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Anna Grau: «Valls fue un paracaidista que se aprovechó de la marca de Cs»

Anna Grau (Girona, 1967) acude al rescate de Ciudadanos. El partido naranja ha caído en la irrelevancia política en Cataluña y en el Estado, después de dos resultados adversos consecutivos que lo dejan muy lejos la flamante victoria de Inés Arrimades en 2017 en el Parlament. Todas las encuestas pronostican un nuevo fracaso, ahora en Barcelona. Después de una apuesta fallada por la exprimer ministro francés Manuel Valls y de una rebelión interna dentro del partido, Ciudadanos ha decidido apostar por un perfil fiel a la dirección y sostenido por la militancia que intentará conseguir representación en el Ayuntamiento de Barcelona en el momento más complicados del partido en la capital.

Llegó a la política en los peores momentos de Ciudadanos en el Parlamento y ahora encabeza la lista de Barcelona en uno de los momentos más críticos del partido en la capital. ¿Por qué decide hacer este paso?

Todo el mundo es cómo es y responde a los impulsos que responde. Dije que no dos golpes a las listas de Ciudadanos, en 2014 en el Parlament y el 2015 en el Congreso. Tenía obligaciones familiares, pero también era un momento en que todo el mundo se apuntaba porque se pensaba que eran vacaciones pagadas. Yo, en cambio, sentí la llamada en momentos más complicados. Pienso que la candidatura que tengo el honor de encabezar en el Ayuntamiento de Barcelona es, efectivamente, el rescate de un proyecto, de una ciudad y de toda una comunidad. Del mismo modo que yo he estado 20 años fuera, Ciudadanos también ha dado una gran vuelta a todas las Españas para ahora para centrarse en Barcelona y Cataluña. Veo una similitud entre el momento difícil que ha pasado Ciudadanos y el momento difícil que ha pasado en Barcelona. Podemos salir juntos y es para mí un gran honor liderar esta aventura.

Está convencida que entrará al Ayuntamiento. Pero las encuestas dicen todo el contrario.

Nosotros partíamos de la convicción que entraríamos con un mínimo de dos regidores. Es cierto que todo el mundo nos dice que dependerá de nuestra capacidad de movilizar indecisos y abstencionistas, pero yo me obligo a ser consciente de las dificultades. Me digo a mí misma «cuenta con dos regidores». Pero bien, parece que el trabajo se nota. La gente va percibiendo cada vez más que ya hay una serie de cosas que, si no las decimos nosotros, no las dice nadie o que, si no las hacemos nosotros, no las hace nadie. Estoy convencida de que el 28 de mayo es el kilómetro cero de una nueva etapa en que yo aspiro a hacer de Ciudadanos una fuerza de gobierno en Barcelona y en Cataluña.

Anna Grau, candidata a la alcaldía de Barcelona por Ciutadans.
Anna Grau: «En algunos momentos ha habido confusión sobre que querían decir las siglas de Cs» | Jordi Play

Tampoco Ciudadanos tiene la fuerza de las siglas que tenía en un pasado. ¿Cómo se compensa esto?

Yo pienso que en algunos momentos ha habido confusión sobre que querían decir las siglas de Ciudadanos. Pero pienso que ahora vuelven a estar claras, como en el origen. 

¿A qué se refiere con esta recuperación de los orígenes?

Hay determinadas alianzas que Cs ha tenido en la política española que han provocado confusión sobre la orientación del proyecto en Cataluña. Pienso que ahora volvemos a tener las manos libres y probablemente por eso encarno yo lo proyecto y no otro perfil. Le digo una cosa: yo, personalmente, lo veo más fácil ahora que si hubiera tenido que presentarme en otros momentos, aparentemente más fáciles, pero que, desde mi punto de vista, eran más confusos en clave de política catalana. Pienso que ahora el papel de Ciudadanos está más claro en Cataluña. Y hombre, es obvio que lo que decimos nosotros no lo hacen los otros. Por lo tanto, si nosotros nos embobamos y nos despistamos con otras prioridades, como por ejemplo yendo a gobernar otras comunidades, entonces aquí se crea un vacío de sinceridad y de coraje.

¿Fue un error que Cs se presentara en otros territorios del Estado?

Creo que no salió bien. Yo siempre he sido más partidaria de un Cs fuerte en Barcelona y en Cataluña. Siempre he pensado que, el proyecto en España se tenía que supeditar al de Cataluña. Hay gente que lo podría ver de otro modo, pero ya no están. Tengo la palabra personal del actual secretario general, el señor Vázquez, que las decisiones referentes en Barcelona y Cataluña se tomarán aquí. Nosotros no calentamos la silla para que nadie llegue a la Moncloa ni somos marca blanca de nadie ni hacemos pactos del Majèstic o del Tinell. 

Usted dice que ha habido pactos que no han salido bien. ¿De qué pactos habla? Porque Cs se ha entendido tanto con el PP como con el PSOE.

Yo pienso que no se ha entendido bien porque a mí la gente me dice «compartes espacio con el PP y con Valients» y yo los digo: “Perdone, yo no tengo nada que ver con el pelotón de los torpes”. ¿Que hemos pactado con el PP? Sí, y con el PSOE. La gente se olvida que Susana Díaz gobernó Andalucía con el apoyo de Ciudadanos y que vino de un pelo que no hubiera un gobierno nacional de coalición entre el PSOE y Ciudadanos. ¿Se hizo bien o mal? A mí me corresponde juzgar, insisto, solo los resultados en Cataluña. Yo pienso que no se entendió bien o no se supo explicar bien algunos pactos. Y es obvio que esto ha provocado un ciclo electoral adverso. Pero de todo se aprende. Ahora nos hemos sacado mucho peso muerto, mucha gente que no venía a ver qué podían hacer por el proyecto. Nos hemos quedado los que no tenemos miedo de trabajar y yo no puedo estar más ilusionada, escuche.

Y este nuevo Ciudadanos que usted dibuja…

Que en realidad es el de toda la vida.

Estos Ciudadanos que dice que vuelve, ¿se puede entender con Vox, por ejemplo?

Ahora mismo vamos más bien a trompicones. Con el tema de la Bonanova, yo envié una carta a todos los grupos para manifestarse. Vox la declinó, pero después se presentaron con Desokupa, cosa que demuestra que, o bien fueron a colegio de pago o bien son unos falsos. Está claro, yo con estas cosas [Desokupa] no tengo nada a ver. Por eso no entiendo por qué la gente me alinea más en Vox que con el PSC o el Partido Animalista. Ciudadanos tiene 17 años de vida. ¿Que quizás en los últimos años ha tenido problemas de comunicación o que decisiones tomadas en otros territorios han enturbiado el mensaje a Cataluña? Sí, pero, vaya, si a usted le parece que yo tengo cara de ser de Vox, pues no sé. 

La pregunta no era esta. Era si se podrían entender. 

De momento no nos hemos entendido mucho. Más bien, no nos estamos entendiendo. Pero bien, tampoco nos estamos entendiendo con ERC, donde el señor Rufián ha dicho que los vecinos de la Bonanova lo último que necesitan son ayudas. Claro, yo con esto tampoco me puedo entender.

Ahora que habla de la Bonanova: desocupar el Kubo y la Ruina es un reto personal de la Anna Grau o realmente es que cree que hay un problema general con la ocupación? 

Una cosa lleva a la otra. Mire, yo siempre estoy aprendiendo. Y aprendí muchas lecciones de la Meridiana. iba todos martes a las 20h a apoyar a los vecinos que protestaban contra los cortes. Decidí poner en práctica todas las lecciones aprendidas ahora en la Bonanova. Evidentemente que es un reto personal, pero es un reto personal porque es un reto político, porque es una necesidad ciudadana. Tenemos una alcaldesa okupa, que viene de la ocupación y normaliza cosas como que un señor ocupa una casa y cobra miles de euros para marcharse. Y encima después tienes que pagar miles de euros al de Desokupa. A mí me sorprende. No sé si es más cómodo ponerse bien, si hay intereses creados, porque tenían pactos no sé donde… Yo, como que todo esto no lo tengo, pues como la ratita que barría la escalera: voy al grano, me pongo y me saldré. 

¿Más allá del Kubo y la Ruina, cree que hay un problema general con la ocupación?

Hay uno problemasso.

En el último Barómetro Municipal solo el 0,8% de los barceloneses veía la ocupación como el principal problema de la ciudad.

Bien, yo como periodista sé que los barómetros depende de cómo se lean lo aguantan todo. Pero hay otras estadísticas que dicen que en Barcelona y en Cataluña se han disparado un 77% las ocupaciones ilegales. Le puedo decir que no paran de llamarme vecinos y asociaciones para explicarme casos. Porque, claro, el caso del Kubo y la Ruina tiene una gran visibilidad porque, además de ser una ocupación delincuencial y muy ideológica, es una ocupación caradura y descarada. Pero hay mucha ocupación más disimulada. Ayer hablé con un matrimonio que el pasado sábado los intentaron ocupar la casa ante sus morros en la Barceloneta y llamaron a los Mossos, que no tenían efectivos para ir. Muy bien… esto se puede minimizar, se puede hacer ver que no…

¿Cree que el barómetro municipal no refleja la realidad, que esconde el problema de la ocupación?

