La fotografía del Ayuntamiento de Barcelona del 28 de mayo de 2023 está completamente desdibujada. Y empezó a desdibujarse la tarde del 17 de junio con la investidura de Jaume Collboni con el apoyo de Barcelona en Comú y el PP. El acuerdo Trias per Barcelona-ERC quedaba dinamitado desde los despachos de Madrid fruto de una onda expansiva inesperada del efecto Collboni, un candidato que había aspirado hasta tres veces a la alcaldía de Barcelona. Aquel día, el alcalde en minoría histórica empezaba a satelizar a una oposición de 31 regidores, haciendo que los tres grandes partidos, Trias per Barcelona, Barcelona en Comú y ERC, orbitaran a su alrededor a la expectativa de los movimientos que el PSC pudiera hacer para buscar socios de gobierno.

Automáticamente, la expectativa de completar una minoría del PSC abocó estos partidos -el PP se excluyó, y VOX quedaba fuera de la ecuación por decisión del alcalde- impidió desde el minuto cero construir una oposición real al ejecutivo Collboni. Y hasta hoy, quince meses después de ser investido, Jaume Collboni continúa gobernando en solitario, con ERC en la parrilla de salida esperando una bendición de las bases para ser socios del PSC que no llega a causa de la guerra interna que mantienen los dirigentes republicanos para controlar el partido a partir del Congreso del 30 de noviembre. Con los Comunes intentando encontrar su lugar navegando entre la oposición y la oportunidad de materializar un «tripartito progresista» que los dé visibilidad y liquidez económica, y con Junts per Catalunya-Trias per Barcelona intentando liderar la oposición a un alcalde con el cual habrían querido gobernar a pesar de haber sido víctimas de la enésima operación de estado contra el independentismo.

Pero más allá de tener satelizados a los tres grandes partidos -ERC no hace oposición por razones obvias, los Comunes tienen que debatir a fondo cuál será su estrategia hasta 2027, y Junts per Catalunya-Trias per Barcelona anuncia una oposición dura, pero a la vez tiene que esperar a saber si la liderará en solitario o si finalmente ERC y Barcelona en Comú también batallarán por este espacio o serán socios del PSC-, lo que nunca había pasado en la ciudad es que, fruto de varias circunstancias, hayan desaparecido los tres jefes de cartel más importantes del 28-M.

Trias y Maragall durante el pleno de investidura / Jordi Play
Trias y Maragall durante el pleno de investidura. Los dos también han renunciado/ Jordi Play

Maragall, un adiós con un empujón interno

Lo primero de los líderes a plegar fue Ernest Maragall. El jefe de filas republicano renunció a su acta de regidor el noviembre de 2023. «Tomo la decisión con conciencia y voluntariamente, muy personalmente. Es una decisión que tomo con una única razón, de fondo, la de siempre, Barcelona. La única razón que me ha movido hasta aquí», dijo Maragall. Él había sido el gran artífice republicano del pacto con Xavier Trias, una unidad independentista construida por un gran acuerdo social y nacional para la ciudad -con oposición interna incluida-, y no era partidario de entregarse al PSC. Pero la presión cada vez más grande de la Federación de Barcelona y también del mismo grupo municipal, con Elisenda Alamany al frente, para negociar con los socialistas, lo distanció. Maragall renunció, sí, pero con un empujón interno potente de quienes querían intentar un gobierno con el PSC en Barcelona. Ernest Maragall ha sido abiertamente crítico con el pacto que ERC tiene con el PSC, a la espera de que las bases lo validen.

