonas altas de la ciudad, como los barrios de montaña o la misma sierra de Collserola. Precisamente, el momento de esta albada rojiza ha sido capturado en fotografía por parte de Alfons Puertas, meteorólogo del Observatorio Fabra, que ha compartido unas cuántas instantáneas sobre esta salida de sol realizadas desde las emblemáticas instalaciones centenarias barcelonesas.

En estas imágenes se puede ver como las primeras luces de este sol de color granate intenso empieza a bañar unas calles de la capital catalana todavía iluminadas por las luces nocturnas, que despacio se van apagando para dejar paso a la iluminación natural de la salida del sol.

Cifras récord en el Observatorio Fabra este verano
Por otro lado, hay que recordar que Barcelona ha vivido este verano su particular infierno meteorológico. La grave situación de sequía que se arrastra desde hace varios años se ha visto agraviada por la llegada de varias olas de calor que han hecho escalar los termómetros hasta cifras nunca vistas en la capital catalana. Solo durante el mes de agosto, el Observatorio Fabra registró la temperatura más elevada desde el 1914, cuando las instalaciones empezaron a recopilar datos, y también la mínima diaria más alta de toda la serie histórica. Los 38,8 grados logrados el 23 de agosto marcan un récord sin precedentes y hablan de una tendencia que se ha repetido durante toda la temporada estival, dejando jornadas con una sensación térmica de cerca de 44 grados.