Ni la aritmética, ni la voluntad política real, han permitido jamás de poner sobre la mesa un pacto entre fuerzas independentistas para gobernar en la capital del país. La suma máxima se produjo en 2015, cuando CiU -pocas semanas antes de romperse la coalición entre CDC y Unió-, ya abiertamente soberanista, obtenía 10 regidores, ERC conseguía 5 y la CUP hacía un resultado histórico con 3 regidores. En total, 18 regidores independentistas, a solo 3 de la mayoría absoluta. Pero Ada Colau había ganado las elecciones con 11 regidores y fue investida alcaldesa, justamente, con 1 de los 3 votos de la CUP y los 5 de ERC.

En 2019, en plena represión por el 1-O y en las puertas del juicio del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas, ERC hizo el sorpasso a Junts con 10 regidores por solo 5 de los de Junts, y la CUP quedaba fuera del consistorio. 15 regidores que, además, no llegaron a plantearse ningún tipo de alianza. De hecho, lo más cerca que ha estado Barcelona de tener una alcaldía independentista fue ahora hace 4 años con la victoria en votos de ERC. Pero no solo Ernest Maragall no fue alcalde de la ciudad, sino que en la Diputación de Barcelona un pacto entre el PSC y Junts dio la presidencia a la socialista Nuria Marín a pesar de que los republicanos habían empatado a 16 diputados provinciales con los socialistas.

Fue el enésimo flagelo a la cohesión independentista, pero la sentencia del Proceso volvió a recoser el movimiento. En febrero del 2021, después de que las fuerzas independentistas sumaran el 52% de los votos en las elecciones catalanas y fruto de negociaciones muy duras, ERC y Junts rubricaron un acuerdo de Gobierno que tenía el visto bueno de la CUP. Aparentemente, la unidad volvía a ser posible a pesar de las estrategias divergentes sobre como culminar el mandato del 1-O. Hasta que en octubre de 2022 la militancia de Junts decidió romper la coalición con ERC al considerar que había incumplido el programa de Gobierno. Y hasta hoy, que las fuerzas independentistas, también la CUP, llegan al 28-M confrontadas y sin voluntad política manifiesta de priorizar los pactes independentistas. El TOT Barcelona ha conversado con los tres partidos sobre qué peso tiene en la campaña la independencia y si este eje marcará el rumbo de las alianzas después de las elecciones.

Ernest Maragall
Ernest Maragall ganaba las elecciones en mayo de 2019 ERC

La aritmética no obliga a nada

Preguntados sobre hasta qué punto el eje nacional condicionará su política de pactos después del 28-M, priorizando o no que Barcelona tenga un alcalde o alcaldesa independentista, los tres partidos evitan responder con claridad, pero apuntan que la aritmética no será un automatismo en ningún caso. «La palabra independencia está cada día presente en la vida política de este país. Pero el 28-M no es ni un referéndum sobre la independencia ni un contraste de estrategias de como llegar a la independencia», dice el candidato de ERC. Una definición que podrían compartir también Xavier Trias y Basha Change, pero a la cual hay que añadir algunos matices.

Desde ERC relatan al TOT que «lo que hay que priorizar es que la ciudad tenga un alcalde con un proyecto claro, nítido y ambicioso para la ciudad. Y ERC es la única candidatura inequívocamente independentista con opciones de victoria en Barcelona». En este llamamiento al voto útil independentista, los republicanos se desmarcan de la candidatura de Juntos diciendo que «nosotros no aceptaremos los votos de partidos como el PP, a diferencia del señor Xavier Trias». De hecho, ERC niega la mayor con la lista de Trias. «El señor Trias ha olvidado la independencia para centrarse en una potencial sociovergencia, y flirtea con el apoyo del PP. Hay miembros de su candidatura que han calificado la independencia de proyecto imposible, y el mismo Trias esconde las siglas de su partido».

¿Y qué dice la candidatura Trias per Barcelona? En conversación con el TOT, evitan entrar en el cuerpo a cuerpo con ERC, pero remarcan que «Xavier Trias ha dicho que es independentista». «De hecho, por el hecho de serlo, fue víctima de un montaje de las cloacas del Estado para intentar acabar con su carrera política», añaden. Sobre las posibles alianzas, desde la candidatura no cierran la puerta a un pacto con ERC: «Él no ha dejado de repetir que es capaz de llegar a acuerdos tanto con ERC como con el PSC». Ahora bien, como ERC, Trias por Barcelona pone el foco en la necesidad de un cambio de gobierno en Barcelona. «Sin renunciar a los objetivos nacionales, nosotros nos centramos a dar respuesta a este impulso de cambio», remachan.