Xavier Trias, una renuncia anunciada y dilatada

En este caso, era un adiós anunciado. Xavier Trias volvía a la primera línea política en Barcelona para ganar y gobernar. El primer compromiso lo cumplió el exalcalde con 11 regidores. Y urdió el pacto con ERC para hacerlo posible. Pero también había dejado claro en campaña que no volvía para quedarse en la oposición, y que si no era alcalde, renunciaría al acta de concejal. Pero el contexto político, primero las elecciones españolas y después las catalanas, además de la negociación de la ley de amnistía, fueron retardando su adiós hasta que ha dado el paso definitivo este verano. Trias siempre había dicho que lo dejaría cuando dejara el grupo municipal ordenado, y ha dejado al frente a Jordi Martí Galbis i Neus Munté, que tendrán la tarea de pilotar el grupo hasta 2027 y de gestionar el rol de oposición en las circunstancias que todavía se tienen que definir.

Ada Colau se va, pero quizás vuelve

Y otro adiós que todo el mundo veía más que probable, pero del cual no había pistas hasta hace unos días. La exalcaldesa Ada Colau ha anunciado que también se va, y que trabajará a escala internacional por repensar el discurso de los partidos de izquierda ante el avance de la extrema derecha. Colau, que invistió a Collboni, era vista por el PSC como un obstáculo para pactar con los Comunes, pero la exalcaldesa se negaba a apartarse para facilitar el acuerdo, a pesar de que hasta hace poco ha insistido en que Barcelona necesitaba un gobierno progresista de 24 regidores. Pero ahora prescribe la posición de oposición tanto en Barcelona como Cataluña, una indicación que parece que el partido empieza a atender, a pesar de que dentro de los Comunes hay voces que reclaman entenderse institucionalmente con el PSC.

Ada Colau a plaza San Jaime
La exalcaldesa Ada Colau también ha acabado renunciando después de 15 meses en la oposición foto: Jordi Play

Colau se va, pero no certifica que sea un adiós definitivo. La exalcaldesa no descartaría totalmente volver a ser candidata en 2027, y su entorno tampoco lo niega. Ahora bien, todo dependería, apuntan, de la decisión de Colau de dar el paso nuevamente y también de las encuestas. En un escenario con bajas expectativas para los Comunes, no daría el paso. En este supuesto, y a la espera de que el partido pueda encontrar un candidato sorpresa, Janet Sanz sería jefe de cartel en 2027. Pero de todo esto no hay nada oficial, porque el partido tiene un Congreso en 2025 donde tiene que definir estrategia los próximos años.

Tres partidos sin candidato para 2027

Con los tres jefes de cartel en casa, ERC, Junts per Catalunya y Barcelona en Comú se encuentran también sin un líder claro para las elecciones de 2027, más allá de las figuras que a estas alturas pilotan los grupos municipales: Elisenda Alamany, Jordi Martí Galbis y Janet Sanz. Tres perfiles que pueden gestionar la transición, pero que no son, de entrada, los perfiles que pueden requerir las siglas para presentarse a las elecciones municipales de aquí a dos años y medio en la capital del país. Queda mucho de tiempo y los partidos tienen procesos internos para elegir a su jefe de cartel, pero el primero que encuentre líder y lo pueda capitalizar, tendrá ganada una parte de la carrera electoral que, a lo sumo, arrancará después del verano de 2026.

Daniel Sirera, el superviviente

En este nuevo escenario, hay un actor que tuvo protagonismo máximo el 17J, invistiendo Collboni, pero que se desmarcó desde el minuto cero de la gobernabilidad de la ciudad. El jefe de filas del PP, Daniel Sirera, con 4 regidores, dejó claro que la investidura del candidato del PSC era coyuntural y respondía al bien superior de impedir que Barcelona estuviera gobernada por el independentismo. El líder popular ha reclamado a Collboni un gobierno en minoría y con aritmética variable, sin atarse a ningún partido. Y de momento, es el que está haciendo. Sea como fuere, Daniel Sirera, además de Gonzalo de Oro Pulido (VOX), que es un invitado de piedra en la política barcelonesa, es el único jefe de cartel superviviente del efecto Collboni. Y el único que, de momento, ha expresado su intención de volver a presentarse el 2027.

Daniel Sirera (PP), superviviente en la oposición después de 15 meses foto: Jordi Play

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa