La convivencia entre bicicletas, patinetes y peatones continúa generando debate entre la ciudadanía. Recurrentemente, se ha hablado del uso del casco, la velocidad a que pueden circular los vehículos o si estos tienen que subir o no al transporte público. También sobre la posibilidad que estos vehículos lleven matrícula y un seguro obligatorio, un tema que las mismas entidades pro movilidad sostenible admiten que «aparece de forma recurrente». El último a situar el debate sobre la mesa ha sido el cuerpo de la Guardia Urbana de Barcelona. El intendente mayor del cuerpo, Pedro Velázquez, ha remarcado, en una de sus últimas entrevistas del año, que este último paso ayudaría los agentes a «identificar los patinetes y las bicicletas si cometen una infracción». Una declaración que ha vuelto a encender un debate casi eterno que se ha intensificado con la proliferación de los patinetes.
La Ayuntamiento, que mantiene la misma postura de los últimos años, recuerda que la autoridad municipal no es quien tiene las competencias. En todo caso, la teniente de alcaldía Laia Bonet admite que el consistorio ha trasladado a la DGT este y otras desazones que han aparecido recientemente. «Es cierto que el seguro obligatorio no la gestionen desde la DGT sino al ministerio de Economía. Desde Barcelona somos más partidarios que el seguro esté vinculado a la persona y no al vehículo, pero se trata de un debate que todavía tiene que abordar el ministerio», ha especificado últimamente la titular de movilidad del Ayuntamiento.

Con este panorama sobre la mesa, los colectivos partidarios de una movilidad sostenible piden sentido común y no emprender acciones que desincentiven el uso de la bicicleta. Una de las entidades que estos años se ha posicionado con más contundencia a favor de una reducción de vehículos en el centro de Barcelona, la Eixample Respira, enmarca las declaraciones de la Guardia Urbana en el día a día de aquellos que quieren desincentivar el uso de la bicicleta. El portavoz de la entidad, Genís Domínguez, asegura que matricular una bici «no tiene ningún sentido» y que solo se entiende «desde la perspectiva de querer poner impedimentos a la bicicleta». Más opciones ven al seguro, la cual considera que «se tiene que promover», pero en ningún caso tiene que ser obligatoria. «Se acostumbran a imponer en el caso de vehículos que pueden causar daños mesurados, que no es el caso», recuerda Domínguez.
Los datos no avalan la medida, según el BACC
Preguntando por este eterno debate, el Bicicleta Club de Cataluña (BACC) despliega una serie de datos y estudias que, dicen, desacreditan las propuestas. Carles Benito, portavoz de la entidad, detalla que sus estudios apuntan que un 30% de las bicis que circulan por Barcelona son del Bicing, que tienen matrícula y seguro. «Desde que existe [lo Bicing] no ha habido ningún tipo de cambio sustancial en los motivos que argumenta el intendente Velázquez. Y siente el 30%, se tendría que notar», insiste el ciclista, que voz «preocupante» que desde la Urbana «se transmita este mensaje» teniendo en cuenta la especial fijación que hay con las bicis. «Está dando a entender que hay cierta impunidad por parte de quien va en bici», remarca.