No será el primer barómetro que cada cual lo interpreta como quiere. A mí la vida me ha enseñado a fiarme de mi nariz y el que la gente me dice, no solo de los barómetros y las encuestas, que el 29 de mayo se verá el que valen.

El barómetro sitúa la seguridad y la limpieza como los principales problemas de la ciudad. ¿A estos datos sí que les da credibilidad?

La ocupación es un problema de seguridad, también es un problema de vivienda, de limpieza, porque los okupas son unos cerdos. Pero sí, sí. A mí me espanta que una ciudad tan potente como Barcelona se haya podido gobernar con los pies… y que la gente se haya dejado hacer. Se les ha dicho que si no se dejaban hacer todo esto eran unos fascistas. No eres facha para pedir una ciudad más segura, más limpia, más razonable y más equilibrada. Una ciudad dónde, evidentemente, tiene que haber justicia social y redistribución de la riqueza, pero también responsabilidades con los derechos y los deberes.

Anna Grau, candidata a la alcaldía de Barcelona por Ciutadans.
Grado: «Tenemos una alcaldesa okupa» | Jordi Play

En esta campaña, Cs tiene más temas sobre su mesa. Usted encabeza la lista de un partido que, durante este mandato, ha vivido una disputa entre los regidores del grupo municipal y la dirección del partido. ¿Cree que le puede pasar factura haber dado esta imagen?

No, no noto que me esté pasando ninguna factura. Yo he tenido la responsabilidad de hacer una candidatura en el Ayuntamiento de Barcelona dónde he contado con mucha gente de Ciudadanos que hace muchos años que trabaja para Ciudadanos en Barcelona. Y ninguno de ellos era regidor la pasada legislatura. Saque usted sus conclusiones.

¿Es un castigo?

No. Es una rectificación. De los errores se aprende. Manuel Valls fue un error y de aquel error colgaron unos cuántos otros. Los errores se rectifican. Y así funciona la vida. Prueba error, prueba error y hacia arriba.

Ya que saca el nombre de Manuel Valls… Ganó en Sarrià-Sant Gervasi, que es una zona donde Xavier Trias históricamente ha sacado buenos resultados. ¿Teme que pueda perder una zona clave para Ciudadanos?

Descarto completamente fichar a Xavier Trias, si es el que me está sugiriendo. 

Jaque mate.

Mire, yo confío que volveremos a sacar un buen resultado en Sarrià-Sant Gervasi y en todas partes. De hecho, la Junta Electoral, cuando ha tenido que repartir los derechos electorales entre nosotros y nuestros antiguos socios de coalición, que eran la gente de Manuel Valls, ha concluido que de cada tres votos, dos eran nuestros y uno de ellos. Por lo tanto, no es que sea optimista, simplemente hago números.

La candidatura lo encabezaba Manuel Valls. 

Sí. ¿Y?

Era la cara visible de aquella lista, algo tendría que ver en aquel buen resultado.

Y algo tendré que ver yo en el futuro resultado. 

Hablamos del 2019, que son los resultados que ahora sabemos.

¿Y? Quiero decir, ¿cuál es la pregunta?

Qué papel tuvo Valls en los bonos resultados de Cs en Sarrià-Sant Gervasi.

Valls fue un paracaidista que se aprovechó de la marca de Ciudadanos para salir adelante un proyecto personalista totalmente desideologizado, tal como demostraron sus decisiones y evolución posterior. No volveremos a cometer este error, no volverá a haber paracaidistas a las listas de ciudadanos. Solo gente de piedra picada y con muchas ganas de trabajar y mucha fidelidad a la gente que lo vota.

Diga cuáles son las líneas rojas de Ciudadanos.

Entendemos por líneas rojas cosas innegociables. Ya las he explicado bastante: Bilingüismo activo y proactivo para volver a ser la gran capital de la Cataluña bilingüe y volver a vivir el gozo de las dos lenguas y de la cultura plural.

¿Cómo se traduce esto a la práctica?

