Barcelona tiene un lugar especialmente imbuido de una mística. La estación de Correos. Una estación que dejó de funcionar hace 51 años y que, ahora, después de las obras de la L4 del metro de Barcelona, ha presentado una remodelación, se ha limpiado la estación y se han cambiado algunos de los elementos que estaban malogrados, además, se ha instalado unas protecciones de metacrilato que protegen los antiguos anuncios que decoraban la estación, según ha avanzado Betevé y han confirmado fuentes de TMB al TOT Barcelona.
Estas fuentes confirman que el espacio es totalmente inaccesible y que en su interior no había ningún tipo de elemento patrimonial.
Este hecho ha despertado la curiosidad de los usuarios de redes sociales, puesto que desde los trenes de la L4 del metro se pueden observar, brevemente, estas mejoras. Especialmente notable es el efecto de las nuevas baldosas, de un color azul radiante que destaca cuando pasan los trenes.
El mundo del subsuelo es algo que ha despertado el atractivo y la curiosidad de varias personas a lo largo de la historia. Especialmente famoso ha acontecido el fenómeno del

No es la única estación fantasma de Barcelona
El mundo del ferrocarril de Barcelona tiene una gran historia. La estación de ‘Banco‘ es otra que está ubicada en la L4 entre Jaume I y Urquinaona. Fue construida el 1911, pero no llegó a acoger pasajeros, puesto que las dimensiones de esta estación no eran las adecuadas y la decidieron cerrar, puesto que Urquinaona y Jaime I se encontraban en funcionamiento. El imaginario colectivo de Barcelona hizo correr la leyenda de que la estación se utilizaba para transportar el dinero del banco de España, antes ubicado justo sobre esta estación.
La parada de Ferran, situada entre la Boqueria y la calle Ferran hizo su último viaje en 1968 y se utilizaba como refuerzo para cuando el Gran Teatro del Liceo acogía algún espectáculo de grandes dimensiones.
Otras estaciones fantasma de Barcelona son Bordeta, Gaudí, Les Rodalíes, Horta o Sant Bertran. Y otras nunca han visto la luz y se han quedado en simples proyectos, como Travesera de Gracia, Camp Nou o La Ribera.