Una foto de archivo de Xavier Trias, alcaldable de Juntos / Jordi Play
Xavier Trias, alcaldable de Junts con el nombre de ‘Trias per Barcelona’ / JORDI PLAY

La CUP es el partido que, a priori, huye de la evidente batalla por la hegemonía soberanista que históricamente han mantenido y mantienen los dos grandes partidos de esta órbita. Los anticapitalistas estarían dispuestos a priorizar el eje nacional en Barcelona «siempre que los programas tengan en cuenta medidas para revertir situaciones como por ejemplo que un 26% de las vecinas esté en riesgo de pobreza. Por la CUP, separar el hecho social del hecho nacional es una falsa dicotomía», argumentan. La candidatura de Basha Change, eso sí, marca distancias con la oferta electoral de Maragall y Trias: «Somos la única candidatura que trabaja por la independencia y para revertir el modelo de ciudad. Trias renuncia explícitamente día detrás día y el gobierno de ERC en la Generalitat se ha dedicado a estabilizar el conflicto abierto con el 1-O».

Sobre el papel que tiene que tener Barcelona en la construcción republicana, la CUP explica al TODO que desde el mundo local se puede empezar a romper con el Estado español surgido de la Transición: «Nuestro trabajo en el Ayuntamiento, en los barrios, a los movimientos sociales y en cada espacio donde participamos es romper los corsés del Régimen del 78, una rotura necesaria para avanzar en la mejora de la vida de las clases populares, la independencia y la soberanía de los Países Catalanes y su construcción nacional».

Trias Per Barcelona no entra a detallar la acción republicana que llevaría a cabo al consistorio, si bien deja claro que no renuncia a nada desde el punto de vista nacional cuando se prioriza el cambio de modelo de ciudad de Ada Colau. Por parte de ERC, ponen ejemplos concretos de que significa gestionar la ciudad con criterios republicanos. «Pedir la gestión directa de Cercanías es una idea republicana. Reclamar en el Estado que entregue de una vez todos los edificios que tiene confiscados en el frente marítimo desde hace décadas es una idea republicana. Exigir que la policía española abandone el edificio de vía Laietana es una idea profundamente republicana. Proteger el catalán es también una idea republicana. Poder decidir desde Cataluña y no desde Madrid qué modelo de aeropuerto volamos para estar mejor conectados en el mundo es republicano».

Plaza San Jaime, edificio del Palau de la Generalitat y fachada del ayuntamiento de Barcelona. política catalana, centro turístico
El Gobierno independentista que tuvo la Generalitat hasta octubre de 2022 sin apenas opciones de replicarse en Barcelona JORDI PLAY

Primàries y Front Nacional de Catalunya, las otras opciones

Además de ERC, Junts y la CUP, en Barcelona se presentan también dos formaciones independentistas más. Primàries es la segunda vez que se presentará en la capital, con Roger Mallola como jefe de cartel el 28-M. En 2019 obtuvieron el 3,74% de los votos con el nombre de Barcelona es Capital-Primàries. Se presenta como un movimiento ciudadano autoorganizado que «trabaja por la configuración de una lista electoral que haga efectivo el mandato vigente del referéndum del 1-O». El 28-M también estará la papeleta de otro partido independentista, el Front Nacional de Catalunya, con Martí Naval de jefe de cartel. ‘Por una Barcelona más catalana, rica, limpia y segura al servicio de la independencia unilateral‘ es su lema de campaña.

En este nuevo ciclo electoral ni una sola encuesta avala a una mayoría absoluta independentista. Pero la noche del 28-M no solo se harán sumas aritméticas para el futuro gobierno de la ciudad, también se hará recuento de voto independentista, tanto por parte del movimiento como de los partidos que dan por muerto el llamado Proceso. Y claramente, los resultados obtenidos por ERC, Junts-Trias y la CUP tendrán también una lectura nacional y reordenarán o confirmarán el reparto de fuerzas en el universo del 1-O.

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