Sants está a punto de perder otro comercio de los que hacen barrio y mantienen viva su identidad propia: la librería La Inexplicable, situada en el número 78 de la calle de Galileu. El cierre, que será una realidad el próximo 1 de octubre, lo avanzó
La tristeza que genera a Arquillo tener que despedirse de este espacio, no le impide, a la vez, recordar con alegría sus inicios. “Es el proyecto de mi vida. Es una cosa que siempre me había hecho ilusión. A pesar de que no ha acabado saliendo bien, lo conseguí”, señala. También se lleva buenos recuerdos de los seis años que ha pasado entre las paredes del establecimiento. Se queda con los grupos de lectura, que llegaron a organizar encuentros fuera de la librería; con los clientes que le cogieron confianza para pedirle que se los recomendara libros y, sobre todo, con las personas con las cuales ha compartido este viaje. “Me llevo a las clientas, las comerciantes y las vecinas del barrio, los transportistas, las personas del mundo editorial…”, subraya.
Actividades que hacen red
En el proceso de arraigo que La Inexplicable ha vivido con el barrio han tenido un peso importando las diferentes actividades que ha impulsado Arquillo. Destaca los cuentacuentos infantiles que organizó durante las Fiestas de Sants a tres de las calles decoradas; las presentaciones de libros de pequeñas editoriales que “a veces lo tienen complicado para tener eco a los medios” y los vermuts literarios que ha hecho algunos mediodías. Recuerda, especialmente, el acto que se centró en literatura de los siglos XVII y XVIII y donde un DJ pinchó música propia de aquellos tiempos. “No me lo esperaba, pero la gente bailó y todo”, asegura.
El éxito de estas actividades es, en parte, resultado del arraigo vecinal que hay en Sants y de su vida de barrio. Esto es una de las razones por las cuales Arquillo y su antigua socia decidieron hace seis años abrir La Inexplicable en este punto de Barcelona. «Es la típica cosa que decimos de ciertas zonas de la ciudad, pero es verdad: Sants es como un pueblo. Los vecinos y trabajadores nos encontramos en los mismos bares y comercios. Todavía conserva esta magia», celebra.
Más allá del pasado, ahora también es momento de pensar en el futuro. Arquillo no sabe todavía cuál será su siguiente proyecto profesional, pero tiene claro que le gustaría continuar vinculada al mundo editorial. Las razones son varias, y destaca una por encima de todas: los libros son una herramienta que contribuye a forjar el sentido crítico de las personas. «Nos ayudan a entender el mundo y generar ideas propias», indica.