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Barcelona realizará cambios normativos para asegurar la supervivencia de bares y restaurantes históricos

El Ayuntamiento de Barcelona prevé realizar cambios normativos para intentar asegurar la supervivencia de bares y restaurantes históricos. La comisión de Economía de esta semana ha aprobado por unanimidad una proposición de ERC que insta al gobierno municipal a facilitar que los establecimientos emblemáticos y singulares de restauración puedan adecuar sus licencias de actividad.

El concejal Jordi Coronas explica que hay bares y restaurantes con décadas de historia en la ciudad que podrían tener que cerrar con la normativa actual. Por ejemplo, el bar Roure de Gràcia «es un establecimiento singular sin catalogar que hace comidas desde 1889, pero que, en cambio, no tiene licencia de restaurante, y normativa en mano le sería imposible seguir ofreciendo menús». Otro caso es La Pubilla del Taulat, «una bodega con degustación del Poblenou, en activo desde 1886, que aunque está catalogada, normativa en mano no podría servir comidas hoy en día». Y uno que no se pudo salvar fue el bar Brusi, un histórico del barrio Gótico, cerrado hace dos años, que «no pudo garantizar el relevo porque la inseguridad jurídica hacía imposible saber si se podría continuar cocinando, y que ahora ha quedado irreconocible, convertido en una heladería».

Bar Versalles en el barrio de Sant Andreu. modernismo
El bar Versalles en el barrio de Sant Andreu / Jordi Play

Una realidad histórica construida antes de la democracia.

Según ERC, el objetivo del cambio normativo que se quiere impulsar es garantizar que estos locales, que forman parte del patrimonio tangible e intangible de la ciudad, puedan mantener su actividad y asegurar su continuidad y el relevo generacional. «Desde la administración demasiadas veces aprobamos normativas que lamentablemente entran en contradicción con otras líneas de trabajo que también impulsamos, o chocan con la realidad histórica de una ciudad en buena parte construida antes de la transición democrática».

Según Coronas, este es el caso de las normativas urbanísticas y las licencias de actividad que afectan a la restauración emblemática: «Por un lado, las catalogamos, las consideramos un valor intangible e incuestionable de la ciudad y velamos por su continuidad, pero por otro lado les aplicamos una normativa que los deja en un vacío legal y que amenaza con hacerlos desaparecer por no adaptarse».

El gobierno de Jaume Collboni ha hecho suya la iniciativa republicana. La concejal de Comercio y Mercados Raquel Gil ha dicho que habrá que ver cómo se puede hacer esta adecuación de la normativa de las licencias de actividad, y ha recordado que parte de esta regulación no es del Ayuntamiento.

Algunos restaurantes y bares que han cerrado

Aparte del bar Brusi, uno de los últimos supervivientes de la cocina casera que había en el Gótico, son muchos los establecimientos de restauración importantes que han cerrado sus puertas en los últimos años en Barcelona, ya sea por los motivos que plantea ERC, o porque se han visto afectados por aumentos desproporcionados del alquiler, entre otras razones. En junio del año pasado lo hizo el bar Versalles de Sant Andreu, ahogado por el alquiler y las deudas, aunque después ha vuelto a abrir como brasería. Y a finales de febrero cerró el Citrus del paseo de Gràcia con la calle de Consell de Cent, después de 30 años. En este caso, el cierre fue porque se consideró que había finalizado una etapa. El local tardó pocos días en alquilarse y en su lugar abrirá otro restaurante, del grupo francés de restauración Big Mamma.

Obras en el Gran Café del Gótico para reabrirlo como ‘irish pub’ / Cedida

Can Miserias, un local centenario de Comte de Borrell, bajó la persiana definitivamente el otoño pasado tras participar en el programa de TV3 Joc de Cartes y obtener una puntuación muy baja. Y en septiembre de 2024 dejó de funcionar el Lluís de les Moles del Gótico, un restaurante clásico con 25 años de vida que ofrecía un menú de autor al mediodía a un precio bastante correcto. Un cartel en la fachada avisaba de la despedida sin especificar el motivo.

Esta misma semana, el TOT ha informado del cierre del bar Kasparo, un establecimiento de la plaza de Vicent Martorell, en Ciutat Vella, debido a la crisis de los alquileres. El sábado pasado hizo su último servicio después de tres décadas abierto. Y si hace cinco años cerraba en plena pandemia El Gran Cafè del Gótico, hace unos días este medio adelantaba que reabrirá reconvertido en un irish pub, un negocio especialmente pensado para los turistas.

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