La llegada de cruceros a Barcelona se ha convertido en un tema controvertido en la ciudad. Mientras que el Ayuntamiento continúa insistiendo que hay que limitarlos, el Puerto sigue trabajando con su recuperación. Según un estudio que ha realizado la Universitat de Barcelona a partir de los datos registrados del año 2019, un escenario prepandémico, el número de turistas que llegan a la capital catalana a través de estos barcos solo supone un 4,1% del turismo.
Este estudio de la UB también prevé que entre este año y el próximo, el turismo de cruceros aportarán el 13% de los ingresos del impuesto turístico del Ayuntamiento, es decir, unos 8 millones de euros este año y 9 millones el próximo año. Unas cifras que el director de Cruise Lines International Association (CLIA) en el Estado, Alfredo Serrano, considera «muy positivas» y, por eso, pide más colaboración con el Ayuntamiento. Estas cifras estimadas suponen un crecimiento significativo respeto las del 2019, donde los cruceristas aportaron el 8,4% de los ingresos del impuesto turístico gestionado por el Ayuntamiento.
Concretamente, el estudio de la universidad barcelonesa detalla que los meses de más concurrencia de cruceristas en Barcelona son el septiembre y el octubre, con un 5,6% y un 5,3% del total respectivamente, mientras que al otro extremo se sitúa el diciembre y el febrero.
Críticas al recargo del impuesto municipal
A pesar de que las cifras previstas de los ingresos del impuesto municipal sean «muy positivas» por Serrano, el director de CLIA ha criticado duramente el recargo del impuesto que se los hace a las compañías de cruceros. «Un turista que pase unas horas en Barcelona tendrá que pagar 5,75 euros por persona, multipliquémoslo por una familia de 4 o 5 personas…», ha comentado Serrano. Estas cantidades de dinero que consideran «muy significativas» las han asumido, de momento, las navieras. El director lamenta que el crucero es el único medio de transporte al cual se le aplica una tasa de estas características: «Es una paradoja. Alguien puede venir en Cataluña en tren o en coche, vuelve, y si no pernocta, no paga el impuesto», añade.
