El 17 de junio de 2023, el ganador de las elecciones del 28-M, Xavier Trias, cruzaba la plaza Sant Jaume para protagonizar un pleno de investidura que tenía que dar a Barcelona el primer gobierno independentista. Sería investido automáticamente a falta de mayoría alternativa. Gobernaría en coalición con la ERC de Ernest Maragall con un programa acordado con más de un centenar de puntos -Ernest Maragall dijo que habría sido un gobierno más progresista que los de Colau y Collboni- y de retruque, devolvería la unidad a un movimiento independentista nuevamente fracturado por la salida del Gobierno de la Generalitat de Junts per Catalunya en octubre de 2022. Atravesaba la puerta noble del Ayuntamiento confiado de la palabra de Jaume Collboni, que le había descartado cualquier pacto con PP y Comunes. Pero poco antes del pleno, conocía que era víctima de la tercera operación de estado contra el independentismo, la segunda contra él mismo.
La primera, el Dosier Trias, en el cual, en el último tramo de su mandato y a las puertas de las elecciones de 2015, se hizo público que la policía española le investigaba por tener 13 millones de euros en cuentas en paraísos fiscales. Posteriormente, se demostró que era una
Una retirada condicionada por el contexto político
A partir de este día, Xavier Trias, con un explícito «que us bombin a tots», anuncia que dará cumplimiento a su palabra de dejar el acta de regidor si no es alcalde. «Si no soy alcalde, no me quedaré calentando la silla», había dicho en campaña electoral. Por su parte, Jaume Collboni, también en campaña, había dicho: «Si no gano, iré a la oposición». Pero desde Madrid tomaron otra decisión, que naturalmente el socialista no rechazó. Pero Xavier Trias, dispuesto a retirarse, ha alargado su estancia en el consistorio hasta este viernes, 26 de julio, en que asistirá a su último plenario, a causa de los hechos políticos sobrevenidos, como las elecciones españolas anticipadas, las catalanas anticipadas y también el baile de negociaciones del PSC en Barcelona, que durante cierto tiempo coqueteó con Trias per Barcelona, hasta incluir finalmente a ERC en la ecuación y arrinconar a su grupo municipal.

El retorno de un alcalde y el pacto con ERC
Xavier Trias había perdido la alcaldía en 2015, pero se mantuvo en la oposición hasta el último momento. En 2019, ya dio por finalizada su carrera política activa y cerró simbólicamente la lista que encabezaban Quim Forn i Elsa Artadi, hasta que recibió una llamada de la cúpula de Junts pidiéndole que diera el paso. Él mismo se lo anunciaba a la militancia el 12 de diciembre de 2022: «Me presento para ganar, y esto quiere decir ser el alcalde de Barcelona». Su nombre hacía meses que sonaba, e incluso el partido había hecho una encuesta sondeando su candidatura en agosto. La posibilidad de su retorno había empezado a generar un efecto positivo en las expectativas electorales del partido de Carles Puigdemont, que con solo 5 regidores y sin candidato, no podía perder mucho tiempo. La irrupción de Xavier Trias, retirado de la política desde 2019, removió el tablero de ajedrez barcelonés.
Pero la reaparición del alcalde de Barcelona entre el 2011 y el 2015 se debe a un hecho inesperado. Nos tenemos que remontar a unos meses antes. 6 de mayo de 2022. La candidata ya electa en unas primarias de Juntos en Barcelona para las elecciones municipales, Elsa Artadi, anuncia por sorpresa la suya retirada total de la política. “Es una decisión personal, no política. No puedo más, no tengo las energías, no me siento con fuerza para continuar”, decía Artadi. Su renuncia en un año de la convocatoria electoral dejaba el grupo municipal, con solo 5 regidores, sin un jefe de cartel claro y haciendo oposición al bipartito Comunes-PSC y compitiendo con una ERC fuerte con 11 regidores. En aquel momento, Junts activa la maquinaria para encontrar un nombre que dé un golpe de efecto y cambie las expectativas del partido de Puigdemont en la capital del país. Y este es Xavier Trias. El olfato del aparato de Junts no iba errado y finalmente, el 28-M, y con escasísimas encuestas dándole la victoria, la candidatura de Trias per Barcelona gana las elecciones. Al otro lado, la suma PSC-ERC-Comunes (24) no se materializa todo y los llamamientos de los Comunes y la disposición de una parte ERC -especialmente Elisenda Alamany-, y finalmente, Trias y Maragall se entienden rápidamente -con el recelo de sectores de ambos partidos pero con el aval de la militancia- para presentar un pacto en el eje social y el nacional.

El final es conocido. Y la operación de estado no solo deja a Trias sin la alcaldía, sino que vuelve a dividir rápidamente al independentismo. Los dos socios se deshacen y cada cual intenta negociar con Collboni para entrar en el gobierno municipal, con el contexto de las negociaciones en Madrid post 23-J, y también en el Parlamento más adelante con la negociación de los presupuestos de Pere Aragonès. El desencadenante de las elecciones catalanas anticipadas todavía complica más el escenario y provoca distorsiones notables en las negaciones. Tanto, que ERC espera ahora el permiso de la militancia para entrar al gobierno de Collboni, mientras la dirección nacional de los republicanos y el PSC negocian si hay o no investidura de Salvador Illa.
Con la renuncia anunciada de Xavier Trias desde el primer día y dilatada en el tiempo por la coyuntura política catalana y española, se va el último señor de Barcelona, después de que lo haya hecho Ernest Maragall, primero como regidor de ERC en diciembre de 2023 y esta semana también como militante de ERC. El abrazo sentido entre ambos líderes aquel 17 de junio, después de que el pacto de estado de PSC-PP-Comunes contra el independentismo los dejara fuera de la alcaldía en el último momento antes del pleno es, probablemente, la última imagen de aquella ‘vieja política’ a menudo tan ninguneada por parte de la ‘nueva política’. Capital político y humano que pierde la ciudad, más allá de ideologías concretas.