Entrante al por menor de las propuestas, desde el BACC remarcan «la enorme burocracia» que comportaría un sistema de matrículas y alertan del coste que supondría «mantener una base de datos completa y actualizada». «Son factores que no solo se muestran ineficaces sino que generan frustración social», critica Benito, que lamenta que las autoridades enfoquen los problemas de movilidad «con un pensamiento centrado en la movilidad a motor que es difícil de aplicar a la movilidad activa». En cuanto a la posibilidad de establecer una seguro obligatorio, el portavoz del BACC se alinea al resto de entidades y recuerda que la ley estatal se aplica «cuando el patrimonio personal no puede reparar los daños causados». «La práctica totalidad de los siniestros provocados por bicis son con daños personales leves y sin daños materiales. La incapacidad de no poder hacer frente en el supuesto de que sea un caso grave no nos consta que haya sucedido nunca en nuestro país», insiste Benito.
Dicho esto, Benito enmarca estas propuestas en un objetivo desincentivador de la bicicleta. «Sabemos de las experiencias de países como suecia –aplican la medida desde el 2000– o Australia –es obligatorio ir con caso– que la legislación restrictiva en materia de bici va directamente relacionada con su uso. Cuanto más requisitos ponemos a un medio de transporte, menos os tendrá. Pasa el mismo con la moto de 125 cc. Cuando la DGT permitió conducir estos vehículos sin ningún carné más que el de coche, su uso se disparó», argumenta el activista. Dicho esto, Benito cede su testigo al AMUP, no sin antes resaltar que «el futuro arrastra un escepticismo demasiado peligroso para poner en entredicho la firmeza con que la bici se tiene que extender en todo las ciudades».
El AMUP pide «no demonizar» los patinetes
Desde la Asociación de Usuarios para la Movilidad Personal (AMUP) mantienen que la situación actual no genera condicionantes favorables para hacer los pasos que pide la Urbana. «La ciudad no está preparada para tener un sistema de seguros como el que están proponiendo. Primero necesitamos un espacio seguro y ahora mismo no se dan estas circunstancias. Si las calzadas no favorecen los patinetes, porque coches o motos asedian continuamente, los conductores pasan miedo. Y si la calzada no es una alternativa segura, los usuarios van por la acera. Nosotros tampoco lo defendemos, esto, porque pose en peligro el peatón, pero es así», admite el vicepresidente de la asociación, Gorka Pradas, que preguntado por el carril bici afirma que son «menos seguros del que la gente se piensa». Por todo plagado, Pradas rehúsa las últimas propuestas. «En la mayoría de los casos, si el incidente pasa a la acera se podría considerar una negligencia y la seguro no cubriría el conductor», comenta.
Con las matriculaciones, la opinión de la AMUP es todavía más contundente. «De este tema ni hablamos, no tiene sentido matricular un vehículo que pesa 25 kilos y va a 25 por hora», sentencia Pradas, que añade la burocracia a la lista «de elementos disuasivos». El portavoz del AMUP no solo se muestra contrario a los deseos del intendente mayor de la Guardia Urbana, sino que además tiene previsto pedir una reunión con la policía municipal y el Ayuntamiento de Barcelona. El conductor fija para el año próximo una conversación que tiene que servir, dice, para «mejorar la seguridad de todo el mundo» e incentivar «un discurso que no demonice los patinetes».

1.200 patinetes denunciados por la Urbana
Las entidades remarcan que no los consta que la policía «tenga problemas para identificar y sancionar» bicicletas y patinetes, y recuerdan que es difícil encontrar un caso en que un ciclista «haya podido huir en un intento de pararlo». Ciertamente, la aparición de los patinetes ha supuesto un nuevo reto en este aspecto. Con todo, según datos que facilitadas por el mismo intendente mayor, la Guardia Urbana ha denunciado a lo largo del mes de diciembre 1.200 patinetes eléctricos por varias infracciones, de los cuales unos 700 aproximadamente se han visto involucrados en un accidente.
Según el último barómetro del RACC, los ciclistas respetan el límite de velocidad cuando circulan por calles 30 en Barcelona, pero una «gran mayoría» supera la velocidad permitida de 10 km/h en los paseos compartidos, plataformas únicas y carril bici acera analizados. Ahora bien, este estudio también pone de manifiesto otros datos que los colectivos se apresuran a remarcar. Por ejemplo, que una parte importante de ciclistas no encuentra una red ciclable continúa a pesar del aumento de km notable de los últimos años (+20%). También que los conductores de estos vehículos puntúan con un aprobado justo (5,4) el nivel de seguridad que sienten cuando circulan por Barcelona. En este sentido, seis de cada diez aseguran que los han avanzado de forma imprudente en alguna ocasión. Por último, en este mismo informe se explica que el 57% de los ciclistas llevan casco a pesar de que este no es obligatorio en Barcelona.