Barcelona arranca el 2024 con una gran incógnita sobre su gobernabilidad a medio y largo plazo. El alcalde Jaume Collboni gobierna desde hace más de seis meses en la más estricta minoría, con solo 10 regidores. Una debilidad aritmética que en la práctica es un poderoso gobierno débil que está en condiciones de poder elegir socio o socios en diferido y a la vez no comprometer los pilares básicos de su política. Investido el 17 de junio, fruto de un frente españolista que tenía la misión de frenar un bipartito independentista liderado por Xavier Trias y Ernest Maragall, el líder del PSC no solo gobierna con cierta comodidad, sino que ha conseguido desactivar temporalmente a la oposición, como mínimo hasta que se produzca el desenlace de unas negociaciones que empezaron oficialmente el mismo día que Pedro Sánchez era investido a Madrid con los votos de Juntos y ERC, pero que desde el día siguiente mismo de la investidura en Barcelona habían empezado a tomar cuerpo por iniciativa de la oposición. El entendimiento Juntos-ERC duró poco, y los Comunes, que habían votado junto al PP, visualizaban la urgencia de entrar al gobierno municipal para garantizar su supervivencia orgánica y política, en Barcelona y en Cataluña.

Un pleno dirigido desde Madrid

La investidura de Collboni y su soledad aparente iba más allá de un pacto para parar el independentismo que, de hecho, ya se había producido en 2019 cuando Ada Colau, el mismo Collboni y la derecha de Manuel Valls sumaron para desbancar el ganador de las elecciones, el republicano Ernest Maragall. Esta vez, la combinación era todavía más rocambolesca, uniendo Ada Colau y el PP de Daniel Sirera para convertir en alcalde un candidato que intentaba ganar por tercera vez unas elecciones y no lo conseguía. El mismo PP explicó públicamente que el pacto para dar la alcaldía al PSC se había gestado en los despachos de Madrid.

Una operación de Estado en toda regla que, además, instaló en aquel pleno una sensación desagradable nunca vista. Los Comunes anunciaron en las redes sociales el pacto solo una hora antes del pleno, después de desmentir esta posibilidad de forma insistente los días anteriores. Además, Colau defendió el acuerdo con el PP y el PSC recordando al ganador de las elecciones que era la Convergència del 3% -el exalcalde fue víctima de la guerra sucia del Estado con la cuenta en un paraíso fiscal falso el 2015-, un discurso que lo llevó a soltar la frase «Que os bombeen a todos» y a anunciar que ser marcharía a casa pronto.

Sesión de investidura de Jaume Collboni como alcalde de Barcelona. foto: Jordi Play

En estas circunstancias, con la abrupta campaña electoral española que desencadenaron los males resultados del PSOE el 28M en todo el Estado, y con una oposición que de ninguna forma podía ponerse de acuerdo contra el gobierno en minoría, quedaba en suspenso la estabilización de la gobernabilidad en Barcelona y se daba de facto una tregua al PSC para coger fuerzas. Con la excusa de la campaña electoral del 23J todo quedaba paralizado. Es más, la amenaza de las encuestas de una posible mayoría absoluta de PP y VOX empezaba a perfilar un frente común del resto de partidos que desdibujaría la maniobra de Barcelona contra el independentismo. Lejos de quedar desestabilizado, Collboni lograba una paz inesperada para su gobierno.

Pero si muchos pensaban que el desenlace de las negociaciones a Madrid para investir el candidato del PSOE serían el desencadenante de la elección de socio o socios por parte de Jaume Collboni, no fue así. El alcalde no movió ficha en ningún momento. El 16 de noviembre, Pedro Sánchez era investido con los votos de Juntos y ERC, y un mes y medio después, el PSC en Barcelona todavía no ha elegido pareja o parejas de baile, a pesar de que gobierna a Madrid con Sumar. De hecho, los únicos efectos que ha sufrido el gobierno en minoría del PSC han sido una prórroga de los presupuestos y de las ordenanzas fiscales. Peccata minuta.

