La muerte de Joan Bayén, conocido como Juanito de la Boqueria, ha dejado un vacío al mercado de la Boqueria. Se percibe en pisar su entrada, donde hay un tipo de altar presidido por una foto suya. También hay cinco ramos de flores y un papel donde aparece escrito el mensaje “Echaremos de menos tu sonrisa”. Algunos turistas se lo miran con tristeza y otras sonríen con ternura al observar estos elementos universales que anuncian una muerte reciente. Sin embargo, desconocen que el difunto es un símbolo de este mercado: la persona que estuvo 75 años detrás de la barra del emblemático Pinotxo bar.
Juanito murió este martes con 89 años por causas naturales, solo cuatro meses después de que colgara el delantal para jubilarse y dejar el bar donde había trabajado desde los 14 años. Es imposible andar por estas instalaciones y no encontrarse con personas que lo conocieron de cerca. Uno de ellos, el gerente del mercado, Òscar Uribe, que lo describe como una de las personas más importantes que han pasado por la Boqueria en los últimos 50 años. Para él, ha sido «la cara más visible» de este espacio, dice en conversación con el TOT.
Alba, de la parada 417-418 Movilla-Vila, situada justo ante la parada donde se encontraba el antiguo Pinotxo bar, explica al TOT que en los últimos dos años ha sido testigo de la fuerza, la vida, que Juanito tenía cuando trabajaba. “Llegaba apagado, decaído, era bastante grande. Pero una vez se ponía detrás de la barra, le salía una sonrisa. Su devoción era el trabajo”, dice.
Un símbolo del mercado
Al pensar en la pérdida que supone para la Boqueria el traspaso del camarero, Alba no puede evitar mirar al pasado y recordar la esencia que también ha perdido el mercado con el paso de las décadas. Mientras antes estaba lleno de negocios familiares que le daban vida, ahora la mayoría están orientados “a los guiris” y tienen pocos clientes fijos. “Juanito representaba, simbolizaba el pasado de la Boqueria”, señala.
La repercusión de esta ausencia se entiende todavía mejor en hablar con la dueña de una carnicería que prefiere hablar bajo anonimato. Asegura al TOT que en estos momentos solo un 25% de las paradas de estas instalaciones resisten. Es decir, solo un 25% no ha dejado de lado la venta tradicional para orientarse al turismo. “El mercado ha perdido su identidad, igual que el centro de Barcelona”, lamenta.
Otro negocio donde también se recuerda este pasado se encuentra a la parada 420 Frutas y Verduras. Su propietario, Javier Carro, indica al TOT que los el mercado ha perdido un trabajador emblemático, “de toda la vida”. El bar, por su parte, no será el mismo sin él, a pesar de que conserva una parte importante de la carta. Todavía se puede probar uno de sus platos estrella: morcilla con garbanzos.
«100% activo hasta el último momento»
Carro conoció a Juanito hace 40 años, y durante cada uno de los días de estos 40 años en los cuales se puso detrás la barra, lo vio trabajar con una vitalidad que no se palpa en todas las personas. “Estuvo activo, al 100%, hasta el último momento”, subraya con una brillantez en los ojos que denota cierta emoción que deja de expresar de repente, cuando un turista le pide fresas con chocolate blanco. En un momento como este, es inevitable sentir el contraste que generan unas palabras que lamentan la muerte del trabajador y el ritmo de un mercado que no se detiene porque es una atracción turística más de la ciudad.
Más allá de las declaraciones de estos trabajadores que dicen adiós a un compañero que los ha acompañado durante décadas, la despedida se ha materializado otras maneras en el mercado. En los últimos días, por ejemplo, el Espacio Boqueria, que se encuentra ante las paradas Mas o Joan Xarcuteria, ha acogido un pequeño homenaje conformado por una foto suya y un ramo de rosas blancas acompañados por el mensaje: “Homenaje a Joan Bayén, Pinotxo”. El nombre que, hay que recordar, puso al bar en honor al perro que le regalaron después del estreno de la película de Walt Disney que tiene el mismo nombre.
Otra despedida todavía más emotiva ha tenido lugar este jueves a primera hora de la tarde, después de que se celebrara el funeral a Tanatorio Sancho de Ávila. El coche fúnebre se ha desplazado hasta la Boqueria, donde una multitud de personas, conformada por vecinos de Barcelona, comerciantes y turistas; lo han recibido a las puertas entre aplausos. Para recordarlo, también ha habido momentos de silencio y ha sonado su canción preferida: ‘Barcelona’, de Freddie Mercury y Montserrat Caballé. Después el coche ha circulado Rambla abajo para que Juanito marche de su antiguo puesto de trabajo por siempre jamás.
Adiós, que la tierra te sea leve.
