Cuando la empresa municipal Barcelona de Infraestructuras Municipales (BIMSA), preguntó a los vecinos de la zona del Park Güell si querían formar parte del jurado que elegiría los proyectos de reurbanización del acceso al parque de la avenida del Coll Portell, en el barrio del Coll, dijeron que sí. Tenían que saber qué planes había para esta zona del distrito de Gràcia. Desde el Grupo de Vecinas y Vecinos de la Salud Vallcarca explican al TOT Barcelona que las alarmas salaron al ver que parte de los 10 proyectos contemplaban la construcción de un mirador. Las movilizaciones que protagonizaron desde el pasado mes de septiembre han conseguido, en principio, que el Ayuntamiento haya descartado construir un nuevo espacio donde disfrutar de vistas de postal en la montaña de Collserola. Los vecinos, pero, continúan “expectantes” a cuál será el proyecto que finalmente se materializará. “Si no nos hubiéramos movilizado, el proyecto ganador contemplaría un mirador. Todavía, pero, tenemos que seguir controlando qué pasa. Ya tenemos las palabras, ahora hay que ver los hechos”, dicen desde la entidad vecinal.
En cuanto a la situación que atraviesa el proceso de selección del proyecto definitivo, fuentes municipales informan al TOT que este se hará público más adelante y, a la vez, confirman el que más inquieta a los vecinos: la construcción de un mirador está «descartada». También aseguran que la propuesta ganadora incorporará demandas vecinales recogidas a las sesiones participativas. “La apuesta es mejorar la calle manteniendo las plazas de aparcamiento de la zona”, insisten.
Movilización vecinal
Para entender como el proyecto de remodelación de esta parte del Coll ha llegado a este punto, hay que remontarse a los inicios de la movilización vecinal. Desde el Grupo de Vecinas y Vecinos de la Salud Vallcarca recuerdan que empezó a finales del pasado septiembre, cuando parte del vecindario empezó a visibilizar la situación ante algunos medios de comunicación. Después protagonizaron manifestaciones, como la del pasado 21 de octubre, para recordar que no querían convertirse en un atractivo turístico más de una Barcelona que ya tiene muchos. Para muchos vecinos, incluso, demasiados.

Uno de los momentos clave de esta lucha vecinal llegó el pasado 24 de octubre. El escenario fue la sede de la asociación La Miranda y el objetivo sumar fuerzas compartiendo los 10 proyectos seleccionados con todos los vecinos que los quisieran conocer. Una buena parte no vio con buenos ojos que algunos no se hubieran consensuado con el barrio, a pesar de que las fuentes municipales recalcan que el vecindario ha sido “representado” al jurado del concurso de ideas. “Consideramos que querían poner el barrio al servicio del Park Güell y del turismo, lo cual supondría talar árboles y masificar más el espacio y, en consecuencia, convertirlo en una cosa parecida a los búnquers del Carmel”, dicen. A continuación, insisten que en el barrio del Coll falta vivienda social, equipaciones para el barrio y otras infraestructuras para el vecindario.
También se muestra crítica con la gestión hecha por el Ayuntamiento hasta aquel momento, Maria Solanas, una integrante de la entidad vecinal Recuperem La Salut, quien recuerda que, además de construir un mirador, propuso sacar plazas de aparcamiento. “El barrio las necesita porque no tenemos muchas y muchos vecinos necesitan coche porque hay mucho de desnivel”. En cuanto a los efectos de la turistificación que supondría el mirador, le sobran los ejemplos: dificultaría la movilidad, el comercio se orientaría más al turismo y, en consecuencia, iría desapareciendo el comercio de proximidad; subirían los precios de los alquileres, también de los productos de consumo básicos y aflorarían los problemas de convivencia, como ruido por las noches y masificación de personas, del mismo modo que ha pasado en repetidas ocasiones a los búnquers del Carmel en los últimos meses. “Este acceso al Park Güell ya está bien como está. Es lo menos conocido y que usan más los vecinos para hacer deporte o pasear el perro”, dice.
Encontrada con la regidora Laia Bonet
Sobre la lucha vecinal, hace falta también recordar el momento en el cual la negativa del vecindario al mirador y a la pérdida de aparcamientos acabó llegando a la parte más alta del Distrito de Gràcia: la concejal Laia Bonet. Las fuentes del Grupo de Vecinas y Vecinos de la Salud Vallcarca recuerdan que, en una reunión celebrada el pasado 30 de octubre, la concejal trasladó a los vecinos el mensaje tranquilizador que hacía tiempo que esperaban escuchar. “Nos aseguró que el proyecto no sería un polo de atracción de turistas, que no se haría ningún mirador, y que no se cargarían ningún aparcamiento. También dijo que estaban abiertos a escuchar nuestras propuestas para incorporar al proyecto escogido”. Las fuentes de la entidad vecinal confían en las palabras de Bonet, pero consideran que hace falta seguir apretando y continuar con la lucha vecinal. El siguiente paso es presentarse al próximo Consejo de Barrio del 30 de noviembre con estas propuestas y, de este modo, hacer que el pensamiento del vecindario tenga un peso importante en el proyecto que finalmente transformará este acceso al Park Güell.

Ante el que han conseguido de momento las movilizaciones, desde el Grupo de Vecinas y Vecinos de la Salud Vallcarca quieren destacar el gran peso que tienen en la hora de escribir el futuro de los barrios y las ciudades. “Si no nos movilizáramos, tendríamos muchos más problemas. Los vecinos nos tenemos que responsabilizar de nuestra zona, unirnos entre nosotros y dejar de lado un individualismo que nos hace perder”, insisten. Por su parte, Solanas también es partidaria que el vecindario continúe controlando qué proyecto acabará escogido para que la zona no sufra los efectos de la turistificación ya mencionados u otros que algunos vecinos ya sufren.
Ruido y visitas de turistas que quieren disfrutar de unas “vistas brutales” en la montaña de Collserola son dos de ellas. Otra es la saturación de turistas a líneas de autobuses que llevan los vecinos a su casa, como la 116, pero que muchas veces hace que no puedan usarla. También hay otra que destaca por encima del resto porque supone vulnerar la propiedad privada. “Hay personas que escalan a las terrazas de las casas de algunos vecinos para colarse al Park Güell o usar de mirador una de las pendientes de la montaña”, afirma dejando a entrever una pequeña parte de todo el que podría pasar si la masificación acaba llegando al barrio del Coll.