Políticamente, y también personalmente, Collboni se entiende con Trias, y esto le daría una mayoría absoluta confortable. Pero un acuerdo con los Comunes -y la suma necesaria de ERC- lo deja en una posición de más fortaleza con dos socios que necesitan, por razones diversas, obtener una cuota de poder en la capital del país y, por lo tanto, podrían ser menos exigentes. Pero Junts-Trias per Barcelona también necesita ganar institucionalidad de cara al nuevo ciclo electoral del 2024, que tendrá como mínimo las elecciones europeas -con Carles Puigdemont i Toni Comin ahora eurodiputados– y podrían convocarse las elecciones al Parlament de Catalunya a finales de año o bien a principios de 2025.

Trias y Maragall durante el pleno de investidura / Jordi Play
Trias y Maragall durante el pleno de investidura, donde el pacto entre PP y Comunes dio la alcaldía a Collboni / Jordi Play

El poder en Barcelona, clave para el Parlament

En todo caso, Barcelona es una plaza muy relevante para encarar este año electoral tanto para ERC, que ahora gobierna en solitario en la Generalitat, como para Junts, fuera del poder institucional de la Generalitat y la Diputación de Barcelona, como para Barcelona en común y el grupo parlamentario de En Comú Podem, sin jefe otro centro de poder a todo el país. Y es que la elige que haga de socio el PSC -no parece viable que Collboni gobierne en solitario hasta 2027- condicionará alianzas futuras en el Palau de la Generalitat.

En el punto de partida, una coalición de gobierno entre ERC y Junts rota el octubre de 2022, unos presupuestos de la Generalitat aprobados con la fórmula del tripartito ERC-PSC-Comunes y un partido de Ada Colau debilidad, pero necesario para completar mayorías dichas progresistas, una nueva ICV que podría seguir haciendo camino como muleta necesaria del PSC, como lo es Sumar en el Estado, y un pacto en la Diputación de Barcelona entre el PSC, ERC y los Comunes que arrincona al anterior socio del PSC y ganador de las elecciones en Barcelona. Sobre el papel, y a juzgar por algunas declaraciones del alcalde, todo apunta en la dirección de un acuerdo con Comunes y ERC para lograr una mayoría absoluta de 24 regidores, dejando en la oposición a Trias per Barcelona, PP y VOX.

Ada Colau a plaza San Jaime
Sesión de investidura de Jaume Collboni como alcalde de Barcelona. foto: Jordi Play

Todo ello, facilidado por una circunstancia excepcional: la coyuntura política ha hecho que los principales líderes de la oposición acaben desapareciendo. Xavier Trias lo avisó en campaña electoral: si no era alcalde, renunciaba a su acta de edil. Ha retrasado su marcha a la espera de culminar las negociaciones con el PSC, pero no será el jefe de filas de Trias per Barcelona durante todo este mandato. Por su parte, Ernest Maragall tampoco pilotará el grupo municipal. Había anunciado que marcharía antes del 2027, pero la presión interna del partido -pasaron de 11 a 5 regidores- y también la poco disimulada prisa de Elisenda Alamany para coger las riendas de ERC en el Ayuntamiento, han precipitado su salida del consistorio. Y, en tercer lugar, Ada Colau. Varias fuentes próximas a los Comunes apuntan que estaría en disposición de ser candidata a las elecciones europeas de junio de 2024 por Sumar. Persona de mucha confianza de Yolanda Díaz, podría tener una salida en la Europarlamento, una posición que le permitiría tener perfil político propio y a la vez continuar viviendo en Barcelona. Porque se hace difícil pensar en la exalcaldesa como una teniente de alcalde de Collboni después de cómo acabó el último mandato, con una salida del líder del PSC del gobierno municipal con la voluntad expresa de hacerle oposición en las urnas el 28M. Simple y llanamente, Collboni y los efectos de aquella operación de Estado del 17J habrán «eliminado» los jefes de la oposición, entren o no en su ejecutivo.

Barcelona cierra un 2023 políticamente convulso y arranca un 2024 con incógnitas relevantes sobre la gobernabilidad de la ciudad a largo plazo. Pero también está en juego el futuro y solidez de los partidos que se han visto implicados en este año convulso. Todo el mundo se la juega este 2024 en la capital del país. También el PSC.

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa