El 26 de marzo de 1935, abría en los antiguos jardines del Palacio Moja el SEPU, unos grandes almacenes fundados por los ciudadanos suizos residentes en Barcelona, Henry Reisembach y Edouard Worms. La Sociedad Española de Precios Únicos fue considerada la primera cadena de grandes almacenes en todo el Estado, y también la primera en instalar escaleras mecánicas en sus dos centros de Barcelona y Madrid. Ofrecía ropa, cosmética, alimentos, juguetes, electrodomésticos y otros productos a precios realmente más reducidos que el resto de almacenes de la ciudad, como los Almacenes Capitol, el Barato, Casa Vilardell, los míticos almacenes Jorba o el Águila. Los barceloneses y barcelonesas de más de 40 años -cerró en el año 2000- probablemente recordarán el eslogan que durante décadas fue bandera del SEPU: “Quien calcula compra en SEPU«. Inspirándose en los almacenes Woolworth del Reino Unido, ofrecían precios que iban entre 1 y 5 pesetas.
Ataques del fascismo español
Además de ser unos almacenes populares, los dueños del SEPU, de origen judío, simpatizaron con las tesis republicanas. Una combinación que los puso en el punto de mira de Falange Española y del diario Arriba, que orquestaron durante años una campaña de desprestigio. «Estos judíos de SEPU dan motivos para ocuparse de ellos diariamente, por sus relaciones con los empleados que explotan. Si basta su sola presencia para producir indignación, si hasta los atropellos que con su personal cometen es suficiente para revolver al más tranquilo. Nosotros preguntamos ¿SEPU disfruta de patente de corso? ¿Quién ampara a SEPU? ¿Conoce el director de Trabajo los casos de SEPU?», se publicó el 12 de junio de 1935 en Arriba. La sucursal de Madrid fue asaltada por militantes de la Falange, que rompieron los cristales del establecimiento.
El asedio y las campañas de desprestigio duraron años, pero SEPU salió adelante.

El Corte Inglés y Zara, la competencia mortal
Durante décadas, el SEPU fue una referencia en la ciudad entre quienes querían ahorrar -había carnés de fidelización, descuentos importantes y muchas campañas para atraer clientes. E incluso mantuvo su espacio a partir del año 1962, cuando, a muy poca distancia, en la plaza de Cataluña, se inauguraba El Corte Inglés, un monstruo de diez plantas que llegaba desde Madrid a la ciudad para reinar en el centro. La prensa de la época lo definió como «uno de los establecimientos comerciales más grandes y modernos de Europa». «Nacemos ahora en Barcelona, y por eso somos barceloneses con todas las consecuencias. En cualquier momento, Barcelona siempre contará con vosotros», aseguró aquel día el director general del grupo, Ramón Areces, dirigiéndose a los primeros 425 trabajadores. Poco a poco, El Corte Inglés fue absorbiendo clientes de toda la ciudad y abrió nuevos centros. También trajo famosos para atraer clientes, como Sofia Loren, Uri Geller, Rocío Jurado y Miguel Bosé.
Hasta que con la crisis del petróleo de los años setenta, las ventas cayeron y la compañía tuvo que recurrir a créditos bancarios para pagar nóminas y recortar a la mitad la plantilla total. Coincidía en el tiempo con el boom de El Corte Inglés en Barcelona y con el aterrizaje de Zara, que comenzó a ofrecer productos de moda que imitaban la alta gama pero a precios populares. El cóctel de la competencia era cada vez más peligroso, hasta que en 1984 SEPU hizo la primera suspensión de pagos. La segunda fue en 1994, y en el año 2000 cierra definitivamente su negocio en Barcelona y se concentra solo en Madrid y Zaragoza durante dos años más.