Muy sencillo. Se tiene que dejar de hacer ver que el castellano no existe o que ‘castellano, caca’. No puede criminalizar el castellano. Pero no solo esto, sino que se tiene que fomentar. Si haces premios literarios en catalán los tienes que hacer en castellano. Si promueves la edición en catalán, también en castellano. Y yo quiero que Barcelona vuelva a ser la gran capital de la creatividad editorial y audiovisual en castellano por todo el mundo. Y, por supuesto, en catalán. Del mismo modo que vivimos unos tristes años de catalanofobia con la administración franquista, también hemos vivido unos tristes años de hispanofobia con las administraciones separatistas, cupaires o colauistes.

El Ayuntamiento dice que se tiene que intentar incentivar la lengua más minoritaria. ¿Cree usted lo contrario, que hay que incentivar la lengua castellana?

Yo creo que aquí nadie está incentivando nada. Al contrario, lo único que están consiguiendo incentivar es que gente que podría hablar catalán con normalidad lo deje de hablar como una forma de rebeldía o de protesta contra unas políticas que interpreta que lo coaccionan. 

¿Es decir, cree que en Barcelona hay más gente que habla en castellano por la situación política?

Más que hablar castellano, que no hace uso del catalán como podría hacer. Pero bien, si después de tantos años de gastarse tanto dinero en Plataforma per la Llengua y Òmnium Cultural, resulta que el catalán no paró de recular, alguien está haciendo mucho el burro.

Anna Grau, candidata a la alcaldía de Barcelona por Ciutadans.
Grado: «He venido a gobernar Barcelona, pero no sé cuando» | Jordi Play

¿Tiene alguna línea roja más?

Stop supermanzanas. Pero nosotros llegaremos ahora y no lo podremos revertir todo. Yo no podré revertir la supermanzana de Consell de Cent porque los costes son disuasivos. Tendré que compensarlo de alguna manera, con un urbanismo de rescate o mejorando la circulación en las vías rápidas. Tendré que evitar que se sigan destruyendo zonas verdes en los barrios de montaña, porque pacificar una calle no es hacer una zona verde.

También hay que revertir el hachazo fiscal del año 2020, que subieron todos los impuestos de manera bestial. Nosotros queremos volver a la fiscalidad del 2019, pero sobre todo queremos que haya transparencia. Y bien, el tema de la ocupación. Crearé una oficina para poner todos los medios al servicio de la policía o las instituciones.

¿Todas estas líneas rojas son inamovibles?

No pretendo que todo esté hecho de un día para el otro, pero, como mínimo, que haya un compromiso concreto. Nosotros tenemos unas ideas y un proyecto que pensamos que tiene que acabar siendo un proyecto de gobierno en Barcelona y en Cataluña. Y esto no se consigue mercadeando el primer día por un plato de lentejas, un despacho más grande o dos asesores más.

Manuel Valls, por ejemplo, renunció para evitar un alcalde independentista. ¿Haría usted lo mismo?

Yo he dicho que no renunciaré a nada. Yo cuando voy al supermercado me leo el hashtag de los productos, incluso las de la comida para el gato. No se puede llegar a pactos con nadie sin leer su hashtag, el programa o las intenciones.

Aunque esto suponga tener un alcalde de Junts o Esquerra.

Es que esto no es mi problema. Si la gente masivamente vota otra cosa, ya lo gestionaremos. Pero mi obligación es defender las personas que me han votado a mí para hacer el que yo he dicho que haré. Y estoy siendo muy clara. Si tuviera otra manera de hacer, quizás sería alusiva en cuanto a mis planes en el Ayuntamiento. Pero no puedo ser más clara, no puedo dar más pistas del que se tiene que hacer para entenderse con nosotros. No me pueden pedir un cheque en blanco. Esto para mí es un error. Y en política, además, es una carencia de seriedad con las personas que te han votado.

Pero en el Ayuntamiento, si no hay acuerdo, gobierna la lista más votada. ¿Si esta es una lista independentista y sus votos pueden dejarla sin alcaldía, no lo haría?

A ver, insisto, yo no estoy para enmendar los errores de votación de los otros, estoy para defender los que me han votado a mí. Y yo no pondré en peligro el proyecto de Ciudadanos o el programa Ciudadanos o las perspectivas de Ciudadanos de ser una fuerza de gobierno a medio plazo en Barcelona o en Cataluña para salvar nadie.

¿Y si no consiguiera representación, seguirá como diputada en el Parlamento?

Lo veo muy preocupado por nosotros. Relájese. No sufra que sacaré representación.

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