Turistas sí, turistas no. Este es uno de los grandes dilemas que centran, de forma periódica, el debate público en Barcelona. Ahora sabemos que cuatro de cada diez barceloneses consideran que los turistas condicionan su movilidad dentro de la ciudad, según un estudio reciente de la Universitat Rovira i Virgili (URV) hecho a 4.000 personas, turistas y residentes en Barcelona. En cuanto a los cruceristas, el 90% dice que su estancia ha sido «agradable», pero la mitad asegura que se han encontrado «demasiada gente» visitando los espacios más emblemáticos de Barcelona.
Por otro lado, el estudio, recogido por la ACN, apunta que el 28,3% de los encuestados asegura perder parte de la sensación de confort en el transporte público fruto de la masificación turística y un cuarto de la población cree que la puntualidad del servicio está condicionada por los turistas. En cuanto a las personas extranjeras que venden en cruceros, el 80% dice sentirse seguro en la ciudad y el 95% apunta que desplazarse por la ciudad «es fácil».
Las zonas con más concentración turística
El estudio también muestra las zonas preferidas por los cruceristas. El 100% visita el distrito de Ciutat Vella, desplazándose mayoritariamente a pie durante dos horas de media. A continuación aparecen distritos como el Eixample y Gràcia. Nou Barris y Sant Andreu, en cambio, no reciben ninguna visita procedente del turismo de crucero.
El estudio pone datos a la concentración turística en los lugares más visitados de la ciudad. La mayoría (96,7%) se concentra en las Ramblas o alrededores, tres cuartas partes en plaza de Cataluña y el Passeig de Gràcia y seis de cada diez, en la Sagrada Familia.
Riesgos para la gente de los barrios
Según este estudio, la presencia de turistas afecta negativamente la calidad de vida del 17% de los barceloneses, una cifra que aumenta hasta el 23% en los barrios turísticos. Por todo ello, el informe advierte de que la masificación turística puede provocar un agravio entre la población de diferentes barrios y una pérdida del sentimiento de pertenencia. Además, se apunta que las situaciones más delicadas ya no solo se viven durante el verano, sino durante todo el año.
