La ruptura de Junts con la reforma del 30% en vivienda protegida se extiende como pólvora en Sant Jaume. La sombra de esta decisión sobrevoló el pleno extraordinario del viernes, en el que la oposición reprobó al alcalde Jaume Collboni, y apareció de nuevo en boca del gobierno para criticar el voto contrario de Junts al reglamento de las pistolas Taser. El teniente Albert Batlle daba prácticamente por hechos los votos de Junts y del PP a una normativa largamente reivindicada por la Guardia Urbana, pero los de Jordi Martí Galbis marcaron distancia de nuevo. Y el mismo Batlle, habiendo perdido la votación, hizo resurgir otra vez el 30% de la nada para señalar la «irresponsabilidad» de la formación independentista. «Ha sido una semana gloriosa para el señor Martí, ha conseguido encallar el tema del 30% y ahora ha encallado la cuestión de los dispositivos DCE», espetó.
Collboni cierra la semana más complicada de su mandato. Víctima de la geometría variable, el PSC no ha conseguido aprobar una de las medidas clave de su mandato, la reforma del 30%, a pesar de los ultimátums que el mismo alcalde había lanzado a Junts para revisarla antes del verano. El socialista ya se había visto condicionado por su minoría -solo 10 de los 41 concejales- en las dos negociaciones frustradas para aprobar el presupuesto. Pero siempre con actores diferentes. Ha llegado a acuerdos con ERC y ha pactado las ordenanzas fiscales también con los Comuns, sudando hasta última hora por un pacto para reducir el número de terminales de cruceros, pero no ha aprobado ningún presupuesto por vía ordinaria. En ninguna de estas fórmulas había aparecido nunca Junts, que sí cedió los votos al inicio del mandato para cambiar la tasa de terrazas.

Pero en el ecuador del mandato, sin opción de revertir el 30% con los Comuns, firmes defensores de una medida que impulsaron bajo su liderazgo, Junts ha aparecido en escena. Las dos formaciones han estado negociando durante tres meses hasta la ruptura de Junts el miércoles pasado. Martí Galbis expresó «desconfianza» con el alcalde e insinuó que el PSC no quiere un pacto «real» por cálculos electorales. La teniente Laia Bonet se ha encargado de plantar cara. Con una primera respuesta medida, el jueves mientras presentaba un plan contra el calor: «Nosotros nos mantenemos en la mesa y esperamos poder hablar con Junts y que nos expliquen los motivos, porque lo que explicaron ayer en la rueda de prensa difícilmente se puede entender». Y con una segunda ya contundente, dirigida al mismo Martí Galbis durante la sesión plenaria de junio: «Ponga los pies en la tierra. Hoy, en la escuela Trias, usted suspendería«.

Distanciamiento repentino en una semana
En las dos negociaciones presupuestarias, la de 2024, que terminó con cuestión de confianza, y la de 2025, que ha acabado en prórroga, Collboni había escogido una alianza -no siempre exitosa- con ERC y los Comuns, los mismos grupos que han hecho presidente de la Generalitat al primer secretario del PSC, Salvador Illa. El acercamiento con Junts no se olía desde el intento frustrado de formar un gobierno de coalición, todavía con Xavier Trias liderando el grupo municipal. Los dos principales partidos del hemiciclo, que juntos suman mayoría, han vuelto a acercarse con el 30% y la ordenanza de civismo, dos normativas municipales que el PSC quiere cambiar. Hasta el miércoles, que todo saltó por los aires.
«Tenemos otros proyectos», avisaba el viernes Batlle, insinuando que se necesita un cambio en las filas de Junts para que avancen. Junts ha respondido pidiendo negociaciones «inteligentes, responsables y leales» y animando a Collboni «a cambiar de estrategia». «La arrogancia y la prepotencia no llevan a ningún lado, por tanto, si continúan así se encontrarán que no les aprobamos nada. Las cosas se deben hacer bien hechas», señalaba el viernes Martí Galbis. Y mientras tanto, Laia Bonet: «Teníamos conversaciones con un talante y un tono diferente al de esta ruptura repentina, ¿qué ha cambiado?». A principios de semana, en los pasillos de Sant Jaume, voces de diferentes grupos especulaban sobre la fecha en que podría anunciarse un acuerdo por el 30%, pero al fin de semana se llega con más incógnitas que certezas. Con dudas del 30%, de las Taser y «otros proyectos» que el PSC quiere llevar adelante con Junts.