Los vecinos del núcleo antiguo de Sant Andreu se han acostumbrado a vivir sin coches en la calle de Sant Adrià, la arteria que une a la antigua fábrica de Fabra y Coats con la biblioteca de Can Fabra y el eje pacificado de la calle Grande de Sant Andreu. Durante cinco años, el Instituto de Mercados ha colocado en este espacio la carpa que ha alojado provisionalmente el Mercado de Sant Andreu, que ahora ya ha vuelto a su ubicación tradicional. «La presencia del mercado provisional ha creado conciencia a los vecinos de la zona, que actualmente reconocen que el inconveniente de tardar algo más para llegar a casa es más que asumible ante las ventajas que representa no introducir más coches en el barrio desde las rondas», apunten desde la plataforma vecinal. La propuesta fue la segunda más votada en los últimos presupuestos participativos y, según ha podido saber el TOT Barcelona, el Ayuntamiento ya la está estudiando.
Àlex Abad, ideólogo de la propuesta y portavoz de la plataforma Vecinos y Vecinas por el Ágora (así han bautizado el proyecto), explica al TOT que la idea es convertir el espacio donde estaba la carpa provisional del mercado en un lugar que «integre los equipamientos más relevantes del barrio» para ganar un espacio «conciliador y facilitador de la vida cotidiana que preserve la estructura del núcleo antiguo». «Queremos que sea una plataforma única, como pasa en la calle de Consell de Cent, con el mínimo de coches posibles», remata su explicación. Desde la plataforma admiten que será difícil eliminar todos los coches, conscientes de que topan con los comerciantes de la calle Gran y con un Ayuntamiento que no quiere una «pacificación total».

Buena sintonía con el barrio a la espera de cerrar flecos importantes
La plataforma vecinal cuenta con el apoyo de la Asociación de Vecinos y Vecinas de Sant Andreu de Palomar, que ve con buenos ojos dar continuidad a las restricciones de vehículos que ha habido durante el exilio del mercado. Hasta ahora, la carpa provisional ocupaba solo una mitad de la calle de Sant Adrià, pero los vehículos no podían acceder al segundo tramo y la gente «se ha acostumbrado a pasear en medio del trozo que está libre», dice el presidente del AVV, Miquel Ruiz. «Tenemos la plaza de Can Fabra, el recinto de la Fabra y Coats, las antiguas Dominicas, la Filadora, la Nave Central y la escuela de música. Son grandes centros culturales que si los uniéramos podríamos hacer grandes cosas«, defiende el líder vecinal.
De aquí que la asociación crea que un corte en esta zona «sería un gran avance». Ruiz defiende que rebajar el volumen de coches que pasan por las calles céntricas de Sant Andreu «sería ideal», pero mantiene a la vez que «hay que pensar en los servicios y en las necesidades de los comerciantes». En este sentido, el presidente del Eje Comercial, Pròsper Puig, recuerda que ellos también comparten la necesidad de reducir los vehículos, pero que no quieren oír hablar de una pacificación «total». «No queremos más coches, pero tampoco cortar la circulación de pura cepa. Apostamos por hacer el mismo que se ha hecho a Consell de Cent», dice Puig, que, puestos a pedir, reclama reconvertir el espacio del antiguo mercado en una zona de carga y descarga.
Ahora bien, a pesar de no cerrar ninguna puerta, Pròsper Puig insiste que el barrio no necesita «pacificaciones parciales», sino elaborar «un plan integral de la movilidad». «Hace años que pedimos una propuesta que examine la movilidad general. No estamos cerrados a nada, pero tenemos claro que Sant Andreu no necesita una supermanzana, sino ordenar el tráfico interno», mantiene el comerciante. Por ahora, el Ayuntamiento está estudiando como tiene que ser la movilidad que rodea la calle de Sant Adrià, donde se ubicaba el mercado provisional, pero en el último plenario del distrito los grupos aceptaron, a propuesta de ERC, impulsar un nuevo estudio general de la movilidad al barrio.

La plataforma pro Ágora quiere ir un paso más allá
Aprovechando el cambio de ubicación del Mercado de Sant Andreu, los partidarios de pacificar el núcleo antiguo han estudiado todas las opciones que ofrece el barrio. El Ágora central es la prioridad, pero la plataforma vecinal también quiere que el Ayuntamiento examine un cambio de usos de las calles de Rubén Darío y Riera de Sant Andreu, dos pequeñas avenidas que atraviesen el antiguo pueblo y que unen el centro neurálgico del barrio con la avenida Meridiana. «El aumento de vehículos que circulan a gran velocidad por estas calles está creando un fuerte conflicto y poniendo en verdadero peligro la seguridad de las personas. Esta problemática puede agraviarse si se introducen todavía más coches, aumentando la circulación de vehículos en el interior del barrio, que no serían propiamente de los vecinos. Por eso estamos convencidos de que una nueva reforma permitiría a la vez replantear la movilidad de toda la zona de manera muy positiva», mantienen desde la plataforma.
Àlex concreta algo más las intenciones vecinales. Considera «urgente» reformar Riera de Sant Andreu porque hay trozos sin alcantarillado que dificultan el día a día cuando llueve. El ideólogo de la propuesta también ve argumentos logísticos para reformarlo: «Es una calle que hace curva y pensada para los coches. No hay una acera bastante ancha y es un peligro peatonal», mantiene Àlex, que vería con buenos ojos sacar aparcamientos de la calle y «adaptar el trazado a los peatones». En el caso de Rubén Darío, la idea es hacer una plataforma única hasta la altura de la calle de Baskonia, una especie de pacificación pensada «para mejorar el acceso al nuevo mercado», que no acaba de arrancar echar.

El Ayuntamiento prepara un anteproyecto para hacer el Ágora
Según los cálculos vecinales, la reforma del Ágora podría estar acabada antes de acabar el mandato, y la pacificación de Rubén Darío y Riera, encarada. Pero de momento, la calle Sant Adrià –donde se ubicaba el antiguo mercado– vuelve a tener el aspecto original, con una calzada de varios carriles y dos aceras al lado. Ahora bien, varios pilones impiden actualmente el paso de vehículos –a pesar de estar la calle acabada– y no hay fecha para la reapertura. Fuentes oficiales del consistorio se limitan a decir que la actuación que se está haciendo ahora «es provisional«.
En todo caso, según ha podido saber este diario, el anteproyecto del Ágora ya estaría bastante avanzado y solo faltarían «algunos flecos», como por ejemplo analizar qué tipo de vehículos podrán pasar y por qué motivos. Fuentes consultadas por el TOT apuntan que los técnicos municipales están trabajando en dos propuestas, una de más restrictiva que la otra, y que todo ello dependerá del presupuesto municipal, que hoy por hoy es toda una incógnita.
Por otro lado, el proyecto de pacificación de las calles Rubén Darío y Riera, que dibujarían un tipo de supermanzana en Sant Andreu, tiene más incógnitas. Todos los grupos municipales, salvo de PP y Vox –se abstuvieron– votaron a favor de impulsar la reforma en el último plenario de Sant Andreu. A pesar de todo, desde la Plataforma Vecinal por el Ágora pronostican, en este caso, que «será complicado ver las obras acabadas este mandato por un tema de tempos».